¿Para quién anochece y amanece?
Tres respuestas son posibles: desde la naturaleza, desde la vida humana o desde la fe
Ante todo tengamos presente los rasgos que la naturaleza nos ofrece al final de un día, el anochecer, y el comienzo de otro, el amanecer. Aquí tenemos, a modo de metáfora, el fundamento para hablar de toda persona que finaliza una obra o un periodo de su vida, sería el anochecer, y comienza otra obra o etapa de su vida, que sería el amanecer. Con este doble ejemplo, sitúo al creyente anciano que acepta desde la fe sus limitaciones y enfermedades graves, el anochecer de su vida temporal, y gracias a la esperanza confía que después de la muerte podrá gozar del amanecer, de la vida eterna, prometida por Jesús a quienes le siguieron fielmente.
Desde la naturaleza
Anochecer se define como “empezar a faltar la luz del día, venir la noche”. Viene del latín noctescere, hacerse de noche. Desaparece la luz solar y se hace de noche. Así, la procesión de la Virgen del Rocío comienza en el anochecer y termina en el amanecer. El mismo acontecimiento (anochecer-crepúsculo y amanecer) es el tema de una popular novela, Atardecer en la cuarta parte, aunque por el título es conocida como Crepúsculo y escrita por la autora Stephanie Meyer. La obra fue adaptada al cine logrando una impresionante repercusión que la llevó a convertirse en una de las sagas más taquilleras de la historia del cine.
La palabra amanecer es el término que mayormente empleamos para indicar el momento de la salida del sol sobre el horizonte, es decir. En tanto que, el concepto opuesto al amanecer, es el anochecer, momento en el cual empieza a faltar la luz del día y la venida de la noche. Por otra parte, en el lenguaje coloquial, es habitual que se emplee la palabra amanecer para expresar el comienzo de alguna tarea o de algún acontecimiento que comienza a manifestarse.
Desde la vida humana
En la existencia del hombre es indefinido el número del anochecer y del amanecer en sentido figurado porque existe un antes y un después.Por ejemplo, un anochecer y un amanecer: el casarse, tener hijos, cambiar de profesión. etc, Pero con la ancianidad y las graves enfermedades pasa del alegre atardecer al dramático final de su vida. Ahora sí que le llegó el anochecer o final definitivo. Humanamente, ya no habrá amanecer. Pero es posible que su recuerdo permanezca en familiares con un virtual amanecer. Todo se acabó.
El Ocaso. Es posible que tal persona, enfermo gravísimo, tenga un tiempo reducido y se pueda afirmar que está en el ocaso de la vida. Se conoce como ocaso al momento en el que el sol atraviesa la línea del horizonte y desaparece de nuestra vista. Un astro, y en particular el Sol, está en el ocaso cuando, por efecto de la rotación de la Tierra, atraviesa el plano del horizonte y pasa del hemisferio visible al no visible. Es decir, cuando su altura es cero, pasando de positiva a negativa. En el caso del Sol, ello determina el fin del día. El antónimo de ocaso es orto. El ocaso es llamado también anochecer.
El crepúsculo. Otra situación del final es el llamado crepúsculo, claridad que existe entre el amanecer y el anochecer, claridad de la luz al salir o ponerse el sol, especialmente la del anochecer. Parte del día en que se produce esta luz "salíamos a pasear en el crepúsculo, cuando ya no hacía tanto calor" Siempre un tiempo breve del final de la vida terrena. Es actual el tema como indica la repercusión de Crepúsculo (Twilight) título de la obra citada. La novela ha sido traducida a 37 idiomas y ha vendido más de 25 millones de copias.
Desde la fe
Para el creyente, el anochecer y el amanecer se fundamentan en dos misterios y en dos vivencias. En el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, y en la resurrección prometida a sus seguidores. Y como vivencias: la fe inquebrantable en los misterios enunciados y la firme esperanza de ver a Dios cara a cara como uno de los bienaventurados. En resumen: es el Misterio Pascual y la salvación del creyente. Misterios y vivencias que están presentes en la Liturgia. Basta con leer el Pregón pascual del Sábado santo y algunas de las oraciones e himnos litúrgicos. Por ejemplo, la oración de las Vísperas del jueves de la primera semana, tiempo ordinario: “Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente”
Y en el himno de Vísperas, del miércoles IV: “Te bendecimos, Cristo, en esta noche, Verbo de Dios y Luz de Luz eterna, emisor del Espíritu Paráclito; te bendecimos porque nos revelas la triple luz de una indivisa gloria y libras nuestras almas de tinieblas. A la noche y al día has ordenado que se releven siempre en paz fraterna; la noche compasiva pone término a nuestras aflicciones y tareas, y, para comenzar el nuevo surco, el día alegremente nos despierta….Y mientras duerme nuestro humilde cuerpo, nuestro espíritu cante a su manera: «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu, en el día sin noche donde reinan; al Uno y Trino, honor, poder, victoria, por edades”
Para el protagonista
Desde la fe, ¿quién es el que está impresionado y vive entre el anochecer y el amanecer? El creyente anciano que acepta desde la fe sus limitaciones y enfermedades graves, el anochecer de su vida temporal, y gracias a la esperanza confía que después de la muerte podrá gozar de la vida eterna prometida por Jesús a quienes le siguieron fielmente.
¿Cómo vive este protagonista impactado por las innumerables impresiones que brotan de la mentira, la corrupción y de la crisis religiosa, cristiana y católica?
Ante todo tengamos presente los rasgos que la naturaleza nos ofrece al final de un día, el anochecer, y el comienzo de otro, el amanecer. Aquí tenemos, a modo de metáfora, el fundamento para hablar de toda persona que finaliza una obra o un periodo de su vida, sería el anochecer, y comienza otra obra o etapa de su vida, que sería el amanecer. Con este doble ejemplo, sitúo al creyente anciano que acepta desde la fe sus limitaciones y enfermedades graves, el anochecer de su vida temporal, y gracias a la esperanza confía que después de la muerte podrá gozar del amanecer, de la vida eterna, prometida por Jesús a quienes le siguieron fielmente.
Desde la naturaleza
Anochecer se define como “empezar a faltar la luz del día, venir la noche”. Viene del latín noctescere, hacerse de noche. Desaparece la luz solar y se hace de noche. Así, la procesión de la Virgen del Rocío comienza en el anochecer y termina en el amanecer. El mismo acontecimiento (anochecer-crepúsculo y amanecer) es el tema de una popular novela, Atardecer en la cuarta parte, aunque por el título es conocida como Crepúsculo y escrita por la autora Stephanie Meyer. La obra fue adaptada al cine logrando una impresionante repercusión que la llevó a convertirse en una de las sagas más taquilleras de la historia del cine.
La palabra amanecer es el término que mayormente empleamos para indicar el momento de la salida del sol sobre el horizonte, es decir. En tanto que, el concepto opuesto al amanecer, es el anochecer, momento en el cual empieza a faltar la luz del día y la venida de la noche. Por otra parte, en el lenguaje coloquial, es habitual que se emplee la palabra amanecer para expresar el comienzo de alguna tarea o de algún acontecimiento que comienza a manifestarse.
Desde la vida humana
En la existencia del hombre es indefinido el número del anochecer y del amanecer en sentido figurado porque existe un antes y un después.Por ejemplo, un anochecer y un amanecer: el casarse, tener hijos, cambiar de profesión. etc, Pero con la ancianidad y las graves enfermedades pasa del alegre atardecer al dramático final de su vida. Ahora sí que le llegó el anochecer o final definitivo. Humanamente, ya no habrá amanecer. Pero es posible que su recuerdo permanezca en familiares con un virtual amanecer. Todo se acabó.
El Ocaso. Es posible que tal persona, enfermo gravísimo, tenga un tiempo reducido y se pueda afirmar que está en el ocaso de la vida. Se conoce como ocaso al momento en el que el sol atraviesa la línea del horizonte y desaparece de nuestra vista. Un astro, y en particular el Sol, está en el ocaso cuando, por efecto de la rotación de la Tierra, atraviesa el plano del horizonte y pasa del hemisferio visible al no visible. Es decir, cuando su altura es cero, pasando de positiva a negativa. En el caso del Sol, ello determina el fin del día. El antónimo de ocaso es orto. El ocaso es llamado también anochecer.
El crepúsculo. Otra situación del final es el llamado crepúsculo, claridad que existe entre el amanecer y el anochecer, claridad de la luz al salir o ponerse el sol, especialmente la del anochecer. Parte del día en que se produce esta luz "salíamos a pasear en el crepúsculo, cuando ya no hacía tanto calor" Siempre un tiempo breve del final de la vida terrena. Es actual el tema como indica la repercusión de Crepúsculo (Twilight) título de la obra citada. La novela ha sido traducida a 37 idiomas y ha vendido más de 25 millones de copias.
Desde la fe
Para el creyente, el anochecer y el amanecer se fundamentan en dos misterios y en dos vivencias. En el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, y en la resurrección prometida a sus seguidores. Y como vivencias: la fe inquebrantable en los misterios enunciados y la firme esperanza de ver a Dios cara a cara como uno de los bienaventurados. En resumen: es el Misterio Pascual y la salvación del creyente. Misterios y vivencias que están presentes en la Liturgia. Basta con leer el Pregón pascual del Sábado santo y algunas de las oraciones e himnos litúrgicos. Por ejemplo, la oración de las Vísperas del jueves de la primera semana, tiempo ordinario: “Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente”
Y en el himno de Vísperas, del miércoles IV: “Te bendecimos, Cristo, en esta noche, Verbo de Dios y Luz de Luz eterna, emisor del Espíritu Paráclito; te bendecimos porque nos revelas la triple luz de una indivisa gloria y libras nuestras almas de tinieblas. A la noche y al día has ordenado que se releven siempre en paz fraterna; la noche compasiva pone término a nuestras aflicciones y tareas, y, para comenzar el nuevo surco, el día alegremente nos despierta….Y mientras duerme nuestro humilde cuerpo, nuestro espíritu cante a su manera: «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu, en el día sin noche donde reinan; al Uno y Trino, honor, poder, victoria, por edades”
Para el protagonista
Desde la fe, ¿quién es el que está impresionado y vive entre el anochecer y el amanecer? El creyente anciano que acepta desde la fe sus limitaciones y enfermedades graves, el anochecer de su vida temporal, y gracias a la esperanza confía que después de la muerte podrá gozar de la vida eterna prometida por Jesús a quienes le siguieron fielmente.
¿Cómo vive este protagonista impactado por las innumerables impresiones que brotan de la mentira, la corrupción y de la crisis religiosa, cristiana y católica?