Los abuelos participan en la vida feliz o desgraciada de su familia

La persona mayor que vive con sus hijos y nietos participa de la situación positiva o negativa del grupo familiar: de paz, graves problemas internos, seguridad, riqueza o pobreza.
El mensaje de la Iglesia sobre la familia es único pero los receptores, abuelos, hijos y nietos, son diferentes según sea la situación humana o religiosa. Con toda modestia, presento una tipología o clasificación de las familias, fruto de cuanto observé y traté en el ministerio pastoral desde hace más de cincuenta años con grupos familiares o con algunos de sus miembros. Como factores para la clasificación, elijo: 1º la convivencia: familia humana en paz o con graves conflictos. 2º La seguridad: familia protegida o bombardeada. 3º La fe de quienes fueron bautizados: familia de creyentes o con miembros indiferentes o ateos. 4º La práctica religiosa: familia practicante o alejada de la Iglesia. Y 5º la comunión-fidelidad: familia fiel o sin comunión eclesial.

Familia humana en paz o con graves conflictos
Este primer modelo de familia humana vive con paz y amor o con tensiones y graves conflictos.
1-Familia humana en paz. Sin conflictos especiales. Entre todos los miembros de esta comunidad predomina el respeto mutuo, la responsabilidad, la paz, y, sobre todo, el amor. Los conflictos interpersonales y las tensiones de convivencia son ocasionales y breves. Diríamos que “normales”. Nos encontramos ante lo que se puede llamar “familia feliz”. En ella, los abuelos también participan del bienestar familiar.
2-Familia humana con graves problemas. En ella abundan las tensiones y los conflictos graves en las relaciones interpersonales. Algunos ejemplos: las peleas hasta con golpes físicos entre los esposos, el abandono del hogar de uno de los cónyuges o el divorcio de la pareja con el trauma para los hijos. También es grave la irresponsabilidad de los padres como educadores por el descuido, las preferencias o por los “caprichos” que otorgan a los hijos. Tensión y problemas surgen por la irresponsabilidad de los hijos en los estudios, por la rebeldía ante la normativa familiar, las salidas nocturnas, la droga o las riñas entre ellos causadas por la herencia. Y para colmo de esta modalidad de familia: la presencia de graves enfermedades que hipotecan la libertad y la comodidad.
En este grupo humano no hay paz, no hay amor, no hay familia. Y el que puede huye de la casa. De ordinario, la gran víctima es la esposa y madre. Los abuelos sufren en silencio, pero en ocasiones aconsejan y dan paz con su presencia.


Familia protegida o desprotegida
En el mundo existe un porcentaje mínimo de familias que se sienten seguras porque gozan de la protección necesaria para la realización personal de sus miembros: tienen trabajo, dinero, salud y amparo de la sociedad. Por el contrario, en un mayor porcentaje escandalosamente mayor, están las familias desprotegidas, bombardeadas por dentro y por fuera, carentes de los más elementales derechos humanos en el área económica, social y política.

3-Familia protegida, con seguridad.
Diversas modalidades: la familia “burguesa”, la acomodada y la “millonaria”. Dato común: sus miembros gozan de los derechos humanos que garantizan una vida digna en vivienda, educación, trabajo, comida, y libertad para residir donde quieran. Y hasta pueden mirar el futuro con tranquilidad. El anciano-a también goza de los mismos derechos.

4-Familia desprotegida y bombardeada
Varias modalidades: la familia en la miseria y que “pasa hambre”, la familia pobre en recursos económicos, sin trabajo ni educación suficiente. También las familias que son perseguidas políticamente o que sufren diversas presiones sociales, políticas o religiosas. En muchas, existe el temor a morir por enfermedad, o bien la necesidad de emigrar a otro país por razones de pobreza, religión o ideología política.
¿Datos? Recordar que, aproximadamente, en el mundo, un 20% disfruta del 80% de los bienes materiales, y un 80% de habitantes solamente dispone del 20%. Y denunciar que dentro de las familias quienes más sufren la desigualdad son los más débiles: los ancianos, las mujeres, los niños y los enfermos graves.
Junto a la convivencia y la seguridad de la familia humana, están los factores de fe, práctica religiosa y comunión eclesial. Tema para el próximo artículo.
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