Resurrección de Cristo, ¿un hecho histórico?
Esto supuesto, para un historiador, lo histórico de un sujeto se acaba con la muerte del sujeto. Lo cual no quiere decir que con la muerte se acabe la realidad de ese sujeto. Puede haber personas que, por sus creencias, están persuadidos de que el difunto vive en “otra vida”, que ya no está en la historia, sino más allá de la historia. Pero no digamos nunca que lo que sucede después de la muerte es “histórico”.
Entonces, ¿qué decimos de las apariciones del Resucitado que se nos relatan en los evangelios? Esos relatos testifican que hubo creyentes (algunos discípulos, algunas mujeres...) que tuvieron, sintieron y vieron experiencias según las cuales a ellos les constaba que Jesús vivía, porque había sido resucitado por Dios. Eso es histórico: que aquellas mujeres y aquellos hombres aseguraron que ellos lo había visto, lo habían sentido... Pero también es cierto que, al relatar las experiencias que habían vivido, las contaron de manera que no concuerdan unas con otras en datos y detalles importantes. Por ejemplo, para Mateo y Marcos, las apariciones ocurrieron en Galilea, mientras que para Lucas y Juan, sucedieron en Jerusalén. También fue una experiencia lo que vio y sintió el apóstol Pablo en el camino de Damasco.
Yo me pregunto qué cristología habrá estudiado el obispo Munilla. Sea cual sea la cristología que estudió, lo que demuestra es su buena voluntad por afirmar a toda costa que Jesús, el Señor, no pasó a la historia, sino que es el Viviente, en el que creemos los cristianos. Esto es de elogiar. Pero, con todo respeto y con la libertad que exige el asunto, es aconsejable (y exigible) que un obispo tenga alguna idea de cosas muy básicas, que se encuentran en el común de las buenas cristologías que se vienen publicando desde hace ya varias décadas. Al hablar de la resurrección, hablamos de un hecho trascendente. Y lo trascendente, por su misma definición, es real (para quienes creen en la trascendencia), pero no es, ni puede ser, histórico. Ya sé que todo esto es una reflexión elemental. Pero también es verdad que sólo cuando tenemos claro lo elemental, podremos ponernos a hablar de lo demás. En este caso, de la resurrección de Jesús el Señor.