Las muchas dimensiones del hombre de ayer y de hoy

Protagonista y víctima del mundo de las ocho crisis es toda persona sobre la que preguntó y respondió el Vaticano II: “pero, ¿qué es el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da sobre sí mismo. Diversas e incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o hundiéndose hasta la desesperación. La duda y la ansiedad se siguen en consecuencia” (GS 12).
Después de unos 45 años del texto conciliar, intentaré responder nuevamente al interrogante. Tengo presente que el protagonista padece cuanto expusimos al tratar del mundo en crisis, un tópico y una realidad dramática: un mundo que necesita respuestas radicales para superar la crisis de las ocho cabezas. Inmerso en este mundo examinamos las dimensiones tanto las humanas como otras superiores que integran la persona.

Dimensiones humanas que integran la persona
En la aldea global y bajo los efectos de un “tsunamis ético”, vive el hijo pródigo que contiene los rasgos de la persona de siempre con las características propias del hombre de su tiempo y de su cultura. Contemplamos al protagonista de siempre con estas dimensiones:
Global según Emmanuel Mounier.
El fundador de la escuela personalista presenta al hombre como un ser espiritual constituido como tal por una manera de subsistencia y de independencia en su ser. Conserva esa subsistencia por la adhesión a una jerarquía de valores libremente aceptados, asimilados y vividos por un compromiso responsable y una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla además su vocación personal a impulsos de actos creadores.
Metafísica
Contiene el núcleo de la persona, con su cuerpo y alma: “sustancia individual de naturaleza racional” (Boecio) que existe por derecho propio y es perfectamente «incomunicable»; libre e independiente frente a la naturaleza.
Psicológica
Un rasgo específico del hombre consiste en tener conciencia de sí. El hombre es autoconciencia, sabe que sabe. Y es el único ser de la creación que tiene conciencia de que tiene conciencia.
Ética
El ser humano es libre y aparece como superior en su ser, con respecto al ser de todos los sensibles. Cada individuo racional es capaz de determinarse y así es responsable de sus actos. Tiene ante sí un horizonte ilimitado para desarrollar sus potencialidades, un proyecto que tiene que realizar y de este modo llegar cada día a ser más libre.
Moral
La persona toma conciencia de su interioridad y de su auto-proyecto. El hombre tiene conciencia moral que le compromete consigo mismo, con sus semejantes y con el Absoluto.
Social
El individuo racional asume sus actos con todas las consecuencias ante sí y ante los otros miembros de la comunidad social. Al ser responsable, acepta las consecuencias del ejercicio de su libertad; asume el tener-que-ser, el realizarse como persona humana, el darle un sentido a su existencia, a los valores creadores. Y se compromete plenamente con todos ellos.
Relacional
Toda persona es un ser para el encuentro. Lo que más nos interesa subrayar del hombre, (inteligencia sentiente según Zubiri), es su índole relacional como ser para el encuentro. Porque es indigente no se basta a sí mismo y tiene una misión que le proyecta hacia los demás. El hombre, por definición, es el ser que busca un tú con quien relacionarse. La persona humana presenta la responsabilidad como actitud clave de quien se siente interpelado por un tú trascendente que puede convertirse en la opción fundamental concretada en el bien personal, en la familia, patria, religión o en el mismo Dios como interlocutor.
Existencial
El protagonista del que hablamos se siente como un ser arrojado a la existencia, no puede evitar estar-en-el-mundo y con los demás. Ciertamente, el hombre se reconoce como autor de sus actos, pero no se reconoce como el autor y la razón de ser de su existencia.

Las dimensiones superiores
Enumeramos como dimensiones del hombre y que superan en algún aspecto a las anteriores: la trascendental, la espiritual, la religiosa en general y la cristiana en particular.
Trascendental
Dimensión por la cual la persona deja el egocentrismo para instalarse en el altruismo. Siempre aparece el abandono de lo material por algo que lo trasciende. Es un rasgo que también aparece en los Nuevos movimientos religiosos cuando exaltan lo sagrado pero anulan al Dios personal. Su tarea consiste en investigar y desarrollar las características de su espíritu, es decir, un conjunto de creencias y actitudes características de la vida espiritual. Un pensamiento trascendente angustia al ser humano: el de la muerte. En su contingencia y limitación, el hombre se contempla como un ser-para-la-muerte. Es la única criatura en el mundo que se formula los interrogantes: ¿por qué vivir, sufrir y morir? ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Puedo y debo tener alguna relación con el Tú divino en esta vida y “en la otra”?
Religiosa
El impulso de trascendencia y el sentimiento religioso capacitan a la persona humana para mantener relaciones con un Absoluto, concretadas en cada religión como Dios Creador, Señor y Padre a quien amar, obedecer y rendir culto.
Cristiana, según la Gaudium et Spes
Desde la fe y el seguimiento de Cristo, las perspectivas anteriores quedan enriquecidas por la doctrina Conciliar cuando expone:
-al hombre como imagen de Dios (12),
-la realidad del pecado con la división íntima que produce (13),
-la constitución del ser humano como síntesis del universo material (14),
-la naturaleza intelectual de la persona humana que se perfecciona por medio de la sabiduría (15),
-la conciencia como el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios (16);
-la grandeza del hombre por su libertad pero herida por el pecado y necesitada de la gracia de Dios (17);
-el misterio de la muerte unido al hombre creado por Dios para un destino feliz situado más allá de la vida temporal (18);
- y Cristo, el Hombre nuevo, la fuente y corona de las verdades anteriores (22).

A LA DIGNIDAD OBJETIVA DE LA PERSONA, el próximo artículo expondrá los valores y carencias que identifican al hombre del siglo XXI.
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