¿Soluciona el reino de Dios los problemas humanos?

La clave sexta propone vivir según el reino-reinado de Dios porque es la categoría ético-cristiana que mejor engloba las respuestas principales del discípulo o seguidor de Cristo que desea estar presente en su proyecto salvífico y liberador. Y proponemos el reino-reinado de Dios como la presencia del Señor en las personas, relaciones, instituciones y tareas según las exigencias de verdad, justicia, libertad, paz, vida, amor y gracia para humanizar y salvar a los hombres.
Sobre las realizaciones concretas de este vivir según el reino de Dios tratarán los próximos artículos que plantearán y responderán, entre otros temas, sobre cómo vivir en plenitud la verdad, qué hacer para humanizar el mundo por la justicia, por qué existe libertad máxima para unos y mínima para otros, qué exige vivir como Cristo libres para amar, en qué fundamentos se apoya la liberación cristiana, quién está contra la vida humana, cómo inserta la Iglesia la cultura de la vida en el reino de Dios, qué motivaciones necesitamos para vivir en paz, si es posible un amor sexual sin ley y contra la salud, y si ha entendido la Iglesia el amor radicalizado de Jesús.
Y como introducción, los criterios, perspectivas y respuestas al reino de Dios que presentan al hombre sincero, justo, libre, en paz, defensor de la vida y que procura amar y vivir en amistad con Dios como buen discípulo de Jesús. Ciertamente: si el hombre viviera conforme al reino de Dios predicado por Jesús, muchos de los problemas tendrían solución. Ciertamente: el camino para una humanidad mejor pasa, tiene como condición, la puesta en práctica de la Buena nueva testimoniada y predicada por Jesús. Sí, soluciona el reino de Dios los problemas humanos....pero necesita la colaboración de sus miembros

¿En qué consiste el reino de Dios?
El centro de la predicación de Jesús no fue su persona, ni la Ley, ni Dios en sí mismo, sino el Reino de Dios que comprende la salvación del hombre en la tierra y la gloria de Dios en el cielo.
Algunas interpretaciones
Se puede comprender el reino de Dios como el resumen de la persona de Cristo y su obra. Es fácil comprobar las exigencias del Reino en el testimonio del hombre Jesús sincero, justo, libre, pacífico, promotor de la vida, referente del amor y Redentor que reconcilia al hombre con Dios. Por otra parte, su mensaje puede resumirse en las categorías del reino que él predicaba, la verdad en lo humano y en lo religioso, la justicia humana y cristiana, la libertad de ataduras sociales y personales, la paz a todo nivel, la vida sanando el cuerpo y perdonando pecados, el amor fraterno y con Dios y la vida presente continuada en el más allá de la muerte.
Aunque “reinado” suena a poder temporal, sin embargo lo que pretendía Jesús era la presencia con verdad y por amor de Dios en el corazón humano y en las relaciones interpersonales. Presencia que puede aplicarse a las instituciones y a cualquier tarea persona.
En el Padre nuestro pedimos “venga a nosotros tu reino”. Según el Compendio del Catecismo, con esta petición, la Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios mediante el retorno de Cristo en la gloria (CEC 590).
Y otros posibles significados. En el reino de Dios podemos contemplar el amor compasivo de Dios que reina en todos los seres humanos; el camino del bautizado para llegar al cielo; el dinamismo unificado de Dios y del hombre (felicidad) en la salvación; la fuente que justifica las principales respuestas del seguidor de Jesucristo.

Los valores del Reino de Dios
Ante todo, el Reino revela la soberanía y el amor compasivo de Dios. Porque Dios quiere reinar por el amor compasivo en cada persona y en las instituciones humanas con manifestaciones humanas y cristianas. Más aún, el Reino es Dios mismo quien está presente y operante en el mundo comunicando su vida y amor y recibiendo la adhesión del hombre. Dios reina en la medida en que se hace presente su amor compasivo y se cumple su voluntad.
Esta soberanía se manifiesta como presencia de misericordia. El Reino que Jesús enseña es el de Padre Dios que acoge con misericordia al pecador. La soberanía no admite en Jesús ningún sentido político de poder. Dios está presente (no ausente ni distante) en cada persona con el matiz del amor que comprende, que es tierno y perdona. Por lo tanto, el Reino como planteamiento global de Jesús es diferente al de la liturgia del templo, rigorismo de Juan Bautista, puritanismo de los fariseos o la vida monástica de Qumrán. Es suficiente una ojeada a la vida de Jesús para palpar las diferencias y hasta la oposición surgidas de la creatividad del Maestro y Salvador. Cristo predica con el Reino la unión íntima de la soberanía de Dios junto con la felicidad del hombre. Quien fuera Camino presenta el “camino” que tiene el hombre para llegar a la meta, Dios en el cielo.
En un sentido pleno, el Reino indica la liberación personal y comunitaria, temporal y escatológica, mediante la participación de Dios en el hombre por su gracia y el cumplimiento de la ley de Cristo. En el contexto del Nuevo Testamento, el Reino de Dios señala cuáles son las relaciones interpersonales justas, sinceras, de vida digna, libres, pacíficas animadas por el amor y la gracia.

Perspectivas presentes en el reinado de Dios Dios Padre y los hombres hermanos, Cristo salvador, la Iglesia comunidad por el reino, el Espíritu como el santificador y la vida eterna como final escatológico, constituyen las perspectivas del reino y reinado de Dios.
En el misterio del Reino encontramos muchas de las verdades fundamentales del Nuevo Testamento que nos habla de Dios Padre y de lo hombres sus hijos llamados a gozar de Dios en el cielo. El Dios Padre y los hombres sus hijos, forman la familia donde todos se relacionaran como hermanos, pues participan de la misma vida divina, la misma vocación y el mismo destino escatológico.
¿Predomina la dimensión cristocéntrica?Así lo confirmó el Vaticano II: “este reino brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo”;...”los milagros de Jesús confirman que el reino ya llegó a la tierra (Lc 11,2; Mt 12, 28)...” Pero, sobre todo, el reino se manifiesta en la persona misma de Cristo, Hijo de Dios e Hijo del hombre...” (LG 5). Efectivamente, Cristo es la personificación del Reino, es el enviado por el Padre, es la irrupción irreversible de la soberanía o nuevo reinado de Dios.
¿Ausente el Espíritu en el Reino? No Porque el Espíritu, que procede del Padre y del Hijo, actúa con sus dones y carismas en todos los fieles: Él enseña, consuela y fortalece en el estadio temporal del Reino y guía en todo el proceso de la vocación cristiana que culminará en el estadio escatológico del Reino, en el cielo, después de la resurrección.
¿Dónde se realiza el proyecto de Jesús? El Dios uno y trino dirige el proyecto del Reino predicado por Jesús al nuevo Pueblo de Dios y no simplemente a cada persona aislada, sino a una comunidad concreta que lo instaurará en la tierra. Así lo expresó el Vaticano II: “el misterio de la santa Iglesia se manifiesta en su fundación. Pues nuestro Señor Jesús dio comienzo a la Iglesia predicando la buena nueva, es decir, la llegada del reino de Dios”...”La Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador... recibe la misión de anunciar el reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese reino...” (LG 5).
¿Un reino simplemente humano? No, porque la dimensión salvífica es fundamental. Junto a la persona del Hijo de Dios también está presente su obra de salvación y su mensaje sobre la conducta acerca de los principios básicos de humanización( cf CEC 2816). Por eso, "preguntado por los fariseos cuándo llegaba el reino de Dios, Jesús les respondió: “el reino de Dios está entre vosotros" (Lc 17, 20s). ¿Incluye una dimensión fundamental escatológica? Cierto. Es uno de los sentidos del “venga a nosotros tu Reino”, contenido en el Padre Nuestro. Así lo confirma el Compendio del Catecismo. Al plantear la pregunta “¿qué pide la Iglesia cuando suplica “venga a nosotros tu Reino”? da como respuesta: “la Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios mediante el retorno de Cristo en la gloria” (590 cf. Cat 2816-2821 y 2859)
¿Existe una fusión del estadio escatológico con el temporal? Así lo afirma el mismo texto del Compendio que junto a la perspectiva escatológica del Reino de Dios añade la temporal: en el Padre nuestro también “la Iglesia ora para que el Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu y de la Esposa: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20) (cf. CEC 2816-2821 y 2859)

Las respuestas
Vivir según el reino de Dios es la respuesta fundamental del discípulo de Jesús comprometido a seguir al Maestro en los compromisos del cristiano sincero por la verdad, responsable según la justicia, coherente por su libertad, tolerante como hombre de paz, servicial a toda necesidad de la -vida, apasionado según el amor, y amigo de Dios por la gracia que recibe de Jesucristo.
En este contexto cabe hablar de fe y conversión: para pertenecer al Reino (Mc 1,15; Mt 13), respuesta personales según Pablo (Gal 5,20-26...Rm 7,14-25; 2Cor 4,1-2; 6,3-10. La valoración coherente de quien está dispuesto a vender-sacrificar algo para comprar la perla (Mt 13,44-45); el deseo ardiente por la venida del Reino al rezar el Padre nuestro; la colaboración para que sea efectivo el reinado de Dios; la aplicación de las parábolas de Mt 13,3 el sembrador, la zizaña 24, la levadura 31, el tesoro-perla 44, la red 47....Y cuanto pide la vivencia de las Bienaventuranzas de Mt 5,1s
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