La “Santa de las Cloacas”
En el día de su canonización, selecciono algunos párrafos del artículo que escribí en el 2013 sobre la entonces Beata Teresa de Calcuta.
La “Santa de las Cloacas”, beatificada en 2003 por Juan Pablo II, recibió el título de madre de los pobres. Con toda razón ha sido valorada como una de las personalidades más relevantes del siglo pasado. La de origen albanés, asombró al mundo con su entrega al servicio de los pobres entre los más pobres. En los tiempos de la teología de la liberación, dio una respuesta convincente a la situación de la miseria extrema. Como religiosa, en su primera y segunda vocación, conservó la comunión con la Iglesia católica. Juan Pablo II la definió como la mujer enamorada de Dios, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad (Homilía en la beatificación, citada con el año 2003). De pequeña estatura, dialogó con los grandes dirigentes de este mundo siendo incontables los premios, honores, elogios universales y el Premio Nóbel de la Paz en 1979. Por su mensaje de paz y humildad, se relacionó con toda clase de personas, creyentes o no, ciudadanos o políticos, oprimidos o personas causantes de la violencia. Y para que su obra y espíritu continuaran fundó a las Misioneras de la caridad. A su muerte en 1997 pertenecían a su congregación unos cuatro mil miembros en 610 fundaciones y en 123 países del mundo.
Amor a los más pobres entre los pobres.
En 1947 la hermana Teresa decidió trabajar por los más pobres, consciente de que Dios la necesitaba: “ven y sé mi luz. No puedo ir solo”. Jesús le reveló su dolor por el olvido de los pobres y Teresa se sintió llamada por Dios, por lo que más tarde definió como “la llamada de la llamada”. Y a la vocación segunda, la respuesta de donación total con “miles” de anécdotas mundialmente conocidas y que manifiestan su amor los pobres. Baste recordar su oración para aprender amar: “Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; cuando tenga sed, dame a alguien que precise agua; cuando sienta frío, dame a alguien que necesite calor; cuando sufra, dame a alguien que necesite consuelo; cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro...” .. “Señor, cuando piense en mi mismo….Vuelve mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos. Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso”.
Respuesta contundente a la liberación cristiana
Por los mismos años del servicio a los pobres por parte de la “Santa de las Cloacas”, surgió y se desarrolló la teología y práctica de la liberación. Prescindo de tantos criterios que desunen para resaltar las coincidencias. Entre la respuesta de madre Teresa a los pobres y la Teología de la liberación existen grandes coincidencias: el pobre al que ayudar y el sufrimiento humano a suprimir. El teólogo y quien socorre al moribundo están unidos por los criterios de la liberación cristiana. En definitiva, los dos rechazan al rico epulón, quieren imitar al buen samaritano y aplicar la respuesta de quien sentenció: ‘¡Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino preparado para vosotros desde el comienzo del mundo! Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed…“ (Mt 25, 31-46. 34.)
Al margen de criterios teológicos, encuentro en la vida de Teresa de Calcuta una respuesta contundente al tema de la liberación cristiana. Preguntas que me hiciera en el ayer, tienen actualidad en el hoy: ¿qué fundamentos sostienen la liberación cristiana? ¿Cómo estructurar teológicamente la liberación cristiana? ¿Qué pide el servicio liberador? ¿Urge hoy la opción preferencial por los pobres?
Ahora, y en plan de conclusiones, afirmo que la beata Teresa de Calcuta se oponía totalmente al horizontalismo teológico. Porque ella unía su fe en Dios y en comunión eclesial a las situaciones concretas de injusticia y dolor. Su compromiso con los pobres respondió a su opción como cristiana y mucho más como religiosa. Aunque no fuera consciente, ella aplicó la dinámica del “ver-juzgar-actuar”. Su servicio liberador era profundamente humano, de amor maternal, con una motivación religiosa y en ocasiones mística. Brilló siempre el sacrificio, el desinterés más absoluto, la práctica de un amor-caridad heroica en ocasiones. Y siempre, la donación al máximo de la propia persona a favor de los más pobres entre los pobres
Más que opción preferencial por los pobres, es toda la vida de la Beata que estuvo consagrada a los que carecían del mínimo de salud, atención médica, afecto y de bienes materiales. Son los que soportan una vida infrahumana, de miseria, a imitación de Lázaro ante el rico epulón.
Por vocación especial, madre Teresa y las religiosas misioneras de la caridad, cultivan su amor al pobre por su dignidad de personas necesitadas; la condición de hijos de Dios, el testimonio de Cristo que se identificó con los «más pequeños de sus hermanos» (Mt 25,40.45).
Corresponsable en una Iglesia creíble
Como religiosa misionera y como portadora del mensaje cristiano en el mundo entero, la beata Teresa de Calcuta colaboró para que la Iglesia fuera más creíble. Sus testimonios de amor fraterno convencían a creyentes y no creyentes, a católicos y no católicos. En una ocasión, Teresa tuvo que manifestar su identidad y la motivación de su obra. Resueltamente contesta: "no soy una trabajadora social. No lo hago por eso. Lo hago por Cristo. Lo hago por la Iglesia"». Y en otra ocasión y con más precisión concretó: “de sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.
La “Santa de las Cloacas”, beatificada en 2003 por Juan Pablo II, recibió el título de madre de los pobres. Con toda razón ha sido valorada como una de las personalidades más relevantes del siglo pasado. La de origen albanés, asombró al mundo con su entrega al servicio de los pobres entre los más pobres. En los tiempos de la teología de la liberación, dio una respuesta convincente a la situación de la miseria extrema. Como religiosa, en su primera y segunda vocación, conservó la comunión con la Iglesia católica. Juan Pablo II la definió como la mujer enamorada de Dios, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad (Homilía en la beatificación, citada con el año 2003). De pequeña estatura, dialogó con los grandes dirigentes de este mundo siendo incontables los premios, honores, elogios universales y el Premio Nóbel de la Paz en 1979. Por su mensaje de paz y humildad, se relacionó con toda clase de personas, creyentes o no, ciudadanos o políticos, oprimidos o personas causantes de la violencia. Y para que su obra y espíritu continuaran fundó a las Misioneras de la caridad. A su muerte en 1997 pertenecían a su congregación unos cuatro mil miembros en 610 fundaciones y en 123 países del mundo.
Amor a los más pobres entre los pobres.
En 1947 la hermana Teresa decidió trabajar por los más pobres, consciente de que Dios la necesitaba: “ven y sé mi luz. No puedo ir solo”. Jesús le reveló su dolor por el olvido de los pobres y Teresa se sintió llamada por Dios, por lo que más tarde definió como “la llamada de la llamada”. Y a la vocación segunda, la respuesta de donación total con “miles” de anécdotas mundialmente conocidas y que manifiestan su amor los pobres. Baste recordar su oración para aprender amar: “Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; cuando tenga sed, dame a alguien que precise agua; cuando sienta frío, dame a alguien que necesite calor; cuando sufra, dame a alguien que necesite consuelo; cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro...” .. “Señor, cuando piense en mi mismo….Vuelve mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos. Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso”.
Respuesta contundente a la liberación cristiana
Por los mismos años del servicio a los pobres por parte de la “Santa de las Cloacas”, surgió y se desarrolló la teología y práctica de la liberación. Prescindo de tantos criterios que desunen para resaltar las coincidencias. Entre la respuesta de madre Teresa a los pobres y la Teología de la liberación existen grandes coincidencias: el pobre al que ayudar y el sufrimiento humano a suprimir. El teólogo y quien socorre al moribundo están unidos por los criterios de la liberación cristiana. En definitiva, los dos rechazan al rico epulón, quieren imitar al buen samaritano y aplicar la respuesta de quien sentenció: ‘¡Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino preparado para vosotros desde el comienzo del mundo! Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed…“ (Mt 25, 31-46. 34.)
Al margen de criterios teológicos, encuentro en la vida de Teresa de Calcuta una respuesta contundente al tema de la liberación cristiana. Preguntas que me hiciera en el ayer, tienen actualidad en el hoy: ¿qué fundamentos sostienen la liberación cristiana? ¿Cómo estructurar teológicamente la liberación cristiana? ¿Qué pide el servicio liberador? ¿Urge hoy la opción preferencial por los pobres?
Ahora, y en plan de conclusiones, afirmo que la beata Teresa de Calcuta se oponía totalmente al horizontalismo teológico. Porque ella unía su fe en Dios y en comunión eclesial a las situaciones concretas de injusticia y dolor. Su compromiso con los pobres respondió a su opción como cristiana y mucho más como religiosa. Aunque no fuera consciente, ella aplicó la dinámica del “ver-juzgar-actuar”. Su servicio liberador era profundamente humano, de amor maternal, con una motivación religiosa y en ocasiones mística. Brilló siempre el sacrificio, el desinterés más absoluto, la práctica de un amor-caridad heroica en ocasiones. Y siempre, la donación al máximo de la propia persona a favor de los más pobres entre los pobres
Más que opción preferencial por los pobres, es toda la vida de la Beata que estuvo consagrada a los que carecían del mínimo de salud, atención médica, afecto y de bienes materiales. Son los que soportan una vida infrahumana, de miseria, a imitación de Lázaro ante el rico epulón.
Por vocación especial, madre Teresa y las religiosas misioneras de la caridad, cultivan su amor al pobre por su dignidad de personas necesitadas; la condición de hijos de Dios, el testimonio de Cristo que se identificó con los «más pequeños de sus hermanos» (Mt 25,40.45).
Corresponsable en una Iglesia creíble
Como religiosa misionera y como portadora del mensaje cristiano en el mundo entero, la beata Teresa de Calcuta colaboró para que la Iglesia fuera más creíble. Sus testimonios de amor fraterno convencían a creyentes y no creyentes, a católicos y no católicos. En una ocasión, Teresa tuvo que manifestar su identidad y la motivación de su obra. Resueltamente contesta: "no soy una trabajadora social. No lo hago por eso. Lo hago por Cristo. Lo hago por la Iglesia"». Y en otra ocasión y con más precisión concretó: “de sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.