¿Qué desafíos motivan la realización personal?
Clave 8ª QUÉ RESPONDER A LOS DESAFÍOS DEL TERCER MILENIO
Afrontamos la última clave del blog Ser y vivir hoy con un doble objetivo: resumir a modo de conclusiones los criterios más significativos expuestos y proponer unas modestas respuestas a los desafíos seleccionados: realización de la persona, humanización del mundo, la opción del hombre ante el Tú divino en el marco de Cristo con su mensaje y la presencia en la Iglesia al cumplirse cincuenta años de la convocación del Vaticano II.
QUÉ DESAFÍOS MOTIVAN LA REALIZACIÓN PERSONAL
El hombre es el protagonista de nuestro mundo. Y la humanidad, humanizada, se mide por el porcentaje de personas que alcanzan su necesaria y debida realización. ¿De qué depende esta aspiración esencial, tan necesaria como justa? No es suficiente con que cada uno posea el mínimo de los derechos humanos. Es una exigencia, también imprescindible, el respeto a las diversas comunidades a las que pertenezcan los integrantes de la comunidad familiar, regional o nacional. ¿Algo más? Sí, que se vaya cumpliendo en cada individuo y en cada grupo étnico, el deseo de ser valorado, aceptado, respetado y amado por los que integran su entorno más cercano. Tema tan importante ha sido el objetivo de varias decenas de artículos de este blog Ser y vivir hoy. Con los criterios sobre el protagonista en el mundo actual, -punto de partida-, la meta, -la llegada- y el camino a seguir para que sea efectiva la justa realización personal, surge la pregunta: ¿cuántos serán los que pueden llegar a la cumbre?
El protagonista con sus rasgos
Es el hombre de siempre que se caracteriza por los derechos humanos que posee, la independencia en su ser, la adhesión a una jerarquía de valores libremente aceptados, el tener conciencia de ser superior a los demás seres por la libertad creadora y estar proyectado al encuentro con el prójimo con la capacidad de compromiso. En definitiva, el ser responsable de sus actos y capaz de poder interrogarse ¿por qué vivir, sufrir y morir? ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Puedo y debo tener alguna relación con el Tú divino?
Rasgos especiales
El protagonista es la persona que vive en la cultura global de los tiempos posmodernos, bajo el cambio o transformación acelerada y profunda que afecta a los criterios, estructuras, a las instituciones y personas; con la confusión ideológica, debido a la mezcla de ideas diferentes y opuestas que bombardean al mundo-aldea; actor y víctima de la revolución en las costumbres, en los valores de la libertad y de la conciencia, exaltadas y que se manifiestan en el subjetivismo y relativismo.
Hay que subrayar su apasionado amor por la libertad y por su realización personal. Como adulto, exige la libertad para amar según su responsabilidad y posibilidades y para actualizar su creatividad.
Aunque no sea consciente de ello, el protagonista que vive en el siglo XXI, está impregnado de la «genética cultural» moderna y postmoderna que le llevan a la angustia y al escepticismo. Es también como un solitario en el paraíso de las comunicaciones. En el mundo actual de la televisión, el fax, correo electrónico, teléfono móvil, Internet, twiter...., la soledad convierte a la persona en una isla incomunicada.
La persona de nuestros días se siente poderosa pero incapaz de resolver el problema del hambre; ama la libertad pero padece viejas y nuevas esclavitudes; desea la solidaridad pero palpa la división cada vez mayor entre países ricos y pobres. Está dominado por injusticias, pero es más sensible al compromiso por la justicia, la libertad y el amor. Posee más pero mayor es la crisis económica que genera millones de personas sin trabajo.
No se puede negar que el hombre de la posmodernidad está confundido ante los valores éticos como fruto de la crisis ideológica. Más aún, se puede hablar de una tergiversación de valores, de una insensibilidad ante algunos que son trascendentales. Se perdió el sentido de los fines supremos que son sustituidos por medios inmediatos. Dentro de su personalidad, sobresale la fascinación creciente por los bienes materiales, los adelantos y comodidades, (el gran dios es el bienestar, el confort), creando la ilusión de haber conseguido la felicidad en la tierra con el consumo hedonista de los bienes materiales. Varios exponentes: la explotación desordenada de las reservas físicas, el derroche en los recursos no renovables, la contaminación del suelo, del aire y del espacio. y el consumo sin amor en el placer sexual.
Actor y víctima de las desigualdades injustas.
Son personas los responsables del rostro de un mundo deshumanizado que aparece en las naciones ricas en pleno desarrollo, que gastan en armamento y en otros gastos superfluos lo que necesitan otras naciones pobres para no morir víctimas del hambre (cf MM 157-160); la mayoría de habitantes en muchas naciones (¿un 80 por 100?), no disponen de lo necesario para una vida digna, mientras que una minoría de personas (¿un 20 por 100?) «viven en la opulencia o malgastan sin consideración» (GS 63). Fruto de tal desigualdad es el hambre, los millones de personas que mueren víctimas de la desnutrición, de niños condenados a una muerte temprana.
Aspectos positivos del hombre de hoy
Sería injusto el diagnóstico actual si no incluyera muchos aspectos positivos. Por ejemplo, la conciencia de ser adulto, amante de su libertad y de su realización personal, el gran juicio crítico, la lucha por los derechos humanos y el compromiso por la liberación de personas y pueblos. Se muestra solidario para ayudar al necesitado, disponible para colaborar en causas comunes; presente en trabajos por la paz social y por el triunfo de la democracia en la vida política de la promoción de la mujer….
La meta a conseguir: la realización, el ser feliz
Realización, madurez, desarrollo, bienestar, felicidad, seguridad, amar y ser amado, son palabras que integran las perspectivas de la meta hacia la cual camina cualquier persona de manera consciente o inconsciente.
La realización personal
Incluye el proceso de quien lucha por el desarrollo de sus facultades y el logro de sus aspiraciones personales para mejor servir al prójimo. Comprende el logro de los objetivos trazados según valores éticos de madurez como persona y ciudadano.
La felicidad
Ser feliz es el ideal de vida que se esconde en la lucha por conseguir fines totales o parciales. Lograr la felicidad, liberarse, ser feliz, pasarlo «lo mejor posible», gozar de la vida, amar y ser amado, realizarse o salvarse según la propia fe.., son términos que expresan una dimensión básica de la persona. Al hablar de la felicidad no nos referimos a la absoluta, imposible en esta vida porque siempre hay alguna carencia o la presencia de algún mal. Tratamos más de una felicidad relativa, la posible.
La paz, condición para ser feliz
Incluye la tranquilidad de la propia persona y una convivencia sin conflictos con quienes nos relacionamos. La paz-utopía se explica porque viene a ser como un todo integrado por la justicia, el orden, el equilibrio entre aspiraciones y realizaciones, comunión consigo mismo con un orden sin tensiones, la armonía en los componentes temperamentales sin elemetos patológicos; la serenidad de vida que se identifica con la aceptación de la historia pasada y de las limitaciones presentes, el amor fraterno, el humano el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar, la tranquilidad en la convivencia que no sea efecto del miedo o de la ignorancia...
Amar y ser amado: amistad
El amor lo abarca todo: personas, tareas, instituciones, cosas y creación entera. En efecto, cada persona se ama a sí misma y procura su realización o desarrollo de facultades, derechos y aspiraciones. Además, la persona como “animal social adulto” prolonga el amor a los de su familia, pueblo, nación, iglesia y mundo entero.
Pero nada mejor que la amistad, culmen del amor, donación mutua y desinteresada entre el yo y el tú. ¡Amar y ser amado es la gran aspiración del corazón de cada persona!
Caminos y posibilidades
Además de los recursos y ayudas externas, muchas son las orientaciones, terapias y técnicas que la psicología, la pedagogía, las diferentes religiones y espiritualidades cristianas ofrecen para que la persona llegue a la meta de la realización personal, dada su vocación o estado de vida. Baste por ahora la enumeración de algunos de los criterios más significativos:
Definirse ante la vida. Quien busca un ideal o proyecto necesita dar un paso más: definir su vida según el ideal elegido y el proyecto que se propone.
Tener un proyecto concreto. La madurez de la personalidad está condicionada al género de vida en el presente y en el futuro de una determinada meta o vocación.
Saber quién es cada uno. Si necesario es una meta que atraiga, tanto o más es el autoconocimiento por parte del protagonista que aspira a la plenitud. Se impone como criterio seguro el “conócete a ti mismo” con tus posibilidades y limitaciones.
Aceptar y aceptarse. Urge como gran criterio para llegar a la meta el tomar conciencia de nuestro yo con sus valores, posibilidades y limitaciones a nivel global y en las principales facetas.
Cultivar las motivaciones. El gran secreto para conseguir la superación personal radica en el amor. Y el amor-comunión se alimenta con las motivaciones o razones que entusiasman e ilusionan.
Interiorizar las exigencias. Todo ideal exige esfuerzo para decir sí a las exigencias y no a los obstáculos. Si las exigencias son interiorizadas como parte del ideal, se practicarán con ilusión y entusiasmo hasta llegar al “sí” profundo o entrega sin límite.
Practicar la autoliberación. La personalización queda obstaculizada, en ocasiones, por preocupaciones y momentos tensos que piden autoliberación y esperanza. ¿De qué modo? Para quitar preocupaciones sirve el examen sereno sobre las causas, efectos y caminos "objetivos" de los problemas. Y, sobre todo, la aceptación valiente de los males inevitables de quien pone de su parte lo que puede y debe realizar.
Vivir según la realidad objetiva. Nada se ama si antes no se conoce. Urge el encuentro entre la subjetividad del yo pensante y los acontecimientos. El crecimiento se dará en tanto en cuanto la persona sea capaz de encontrarse consigo misma mediante la verdad como armonía entre el yo y el no-yo.
Poseer una autoestima equilibrada. Recordemos el precepto bíblico "amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo, Yavé" (Lev 19,18 cf. Mt 22,39). Atenta contra la autoestima equilibrada los complejos de inferioridad o de superioridad.
Superar el sufrimiento. Es cierto que se sufre más de lo que podemos porque no se sufrimos como debemos. Para aprender a sufrir se impone la aceptación del dolor como ley inevitable de vida, que si no es rechazado, ayuda a madurar.
Ayudarse de las técnicas de relajación. En concreto, para conseguir la serenidad, se pueden utilizar las técnicas de "relajación" como ejercicios de yoga o zen. También pueden considerarse como técnicas una vida higiénica con distracciones, ejercicios físicos, sana alimentación, sueño suficiente.
Afrontamos la última clave del blog Ser y vivir hoy con un doble objetivo: resumir a modo de conclusiones los criterios más significativos expuestos y proponer unas modestas respuestas a los desafíos seleccionados: realización de la persona, humanización del mundo, la opción del hombre ante el Tú divino en el marco de Cristo con su mensaje y la presencia en la Iglesia al cumplirse cincuenta años de la convocación del Vaticano II.
QUÉ DESAFÍOS MOTIVAN LA REALIZACIÓN PERSONAL
El hombre es el protagonista de nuestro mundo. Y la humanidad, humanizada, se mide por el porcentaje de personas que alcanzan su necesaria y debida realización. ¿De qué depende esta aspiración esencial, tan necesaria como justa? No es suficiente con que cada uno posea el mínimo de los derechos humanos. Es una exigencia, también imprescindible, el respeto a las diversas comunidades a las que pertenezcan los integrantes de la comunidad familiar, regional o nacional. ¿Algo más? Sí, que se vaya cumpliendo en cada individuo y en cada grupo étnico, el deseo de ser valorado, aceptado, respetado y amado por los que integran su entorno más cercano. Tema tan importante ha sido el objetivo de varias decenas de artículos de este blog Ser y vivir hoy. Con los criterios sobre el protagonista en el mundo actual, -punto de partida-, la meta, -la llegada- y el camino a seguir para que sea efectiva la justa realización personal, surge la pregunta: ¿cuántos serán los que pueden llegar a la cumbre?
El protagonista con sus rasgos
Es el hombre de siempre que se caracteriza por los derechos humanos que posee, la independencia en su ser, la adhesión a una jerarquía de valores libremente aceptados, el tener conciencia de ser superior a los demás seres por la libertad creadora y estar proyectado al encuentro con el prójimo con la capacidad de compromiso. En definitiva, el ser responsable de sus actos y capaz de poder interrogarse ¿por qué vivir, sufrir y morir? ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Puedo y debo tener alguna relación con el Tú divino?
Rasgos especiales
El protagonista es la persona que vive en la cultura global de los tiempos posmodernos, bajo el cambio o transformación acelerada y profunda que afecta a los criterios, estructuras, a las instituciones y personas; con la confusión ideológica, debido a la mezcla de ideas diferentes y opuestas que bombardean al mundo-aldea; actor y víctima de la revolución en las costumbres, en los valores de la libertad y de la conciencia, exaltadas y que se manifiestan en el subjetivismo y relativismo.
Hay que subrayar su apasionado amor por la libertad y por su realización personal. Como adulto, exige la libertad para amar según su responsabilidad y posibilidades y para actualizar su creatividad.
Aunque no sea consciente de ello, el protagonista que vive en el siglo XXI, está impregnado de la «genética cultural» moderna y postmoderna que le llevan a la angustia y al escepticismo. Es también como un solitario en el paraíso de las comunicaciones. En el mundo actual de la televisión, el fax, correo electrónico, teléfono móvil, Internet, twiter...., la soledad convierte a la persona en una isla incomunicada.
La persona de nuestros días se siente poderosa pero incapaz de resolver el problema del hambre; ama la libertad pero padece viejas y nuevas esclavitudes; desea la solidaridad pero palpa la división cada vez mayor entre países ricos y pobres. Está dominado por injusticias, pero es más sensible al compromiso por la justicia, la libertad y el amor. Posee más pero mayor es la crisis económica que genera millones de personas sin trabajo.
No se puede negar que el hombre de la posmodernidad está confundido ante los valores éticos como fruto de la crisis ideológica. Más aún, se puede hablar de una tergiversación de valores, de una insensibilidad ante algunos que son trascendentales. Se perdió el sentido de los fines supremos que son sustituidos por medios inmediatos. Dentro de su personalidad, sobresale la fascinación creciente por los bienes materiales, los adelantos y comodidades, (el gran dios es el bienestar, el confort), creando la ilusión de haber conseguido la felicidad en la tierra con el consumo hedonista de los bienes materiales. Varios exponentes: la explotación desordenada de las reservas físicas, el derroche en los recursos no renovables, la contaminación del suelo, del aire y del espacio. y el consumo sin amor en el placer sexual.
Actor y víctima de las desigualdades injustas.
Son personas los responsables del rostro de un mundo deshumanizado que aparece en las naciones ricas en pleno desarrollo, que gastan en armamento y en otros gastos superfluos lo que necesitan otras naciones pobres para no morir víctimas del hambre (cf MM 157-160); la mayoría de habitantes en muchas naciones (¿un 80 por 100?), no disponen de lo necesario para una vida digna, mientras que una minoría de personas (¿un 20 por 100?) «viven en la opulencia o malgastan sin consideración» (GS 63). Fruto de tal desigualdad es el hambre, los millones de personas que mueren víctimas de la desnutrición, de niños condenados a una muerte temprana.
Aspectos positivos del hombre de hoy
Sería injusto el diagnóstico actual si no incluyera muchos aspectos positivos. Por ejemplo, la conciencia de ser adulto, amante de su libertad y de su realización personal, el gran juicio crítico, la lucha por los derechos humanos y el compromiso por la liberación de personas y pueblos. Se muestra solidario para ayudar al necesitado, disponible para colaborar en causas comunes; presente en trabajos por la paz social y por el triunfo de la democracia en la vida política de la promoción de la mujer….
La meta a conseguir: la realización, el ser feliz
Realización, madurez, desarrollo, bienestar, felicidad, seguridad, amar y ser amado, son palabras que integran las perspectivas de la meta hacia la cual camina cualquier persona de manera consciente o inconsciente.
La realización personal
Incluye el proceso de quien lucha por el desarrollo de sus facultades y el logro de sus aspiraciones personales para mejor servir al prójimo. Comprende el logro de los objetivos trazados según valores éticos de madurez como persona y ciudadano.
La felicidad
Ser feliz es el ideal de vida que se esconde en la lucha por conseguir fines totales o parciales. Lograr la felicidad, liberarse, ser feliz, pasarlo «lo mejor posible», gozar de la vida, amar y ser amado, realizarse o salvarse según la propia fe.., son términos que expresan una dimensión básica de la persona. Al hablar de la felicidad no nos referimos a la absoluta, imposible en esta vida porque siempre hay alguna carencia o la presencia de algún mal. Tratamos más de una felicidad relativa, la posible.
La paz, condición para ser feliz
Incluye la tranquilidad de la propia persona y una convivencia sin conflictos con quienes nos relacionamos. La paz-utopía se explica porque viene a ser como un todo integrado por la justicia, el orden, el equilibrio entre aspiraciones y realizaciones, comunión consigo mismo con un orden sin tensiones, la armonía en los componentes temperamentales sin elemetos patológicos; la serenidad de vida que se identifica con la aceptación de la historia pasada y de las limitaciones presentes, el amor fraterno, el humano el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar, la tranquilidad en la convivencia que no sea efecto del miedo o de la ignorancia...
Amar y ser amado: amistad
El amor lo abarca todo: personas, tareas, instituciones, cosas y creación entera. En efecto, cada persona se ama a sí misma y procura su realización o desarrollo de facultades, derechos y aspiraciones. Además, la persona como “animal social adulto” prolonga el amor a los de su familia, pueblo, nación, iglesia y mundo entero.
Pero nada mejor que la amistad, culmen del amor, donación mutua y desinteresada entre el yo y el tú. ¡Amar y ser amado es la gran aspiración del corazón de cada persona!
Caminos y posibilidades
Además de los recursos y ayudas externas, muchas son las orientaciones, terapias y técnicas que la psicología, la pedagogía, las diferentes religiones y espiritualidades cristianas ofrecen para que la persona llegue a la meta de la realización personal, dada su vocación o estado de vida. Baste por ahora la enumeración de algunos de los criterios más significativos:
Definirse ante la vida. Quien busca un ideal o proyecto necesita dar un paso más: definir su vida según el ideal elegido y el proyecto que se propone.
Tener un proyecto concreto. La madurez de la personalidad está condicionada al género de vida en el presente y en el futuro de una determinada meta o vocación.
Saber quién es cada uno. Si necesario es una meta que atraiga, tanto o más es el autoconocimiento por parte del protagonista que aspira a la plenitud. Se impone como criterio seguro el “conócete a ti mismo” con tus posibilidades y limitaciones.
Aceptar y aceptarse. Urge como gran criterio para llegar a la meta el tomar conciencia de nuestro yo con sus valores, posibilidades y limitaciones a nivel global y en las principales facetas.
Cultivar las motivaciones. El gran secreto para conseguir la superación personal radica en el amor. Y el amor-comunión se alimenta con las motivaciones o razones que entusiasman e ilusionan.
Interiorizar las exigencias. Todo ideal exige esfuerzo para decir sí a las exigencias y no a los obstáculos. Si las exigencias son interiorizadas como parte del ideal, se practicarán con ilusión y entusiasmo hasta llegar al “sí” profundo o entrega sin límite.
Practicar la autoliberación. La personalización queda obstaculizada, en ocasiones, por preocupaciones y momentos tensos que piden autoliberación y esperanza. ¿De qué modo? Para quitar preocupaciones sirve el examen sereno sobre las causas, efectos y caminos "objetivos" de los problemas. Y, sobre todo, la aceptación valiente de los males inevitables de quien pone de su parte lo que puede y debe realizar.
Vivir según la realidad objetiva. Nada se ama si antes no se conoce. Urge el encuentro entre la subjetividad del yo pensante y los acontecimientos. El crecimiento se dará en tanto en cuanto la persona sea capaz de encontrarse consigo misma mediante la verdad como armonía entre el yo y el no-yo.
Poseer una autoestima equilibrada. Recordemos el precepto bíblico "amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo, Yavé" (Lev 19,18 cf. Mt 22,39). Atenta contra la autoestima equilibrada los complejos de inferioridad o de superioridad.
Superar el sufrimiento. Es cierto que se sufre más de lo que podemos porque no se sufrimos como debemos. Para aprender a sufrir se impone la aceptación del dolor como ley inevitable de vida, que si no es rechazado, ayuda a madurar.
Ayudarse de las técnicas de relajación. En concreto, para conseguir la serenidad, se pueden utilizar las técnicas de "relajación" como ejercicios de yoga o zen. También pueden considerarse como técnicas una vida higiénica con distracciones, ejercicios físicos, sana alimentación, sueño suficiente.