"Son ángeles protectores, un regalo inesperado caído del cielo para ayudarnos a superar esta tragedia" El belén del Ayuntamiento de Valencia recuerda la tragedia de la DANA con figuras de jóvenes voluntarios

El belén solidario del Ayuntamiento de Valencia
El belén solidario del Ayuntamiento de Valencia Flama

La representación del Nacimiento de este año cuenta, entre los camellos de los Reyes Magos de Oriente y un arroyo de poco caudal, con dos figuras —elaboradas, como el resto de piezas, con barro— que representan a un chico y una chica de corta edad, sucios de barro y calzados con botas de agua

El Ayuntamiento de Valencia ha querido recordar con su tradicional pesebre la tragedia de la DANA, que provocó tantas pérdidas humanas y materiales el pasado 29 de octubre en la Comunidad Valenciana. Por eso, la representación del Nacimiento de este año cuenta, entre los camellos de los Reyes Magos de Oriente y un arroyo de poco caudal, con dos figuras —elaboradas, como el resto de piezas, con barro— que representan a un chico y una chica de corta edad, sucios de barro y calzados con botas de agua.

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La imagen es ingenio de la Asociación de Belenistas de Valencia, entidad con 68 años de historia que anualmente es la encargada de montar éste y otros pesebres monumentales, como los que lucen estos días en las sedes de la Diputación de Valencia y de la Generalidad Valenciana. “No son los personajes habituales, ciertamente –señala Gonzalo Mateu, presidente de la asociación–, pero, como dice el escultor y vicepresidente de nuestra entidad, Quique Garcés, todas las personas voluntarias que han venido a Valencia, entre ellas miles de jóvenes de toda España, han sido como ángeles que han llegado aquí para salvarnos de esta devastadora DANA”.

Otra imagen del Belén de Valencia
Otra imagen del Belén de Valencia Flama

Los autores de los dos jóvenes voluntarios del pesebre que se puede visitar en el recinto valenciano hasta el próximo 3 de enero son el propio Garcés y la artista sevillana Guadalupe de Guzmán, que es técnica superior de escultura por la Escuela de Artes de Sevilla y tiene su taller en la localidad de Camas.

Garcés decidió esculpir su figura mientras observaba a cientos de jóvenes y adolescentes presentes en aquellos puntos donde la catástrofe hizo más daño, como la sede de la Asociación de Belenistas, en el barrio de Patraix. "Observé a una pareja de jóvenes, ambos llenos de barro hasta las orejas, que iban provistos con escobas y rastrillos, como si vinieran de una guerra", recuerda. Esta instantánea sirvió al artista para idear a un joven caminando hacia el establo de Belén “para adorar al Niño Jesús, al que la figura pretende ofrecer compañía y conceder los dones que también ofreció a los afectados por las inundaciones”.

La obra de Guadalupe de Guzmán, en cambio, tiene otro propósito, a pesar de mantener su vínculo temático: “Quería que mi figura representara a todos aquellos jóvenes que fueron sensibles con los animales afectados”, admite. Por eso, su joven sostiene un perro con las manos y reproduce, como reflexiona de Guzmán, la forma en que “la juventud ha estado presente cuando se les necesitaba, con un sentido de servicio y una fraternidad admirables”.

Un joven voluntario, en el Belén de Valencia
Un joven voluntario, en el Belén de Valencia Flama

Jóvenes voluntarios, ángeles sin alas

En el proceso de creación de este joven espigado, portador de una mochila en el hombro, Garcés meditó la posibilidad de dotarle con dos alas, evitando todo tipo de confusión y anacronismo. Sin embargo, esta idea fue descartada por el artista posteriormente al reconocer, a través de su presencia, “uno de los ángeles enviados por Dios con el objetivo de rescatarnos y de darnos ayuda, compañerismo y consuelo en momentos tan duros y de tanta soledad”. “Son ángeles protectores –concluye–, y también el resultado de un regalo inesperado que ha caído del cielo”, en este caso en el cielo del pesebre monumental del Ayuntamiento de Valencia.

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