¿Quién es culpable de la corrupción?
Denuncia el artículo anterior: “y entre todas las injusticias sobresale la corrupción. ¿Por qué? Lo analizaremos.” Y lo analizamos presentando la corrupción como el “contenedor” de injusticias. Y analizando también las causas de la corrupción y de toda injusticia.Y afrontamos la pregunta sobre quién es el culpable de la corrupción
La corrupción humana, “el contenedor de injusticias”
Presentamos la corrupción como el “contenedor” donde se encuentra el abuso del poder, el robo, la mentira, el chantaje, el soborno, las amenazas…, dirigido todo al enriquecimiento ilícito de una persona o de un colectivo. Técnicamente, la corrupción se refiere al abuso del poder mediante la función pública para beneficio personal. Ampliado el concepto: la corrupción política se refiere al mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada.
Las formas de corrupción varían pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el patrocinio; los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad y el despotismo. La corrupción está presente, a menudo, en otro tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero, y la prostitución ilegal; aunque no se restringe a estos crímenes organizados, y no siempre apoya o protege otros crímenes.
Según Michael Johnston se pueden identificar hasta cuatro tipos de corrupción:1-corrupción de mercado (prácticas corruptas que se dan en los intercambios de bienes y servicios); 2-redes de patronazgo y maquinarias (prácticas rutinarias que están en pocas manos); 3-favoritismo (disposición de un pequeño grupo de intercambios excepcionales); 4-corrupción crítica (donde hay un gran número de personas en intercambios extraordinarios).
Existen modalidades de corrupción del mecanismo internacional que está detrás de las diferencias de desarrollo económico entre África y Asia. Así, la corrupción ha tomado primariamente la forma de expolio, con el resultado de que el capital financiero obtenido es movido fuera del país, en lugar de ser invertido en el propio. De ahí la imagen estereotipada, frecuentemente exacta, de los dictadores africanos teniendo cuentas en bancos suizos). En Nigeria, por ejemplo, más de 400.000 millones de dólares fueron robados del tesoro por los líderes nigerianos entre 1960 y 1999. Investigadores de la Universidad de Massachusetts han estimado que entre 1970 y 1996, la evasión de capitales de 30 países subsaharianos excedió los 187.000 millones de dólares, superando las deudas externas de aquellas naciones. En el caso de África: los nuevos gobiernos frecuentemente confiscaron los activos obtenidos corruptamente por los gobiernos anteriores. Esto animaba a los cargos públicos a esconder su riqueza fuera del país, lejos del alcance de posibles expropiaciones futuras. En contraste, los administradores asiáticos, como el "nuevo orden" de Suharto: frecuentemente tomaban una parte de las transacciones de negocios o bien proporcionaban condiciones para el desarrollo, a través de inversiones en infraestructuras, ley y orden, etc
Y sin ir más lejos, tenemos el caso de España con los innumerables casos de corrupción y la huída a paraísos fiscales de millones y millones de euros.
Los culpables de cualquier clase de injusticia
Nadie reconoce que él, personalmente, sea injusto pero todos condenan la injusticia. Cada persona siente el imperativo de respetar los derechos ajenos,VE palpa con facilidad la paja-injusticia en el ojo del prójimo pero no la viga de mayor injusticia en su propia vida, o gobierno, o nación. Todos exaltan las injusticias ajenas pero relativizan sus “ pequeños errores”. Víctima del egoísmo y de la presión externa, es el hombre quien mata, miente, roba, oprime y viola todo tipo de derechos humanos. En definitiva, la injusticia proviene de una decisión humana, con mayor o menor responsabilidad. Se puede aplicar el criterio popular: desgraciados los que miden mal y pesan mal; los que cuando otros miden, exigen la medida llena, y cuando miden ellos, disminuyen la medida y el peso de los otros.
El egoísmo primer culpable
El egoísmo, personal o comunitario, es la causa primera que consiste en “el desordenado amor propio que anida profundamente en el hombre” (Juan XXIII, Mater et magistra 229). Tal actitud negativa antepone el propio interés a los legítimos derechos del prójimo. Para la persona o grupo egoísta, lo suyo es lo primero, lo último y lo más importante. Y a veces, identifica sus caprichos con sus legítimos intereses. Es el egoísmo quien insensibiliza a las personas y a los grupos ante el derecho de los otros (locales, nacionales o internacionales). El egoísta obsesionado por sus derechos, perdió el sentido y la necesidad de sus obligaciones; atrofia el sentido de la alteridad, hace perder el sentido de la comunidad y la urgencia de colaborar con el bien común. Llega hasta ignorar el mínimo de la comunión y de su respuesta coherente.
Y detrás del egoísmo, otros “culpables” de la corrupción
La corrupción humana, “el contenedor de injusticias”
Presentamos la corrupción como el “contenedor” donde se encuentra el abuso del poder, el robo, la mentira, el chantaje, el soborno, las amenazas…, dirigido todo al enriquecimiento ilícito de una persona o de un colectivo. Técnicamente, la corrupción se refiere al abuso del poder mediante la función pública para beneficio personal. Ampliado el concepto: la corrupción política se refiere al mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada.
Las formas de corrupción varían pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el patrocinio; los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad y el despotismo. La corrupción está presente, a menudo, en otro tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero, y la prostitución ilegal; aunque no se restringe a estos crímenes organizados, y no siempre apoya o protege otros crímenes.
Según Michael Johnston se pueden identificar hasta cuatro tipos de corrupción:1-corrupción de mercado (prácticas corruptas que se dan en los intercambios de bienes y servicios); 2-redes de patronazgo y maquinarias (prácticas rutinarias que están en pocas manos); 3-favoritismo (disposición de un pequeño grupo de intercambios excepcionales); 4-corrupción crítica (donde hay un gran número de personas en intercambios extraordinarios).
Existen modalidades de corrupción del mecanismo internacional que está detrás de las diferencias de desarrollo económico entre África y Asia. Así, la corrupción ha tomado primariamente la forma de expolio, con el resultado de que el capital financiero obtenido es movido fuera del país, en lugar de ser invertido en el propio. De ahí la imagen estereotipada, frecuentemente exacta, de los dictadores africanos teniendo cuentas en bancos suizos). En Nigeria, por ejemplo, más de 400.000 millones de dólares fueron robados del tesoro por los líderes nigerianos entre 1960 y 1999. Investigadores de la Universidad de Massachusetts han estimado que entre 1970 y 1996, la evasión de capitales de 30 países subsaharianos excedió los 187.000 millones de dólares, superando las deudas externas de aquellas naciones. En el caso de África: los nuevos gobiernos frecuentemente confiscaron los activos obtenidos corruptamente por los gobiernos anteriores. Esto animaba a los cargos públicos a esconder su riqueza fuera del país, lejos del alcance de posibles expropiaciones futuras. En contraste, los administradores asiáticos, como el "nuevo orden" de Suharto: frecuentemente tomaban una parte de las transacciones de negocios o bien proporcionaban condiciones para el desarrollo, a través de inversiones en infraestructuras, ley y orden, etc
Y sin ir más lejos, tenemos el caso de España con los innumerables casos de corrupción y la huída a paraísos fiscales de millones y millones de euros.
Los culpables de cualquier clase de injusticia
Nadie reconoce que él, personalmente, sea injusto pero todos condenan la injusticia. Cada persona siente el imperativo de respetar los derechos ajenos,VE palpa con facilidad la paja-injusticia en el ojo del prójimo pero no la viga de mayor injusticia en su propia vida, o gobierno, o nación. Todos exaltan las injusticias ajenas pero relativizan sus “ pequeños errores”. Víctima del egoísmo y de la presión externa, es el hombre quien mata, miente, roba, oprime y viola todo tipo de derechos humanos. En definitiva, la injusticia proviene de una decisión humana, con mayor o menor responsabilidad. Se puede aplicar el criterio popular: desgraciados los que miden mal y pesan mal; los que cuando otros miden, exigen la medida llena, y cuando miden ellos, disminuyen la medida y el peso de los otros.
El egoísmo primer culpable
El egoísmo, personal o comunitario, es la causa primera que consiste en “el desordenado amor propio que anida profundamente en el hombre” (Juan XXIII, Mater et magistra 229). Tal actitud negativa antepone el propio interés a los legítimos derechos del prójimo. Para la persona o grupo egoísta, lo suyo es lo primero, lo último y lo más importante. Y a veces, identifica sus caprichos con sus legítimos intereses. Es el egoísmo quien insensibiliza a las personas y a los grupos ante el derecho de los otros (locales, nacionales o internacionales). El egoísta obsesionado por sus derechos, perdió el sentido y la necesidad de sus obligaciones; atrofia el sentido de la alteridad, hace perder el sentido de la comunidad y la urgencia de colaborar con el bien común. Llega hasta ignorar el mínimo de la comunión y de su respuesta coherente.
Y detrás del egoísmo, otros “culpables” de la corrupción