Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra Entre el deshonor y la guerra... (a propósito de las vacantes de profesores de Religión)
Esta frase aggiornata sirve para denunciar la situación en la Consejería de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid, en concreto con el profesorado de Religión
Algunas veces una sola frase señala tanta verdad y sabiduría como cientos de páginas escritas en gruesos libros. A veces ocurre, y cuando así se manifiesta, esas frases pueden acostarse a mil situaciones distintas sin perder un ápice de mordiente y vibrante aggiornamento.
En este caso traigo a colación una frase que encierra la realidad viva de nuestro tiempo líquido, tiempo flexible, voluble e incierto en el que se renuncia al pensamiento y se actúa como consecuencia de un cúmulo de emociones convenientemente excitadas. Winston Churchill, estratega e intelectual, que se desempeñó como Primer Ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, afirmó poco antes de la misma: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra».
Esta frase, quizás del más brillante estadista de los últimos tiempos, sigue estando tan vigente como cuando fue pronunciada, porque su esencia pertenece a las circunstancias sistémicas e inherentes del ser humano.
Estas pocas letrasaggiornatesirven para denunciar la situación en la Consejería de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid, en concreto con el profesorado de Religión. Esta Consejería, a través de sus distintas Direcciones Generales, y en particular la Dirección General de Recursos Humanos (DGRRHH), continúan en su deriva de cercenar la dignidad de este colectivo, pero ¡claro! nos consolamos con pensar en que si unos son muy malos los otros son peores. No elegimos a los mejores (tal vez no existan) sino a los menos malos.
La última arbitrariedad ha sido no publicar este año concurso para la adjudicación de puestos con carácter definitivo por «(...) la falta de certeza de cómo se iniciará el próximo curso en lo que se refiere a las medidas que puedan afectar a los grupos de religión (...). Ante la posibilidad de llevar a cabo una adjudicación de puestos con carácter provisional se va a publicar una resolución para la actualización de los méritos.»El resto de docentes de otras asignaturas, incluso opcionales, no tienen que sufrir este descalabro unilateral.
Nada nuevo en la sempiterna actuación arbitraria, prepotente e irresponsable de esa DGRRHH, con unos funcionarios en su cúspide que, elegidos a dedo, creen estar por encima del bien y del mal, o aun peor, que su elección es por derecho cuasi divino. Nunca asumen responsabilidades personales porque, aun haciendo de su capa un sayo, su «valentía» les lleva a diluirlas en la siempre brumosa y etérea «administración».
Si en su momento señalamos la inacción de los representantes de los profesores de Religión en el Comité de Empresa, que solo manifiestan sus buenos deseos sin ninguna otra acción, desde USIT-EP hemos reclamado del Comité de Empresa acciones judiciales para combatir la arbitraria y unilateral decisión de la DGRRHH.
Pero, ¿qué posturas han defendido las Delegaciones Diocesanas de Enseñanza ante esta situación, tal vez incluso pactada, o cuando menos informadas con anterioridad? ¿Por qué unos y otras doblan la cerviz mientras aceptan prebendas? En definitiva, creemos que es muy probable que sea porque unos y otros (los liberados) mientras exista nominalmente la asignatura de Religión, en cualquier situación, devaluada o no, seguirán cobrando sus retribuciones. Por eso ni están ni se les espera.
Para curarnos en salud, y con motivo de la frase inicial, emulamos a su autor, que el 5 de octubre de 1938 en el debate de la Cámara de los Comunes, dijo: «es mucho mejor decir con exactitud lo que uno piensa, y ciertamente no es este un momento en el que merezca la pena dedicarse a cultivar la popularidad...» (Andrew Roberts, Churchill, p. 594).
Estamos convencidos de que falta racionalidad y sobran emociones, falta trabajo y sobran ocurrencias, falta estudio y sobran ignorantes o analfabetos funcionales incapaces de utilizar su capacidad de lectura y escritura de forma eficiente, pero que sí buscan un minuto de gloria, presencial o telemática.
Para terminar con otra cita, no menos importante, en este caso de Martin Luther King: «No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.» Pero, ¿quiénes son los buenos? Los buenos, los que piensan que son buenos, que sigan así hasta la destrucción final.
Lo increíble es que a pesar de todo, casi la totalidad duermen o dormimos tranquilos, esto quiere decir que hemos sabido anestesiar muy bien nuestras conciencias.