¿Siglo XX, siglo del aborto, el siglo XXI será de la eutanasia? -1-
El Gobierno español aprobará en marzo próximo una ley sobre la muerte digna, para "morir sin dolor cuando la ciencia médica permita que así sea". Será la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna para garantizar los derechos de los pacientes en situación terminal, según lo ha anunciado el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha precisado que "no es una ley de eutanasia".
Ante la noticia, lectores de Religión digital han expresado su opinión como Michelle que afirma: “para una muerte Digna , no hay que crear leyes humanas , basta con la Divina , que es la Superior. El Gobierno solo busca legalizar la eutanasia,
y acabar pronto con el prójimo que le estorba o ya no le es útil. Es el gobierno queriendo ocupar la silla de DIOS. Porque es un gobierno que no respeta a Dios, que no tiene FE . Es una ley con un vestido para disfrazar el exterminio”. Otra opinión es la de Yo mismo: “yo creo que esto es lo que se viene aplicando en todos los hospitales de España. Cuando un enfermo está en una situación terminal, que le queda muy poco tiempo de vida y empieza a tener grandes dolores y sufrimientos y se sabe que se va a morir, en las unidades de cuidados paliativos ya le ponen el tratamiento necesario para que no sufra, aunque esto pueda acortar unos días la vida. Esto no es eutanasia y la iglesia siempre ha dicho que había que seguir avanzando en los cuidados paliativos y que ese era el camino.” Ante la problemática sobre la eutanasia conviene, en primer lugar, claridad de conceptos y “clarificar” quienes están a favor de la eutanasia legalizada.
Claridad en los conceptos
Para evitar confusiones, conviene concretar los sentidos que admite la eutanasia.
En sentido estricto «se entiende (por eutanasia) una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor» (SCFE 1980). Comprende, por tanto, una terapia planificada para procurar la muerte, antes de lo que se esperaba, del enfermo crónico, del moribundo o de la persona inútil.
La positiva o la negativa.
La acción directa encaminada a procurar sin más la muerte del moribundo es la eutanasia positiva. La negativa implica la omisión planificada de los medios que prolongarían la vida. Estos medios pueden ser ordinarios o extraordinarios, proporcionados o desproporcionados.
La distanasia.
Acción que aleja la muerte prolongando inútilmente una vida desesperanzada con medios desproporcionados, extraordinarios, costosos, contrarios al derecho a morir con dignidad y a la capacidad del sufrimiento del enfermo y de los familiares.
Sentidos incompletos.
Por ejemplo, la eutanasia entendida como muerte dulce, sin dolor, a la que tiende la medicina. También se la conoce como la muerte causada por piedad para quitar los últimos sufrimientos o para evitar a los enfermos subnormales o incurables. Igualmente incompleta resulta la eutanasia como acción mitigadora de los sufrimientos por medio de analgésicos o la decisión de no acudir a los «medios extraordinarios» para prolongar la vida.
La eutanasia como reto al mundo secularizado
La eutanasia interpela al legislador que optó por el aborto pero siente -por ahora- el horror de una aceptación coherente; al que exalta la libertad y no encuentra razones, para negar una anticipación de la muerte. Al político materialista que condenó a Hitler pero no sabe qué hacer con las. personas inútiles. Al utilitarista pragmático, perplejo ante el alto porcentaje de suicidios en los países más adelantados. Y a la misma medicina, que ve divididos a quienes optaron por la vida, aunque la mayoría todavía rechace la eutanasia.
A favor de la eutanasia legalizada está:
la ideología materialista y pragmática, que ve la eutanasia como un derecho de la persona y de la familia en situación desesperada, sin esperanza ante un dolor sin sentido;
'. el estatista que legalizó el aborto: si la historia maduró permitiendo legalmente la desaparición de vidas conflictivas, se preguntará ¿por qué no dar un paso más y permitir legalmente la eutanasia?, ¿no se trata de la renuncia voluntaria al derecho de vivir realizada en nombre de otros derechos superiores?;
'. el pseudohumanista que contempla la eutanasia como un gesto de heroísmo personal y un acto de amor hacia la familia. Se trata de no sufrir ni hacer sufrir en nombre de la libertad quien elige una muerte digna y no se resigna a la fatalidad de la muerte lejana;
'. la ética de la situación llegará a la eutanasia en nombre del dictamen libre de la conciencia autónoma. Ante el dramatismo de la persona-en-situación pedirá la abolición de una ley que no debe oprimir más. Considera que es un derecho humano el planificar y decidir la clase de muerte sin recibir la calificación de suicidio ni de homicidio.
Con estos conceptos y respuestas, estamos en condición de dar un juicio sobre la eutanasia en general y sobre los conflictos de valores que genera.
Ante la noticia, lectores de Religión digital han expresado su opinión como Michelle que afirma: “para una muerte Digna , no hay que crear leyes humanas , basta con la Divina , que es la Superior. El Gobierno solo busca legalizar la eutanasia,
y acabar pronto con el prójimo que le estorba o ya no le es útil. Es el gobierno queriendo ocupar la silla de DIOS. Porque es un gobierno que no respeta a Dios, que no tiene FE . Es una ley con un vestido para disfrazar el exterminio”. Otra opinión es la de Yo mismo: “yo creo que esto es lo que se viene aplicando en todos los hospitales de España. Cuando un enfermo está en una situación terminal, que le queda muy poco tiempo de vida y empieza a tener grandes dolores y sufrimientos y se sabe que se va a morir, en las unidades de cuidados paliativos ya le ponen el tratamiento necesario para que no sufra, aunque esto pueda acortar unos días la vida. Esto no es eutanasia y la iglesia siempre ha dicho que había que seguir avanzando en los cuidados paliativos y que ese era el camino.” Ante la problemática sobre la eutanasia conviene, en primer lugar, claridad de conceptos y “clarificar” quienes están a favor de la eutanasia legalizada.
Claridad en los conceptos
Para evitar confusiones, conviene concretar los sentidos que admite la eutanasia.
En sentido estricto «se entiende (por eutanasia) una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor» (SCFE 1980). Comprende, por tanto, una terapia planificada para procurar la muerte, antes de lo que se esperaba, del enfermo crónico, del moribundo o de la persona inútil.
La positiva o la negativa.
La acción directa encaminada a procurar sin más la muerte del moribundo es la eutanasia positiva. La negativa implica la omisión planificada de los medios que prolongarían la vida. Estos medios pueden ser ordinarios o extraordinarios, proporcionados o desproporcionados.
La distanasia.
Acción que aleja la muerte prolongando inútilmente una vida desesperanzada con medios desproporcionados, extraordinarios, costosos, contrarios al derecho a morir con dignidad y a la capacidad del sufrimiento del enfermo y de los familiares.
Sentidos incompletos.
Por ejemplo, la eutanasia entendida como muerte dulce, sin dolor, a la que tiende la medicina. También se la conoce como la muerte causada por piedad para quitar los últimos sufrimientos o para evitar a los enfermos subnormales o incurables. Igualmente incompleta resulta la eutanasia como acción mitigadora de los sufrimientos por medio de analgésicos o la decisión de no acudir a los «medios extraordinarios» para prolongar la vida.
La eutanasia como reto al mundo secularizado
La eutanasia interpela al legislador que optó por el aborto pero siente -por ahora- el horror de una aceptación coherente; al que exalta la libertad y no encuentra razones, para negar una anticipación de la muerte. Al político materialista que condenó a Hitler pero no sabe qué hacer con las. personas inútiles. Al utilitarista pragmático, perplejo ante el alto porcentaje de suicidios en los países más adelantados. Y a la misma medicina, que ve divididos a quienes optaron por la vida, aunque la mayoría todavía rechace la eutanasia.
A favor de la eutanasia legalizada está:
la ideología materialista y pragmática, que ve la eutanasia como un derecho de la persona y de la familia en situación desesperada, sin esperanza ante un dolor sin sentido;
'. el estatista que legalizó el aborto: si la historia maduró permitiendo legalmente la desaparición de vidas conflictivas, se preguntará ¿por qué no dar un paso más y permitir legalmente la eutanasia?, ¿no se trata de la renuncia voluntaria al derecho de vivir realizada en nombre de otros derechos superiores?;
'. el pseudohumanista que contempla la eutanasia como un gesto de heroísmo personal y un acto de amor hacia la familia. Se trata de no sufrir ni hacer sufrir en nombre de la libertad quien elige una muerte digna y no se resigna a la fatalidad de la muerte lejana;
'. la ética de la situación llegará a la eutanasia en nombre del dictamen libre de la conciencia autónoma. Ante el dramatismo de la persona-en-situación pedirá la abolición de una ley que no debe oprimir más. Considera que es un derecho humano el planificar y decidir la clase de muerte sin recibir la calificación de suicidio ni de homicidio.
Con estos conceptos y respuestas, estamos en condición de dar un juicio sobre la eutanasia en general y sobre los conflictos de valores que genera.