#pascua2023 Pneumatología en la Virgen de Guadalupe de la diáspora

“Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes,

ven conmigo a todas partes y sola nunca me dejes”

2023

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«Cargando pilas» Obra de José Jesús Chan Guzmán, 2003, Óleo sobre tela.

Museo de la Basílica de Guadalupe

         Es la oración que me enseñara mi abuela y la que me sostuvo aquellos días y noches pesadas y tristes de 1989 en que crucé el desierto de Arizona para llegar a California. Cuando crucé aquella frontera, el Espíritu Santo la cruzó conmigo. Me dio las fuerzas físicas necesarias para mantenerme viva, caminando sin descanso con los pies lacerados, sin comer, sin agua, durmiendo poco. ¡Animó mi espíritu! Me mantuvo viva moviéndose en esa oración y en la figura de una Dulce Madre.

         Es desde esa idea que quiero partir para desarrollar este ensayo: El Espíritu como Madre es parte del imaginario popular en un sector de la población de inmigrantes quienes profesan una fe católica y habitan en Estados Unidos. Puedo dar testimonio de que su lugar favorito son las fronteras de los grandes imperios, el contraste con las figuras de autoridad y aun va más allá, podría decir que su lugar por excelencia son aquellos límites que rayan en la “ilegalidad”.

En este trabajo me propongo analizar cómo el Espíritu Santo está presente en el símbolo de la Virgen de Guadalupe desde la cosmovisión de la diáspora de Latinoamérica habitando en Estados Unidos, y cómo las señales de su presencia iluminan horizontes en la dimensión de una espiritualidad pos-religiosa. La idea es inspirada por la lectura de los textos: Mestizaje e Hibridez. Identidad Latina en Perspectiva Pneumatológica de Daniel Orlando Álvarez[1] y Spirit Outside the Gate de Oscar García-Johnson. [2]

         Para situar el trabajo parto de mi experiencia personal como inmigrante y es que no hay un día que pase sin escuchar en las noticias algo sobre el drama de la migración como reflejo de mi propia historia:

         “Un sheriff de Texas dice que encuentra cuerpos de migrantes casi todos los días. 2022 podría ser el año más mortífero para los migrantes que cruzan la frontera de EE.UU.”[3]

Noticias que ilustran la manera en que ha cambiado el rostro de la migración:

         “El perfil de la población migrante ha cambiado en los últimos años. Antes, la mayoría eran hombres solteros que buscaban cruzar la frontera para encontrar oportunidades económicas. Hoy, las personas migrantes incluyen familias, mujeres solas, madres solteras, jóvenes y niños que migran solos, y personas LGBTQ. Durante los primeros cuatro meses de 2019, miles de personas iniciaron su viaje a través de caravanas que incluían no solo a personas procedentes de países centroamericanos, sino también a cubanos y migrantes extrarregionales. Este cambio demográfico tiene unas tremendas implicaciones en el tipo de riesgos a los que los migrantes se exponen durante su travesía al norte y las necesidades humanitarias que requieren la población migrante en la frontera.”[4]

         Este momento histórico bien podría ser identificado como la trágica era de las migraciones. Según la estimación más reciente, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3,6% de la población mundial.[5] De acuerdo con la CNN en español, desde el 1 de octubre del 2022, fecha que marca el inicio del año fiscal, se han registrado 748 muertes, dijo un funcionario de Seguridad Nacional a CNN, con un mes todavía por delante en el año fiscal. Esta cifra es superior a las 557 muertes registradas en la frontera suroeste durante el año fiscal 2021, el récord anterior. La situación es aún peor con la política de inmigración de Estados Unidos que ha llevado a miles a esperar en el limbo en las ciudades fronterizas del norte. En Tijuana por ejemplo, albergues que son destinados para cuidar a migrantes de manera temporal, ahora se encuentran albergando migrantes a largo plazo, una necesidad que algunos dicen están equipados pobremente para cumplir con sus recursos limitados, que incluyen poco apoyo de fuentes gubernamentales[6].

         Si alguna vez ha habido un momento clave en la historia de la humanidad para que las personas cristianas reflexionen críticamente sobre qué es lo que pasa con la espiritualidad de estos seres humanos en movimiento migratorios sin precedente, es este momento precisamente. De manera que necesitaba partir de mi propia experiencia para tratar de comprender la experiencia de los demás.

         En el proceso que durante años he tenido que crear y recrear mi identidad está incluida mi espiritualidad y hay unas características que necesarias que son mi sello personal: soy mujer mexicana, inmigrante en California desde el 1989, madre de dos hijos adultos, esposa y servidora de comunidades eclesiales desde hace algunas décadas. Tanto la fe como mi vida espiritual han pasado por altibajos. En la diáspora, como inmigrante, mi fe se ha transformado, ha ido madurando, he dejado atrás la idea de Dios que recibí en la catequesis de mi infancia. Entonces, el Dios padre de mi imaginación era como ese ser mitológico romano que habita en las alturas sin pisar tierra, con características antropomorfas que premia y castiga a su antojo.

         La vida como inmigrante en Estados Unidos me ha enseñado que Dios es mucho más que eso, su Espíritu vive y actúa Outside the Gate, pisa tierra, camina conmigo,su presencia borra las fronteras de lo sagrado y lo profano en lo cotidiano de la vida. Puede incluso manifestarse en una imagen de “la Lupita” (nombre cariñoso que usamos algunas personas para referirnos a la Virgen de Guadalupe), imagen reconocida por el catolicismo de origen latinoamericano y que las generaciones descendientes del catolicismo de origen europeo aquí en Estados Unidos desconocía hasta mediados del siglo XX. Los católicos estadounidenses del siglo XIX, habían aprendido sus lecciones de religión del Catecismo de Baltimore [7]. Un catecismo en formato de preguntas y respuestas basado en el Catecismo Menor de 1614 del Jesuita italiano Roberto Belarmino.

         Los católicos inmigrantes del siglo XVIII eran predominantemente europeos, por lo que habían aprendido su fe de una multiplicidad de textos extranjeros (armenios, checos, alemanes, irlandeses, italianos, lituanos, polacos y otros) escritos también como preparación sacramental, pero sin un enfoque en lo que significa la experiencia de encuentro con Dios vivo, la vivencia del Espíritu y menos aún, un proceso para cultivar y madurar la espiritualidad que encarna la presencia del Espíritu de Dios en la vida cotidiana.

          Frente a este panorama, podría comprenderse cómo la figura de “La Lupita” es el resultado de la asimilación de la figura de la Virgen de Guadalupe en la diáspora. La imagen había permanecido en el imaginario popular de las comunidades que habían sido influenciadas por el catolicismo de Fray Junípero Serra[8] durante sus misiones para evangelizar a los nativos de este lado de la frontera. Sin embargo, la asimilación profunda tuvo lugar en la transformación radical, social y económica que se vivió en la década de 1920 [9]. En los paralelismos entre lo que estaba ocurriendo en los Estados Unidos en los años veinte del siglo pasado y lo que estaba ocurriendo en México, hay algunas similitudes en ciertas áreas, particularmente en la explosión cultural y artística que estaba empezando a liberarse de las influencias europeas; los mexicanos estaban tratando de crear una cultura nacional y la imagen guadalupana concentraba en ella estos aspectos, incluido además, el catolicismo mestizo.

          Se calcula que de 1910 a 1920 cerca de 25 mil personas cruzan anualmente la frontera como inmigrantes, legales, ilegales, trabajadores temporales, exiliados políticos, refugiados pobres y ricos. Esta movilidad se vio interrumpida brevemente por la recesión de 1923, cuando fueron deportadas a México cerca de 100 mil personas, pero después de ese año nuevamente el flujo de trabajadores mexicanos recobró el vigor que venía teniendo desde comienzos del siglo XX, gracias a la demanda de mano de obra en Estados Unidos y a las condiciones sociales y económicas en las que vivía gran parte de la población (peonaje, poco acceso a la tierra, bajos salarios, tienda de raya, entre otros) y a la situación política inestable en México (guerra civil 1910-1920 y la Guerra Cristera 1926-1929)[10]. Muchas de las personas que habían sido deportadas a México regresaron a California y en esa diáspora, trajeron consigo envuelta en el catolicismo cultural, en sus bendiciones, canciones y escapularios, a la Virgen de Guadalupe, quien una vez radicada en este lado de la frontera, se transformó en “la Lupita”.

Según la filósofa española Amelia Valcárcel [11] la diáspora, no es lo mismo que migración: “Toda diáspora indica que ha habido una migración, pero no toda migración       necesariamente se convierte en diáspora. Se habla de diáspora solamente en el caso de que     tras una migración haya un proceso de hibridación en la cultura receptora. Cuando la   cultura que recibe esta migración no va a conservarse como era porque la gente que ha llegado, aun sin quererlo, la va a cambiar.” [12]

         El cambio sucede dentro del multiculturalismo y, fundamentalmente, como manifestaciones de incorporación a la sociedad norteamericana cuya cultura sin duda la devoción guadalupana la ha cambiado tras ese proceso de hibridación. Basta ver los murales con la imagen guadalupana en los barrios predominantemente latinos.

         Esto nos ayuda a entender cómo, en el efecto de la asimilación, es fundamental el vínculo entre prácticas de religiosidad guadalupanas en la vida de los migrantes católicos latinoamericanos, y el desarrollo de formas de participación cívico-comunitaria transnacional, ha trascendido ya el campo religioso, y el papel que grupos y organizaciones religiosas vinculadas con los migrantes ha sido fundamental en el proceso de integrarlos a la vida comunitaria en los barrios, donde los latinos nos hemos asentado en los Estados Unidos.

LA INTERPRETACIÓN DEL RELATO DEL NICAN MOPOHUA EN LA DIÁSPORA

 “Aquí se narra, se conjunta, cómo hace poco, de manera portentosa, se apareció la perfecta Virgen Santa María Madre de Dios, nuestra Reina, allá en el Tepeyac, nariz del monte, de renombre Guadalupe. Primero se dignó dejarse ver de un indito, su nombre Juan Diego; y después se apareció su preciosa y amada Imagen delante del recién electo obispo don fray Juan de Zumárraga.” [13]

         También se dignó dejarse ver por mi en el gran mural callejero en una pared de cualquier ciudad con presencia latina como en la que vivo actualmente, en el vecindario montañoso de Highland Park en la ciudad de Los Ángeles, en medio de supermercados y salones de belleza, una se encuentra rápidamente rodeada por una sobreabundancia de murales coloridos, vibrantes y animados. Figuras que cuentan una historia de raíces culturales con La Virgen de Guadalupe acompañando tanto a trabajadores del campo luchando por su dignidad y sus derechos como a jóvenes de la ciudad con autos lowrider de colores intensos.

         Hay fenómenos sociales que siempre están interconectados. La virgen de Guadalupe es uno de esos fenómenos sociales y culturales que han trascendido a la religión, incluso más allá de la piedad popular considerada como "un verdadero tesoro del pueblo de Dios" por el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia:

         Según el Magisterio, la piedad popular es una realidad viva en la Iglesia y de la Iglesia: su fuente se encuentra en la presencia continua y activa del Espíritu de Dios en el organismo eclesial; su punto de referencia es el misterio de Cristo Salvador; su objetivo es la gloria de Dios y la salvación de los hombres; su ocasión histórica es el "feliz encuentro entre la obra de evangelización y la cultura". Por eso el Magisterio ha expresado muchas veces su estima por la piedad popular y sus manifestaciones; ha llamado la atención a los que la ignoran, la descuidan o la desprecian, para que tengan una actitud más positiva ante ella y consideren sus valores; no ha dudado, finalmente, en presentarla como "un verdadero tesoro del pueblo de Dios" (No. 61)[14].

Precisamente, en el hecho de que es un tesoro en las manos del pueblo radica el eje central que ilumina la presencia del Espíritu Santo. Daniel Orlando Álvarez lo expresa así:

         “En muchos sentidos, la Virgen de Guadalupe era un símbolo cristiano con el que los     vencidos aztecas podían identificarse. Hablaba su idioma, tenía el tono de su piel y vestía como ellos. También fue un puente desde el cristianismo de las costumbres que una vez conocieron y que ahora se consideraban inferiores. En contraste con el imperio y la figura de autoridad, ella era una figura femenina, y una figura materna que nutría y consolaba a los aztecas caídos. Ahora también podían esperar sanidades, señales o maravillas en esta nueva religión. Además, el Tepeyac era un lugar significativo que se había dedicado a la deidad femenina azteca Tonantzin. La aparición de la Virgen afirmó una cosmovisión abierta a señales y maravillas y, una que demostró la validez de sus caminos. Su aparición también confirmó una forma particular del cristianismo entre los nativos”. [15]

Es en esas formas particulares del cristianismo que incorporó a Nuestra Señora de Guadalupe donde su presencia ha llegado a ser un motivo teológico central.

ASPECTOS TEOLÓGICOS

         Autores como Néstor Medina [16] citado en el texto Mestizaje e Hibridez [17] reflexionan sobre el símbolo guadalupano y afirman sus raíces no europeas. Para Medina, la Virgen es el motivo teológico central, ya que es representativa de todas aquellas tradiciones que no reivindican ningún vínculo con las tradiciones europeas. En tal afirmación, Néstor Medina lucha por liberarse de lo que él llama pigmentocracia [18]. También se esfuerza por afirmar la dignidad y el derecho de cada grupo de personas a ser escuchadas al considerar la identidad latina. Para Medina, la Virgen como símbolo demuestra que para hacer teología también se debe involucrar a las tradiciones y sus raíces no cristianas, y como han moldeado el cristianismo latino. Además para él, la Virgen funciona como un símbolo positivo en el sentido de que ella abarca las fronteras como lo que marca las intersecciones de identidades, culturas, conciencia, cuerpos y pueblos, es decir, un lugar de hibridez. En su apariencia, ella era relevante tanto para los criollos como para los aztecas[19].

         El ministro Luterano Maxwell Johnson [20] cree que una mirada mas de cerca a esta aparición puede arrojar observaciones importantes para la teología como para la pneumatología popular que a su vez, es la epistemología y hermenéutica fundamental de la historia de Guadalupe. Según Maxwell, la aparición de la Virgen María en un cerro de Guadalupe, México en 1531 es quizás la tradición central del catolicismo latino. La visión, supuestamente presenciada por el recién convertido Juan Diego, señaló el surgimiento del catolicismo en el Nuevo Mundo en un momento en que el protestantismo se estaba extendiendo por todo el viejo mundo. En La Virgen de Guadalupe, el ministro luterano reconoce que esta tradición no solo es importante para los católicos latinoamericanos, sino para todos los cristianos latinoamericanos. Reconocer el significado (si no, necesariamente, la precisión histórica) de la aparición de la Virgen no es simplemente una necesidad católica romana sino una necesidad para todas las iglesias cristianas entre las que crece la presencia hispana. Así lo demuestra el aumento de la conmemoración de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, en los calendarios protestantes. Johnson considera a la Virgen de Guadalupe desde una perspectiva luterana y analiza las formas en que podría ser recibida en el cristianismo evangélico o cristiano de tradición protestante. [21]

         Orlando Espín, profesor de teología y estudios religiosos en la Universidad de San Diego, en su texto Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica,[22] identifica a la Virgen de Guadalupe como una expresión pneumatológica. Para Espín, María no es igual al Espíritu Santo, pero de alguna manera está relacionada con la pneumatología porque a través de ella, Dios está activamente amando, aceptando y sosteniendo al mundo. El Espíritu Santo actúa maternalmente en el mundo. Orlando afirma también que la Virgen fue un poderoso mensaje profético para la iglesia. Ella afirmó la identidad azteca que estaba desmoronada en su contexto específico. Este énfasis en la profecía es también una dimensión pneumatológica. Es más que una predicción de eventos futuros. Es un mensaje de Dios hablando para los sufridos aztecas. Si examinamos la historia de la Virgen de Guadalupe podemos obtener una apreciación de cómo Dios obra a través de esta visión para la reestructuración y la transformación de la sociedad colonial. [23]

RECURSOS PNEUMATOLÓGICOS EN NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

       Es un hecho que a partir de cierto punto, el evento guadalupano rebasó la esfera elitista de la Iglesia institución y llevó el Evangelio a los ámbitos cotidianos y populares. Es la voz de protesta y de propuesta del pueblo vencido ante la injusticia de la sociedad colonial. Ciertamente esta voz está codificada en lenguaje religioso y tiene implicaciones para las instituciones religiosas como la Iglesia, pero no se reduce a eso. En el planteamiento guadalupano se da una apropiación indígena de la Iglesia y de los instrumentos ideológicos de la sociedad colonial.

         Tonantzin Guadalupe, como Madre de todos los dioses conocidos en la tradición de los pueblos originarios, se presentó como la Madre de Jesús. Quien escucha y está “siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores.” [24] La finalidad del Nican Mopohua es mostrar que es posible incorporar en la Iglesia la cosmovisión amerindia de Dios y de la vida; y que es razonable para los pueblos originarios asimilar los valores del Evangelio. Es lo que llamamos “inculturación del evangelio”, definida por Juan Pablo II como “encarnar el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo, introducir a los pueblos con sus culturas en la Iglesia.” [25]. El Papa Benedicto XVI añade, en Aparecida, que eso es lo que hicieron sabiamente nuestros antepasados; ya que “la sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos.” [26]

          En el texto del profesor de teología y estudios latinos del Seminario Teológico de Fuller, en Pasadena, California, Oscar García Johnson: Spirit Outside the Gate, sugiere que la Virgen puede ser considerada un recurso pneumatológico en el contexto del Sur Global americano en la profunda devoción de las comunidades de fe del pueblo:

         “Esto ya ha sido anticipado por el trabajo de la teóloga católica laica brasileña María Clara Bingemer. Según ella, podemos encontrar aspectos femeninos en todas las ‘personas’ de la Trinidad, pero en ausencia del Jesús de Nazaret histórico, que encarnaba “la ternura, la compasión y la misericordia infinita, el Espíritu” ocupa su lugar su lugar en la comunidad de fe como otro Paráclito. Tras repasar la literatura neotestamentaria y cristiana primitiva que alude a las connotaciones maternales del Espíritu, Bingemer concluye que el “amor maternal increado” es una metáfora central para entender al Espíritu en las comunidades de fe. De ahí que se pueda establecer una relación hermenéutica muy estrecha entre el Espíritu y María. A continuación se pregunta: ¿puede la teología apoyar seriamente esta idea de la maternidad del Espíritu? Y, en efecto, respondo positivamente a la pregunta de Bingemer a la luz de la forma en que millones de personas han encontrado significado y valor teológico y cultural gracias a la fe y la devoción del pueblo al amor maternal increado de Dios que se encuentra en Nuestra Señora de Guadalupe, tras los procesos colonizadores genocidas”. [27]

Humildemente sugiero que la Virgen de Guadalupe puede ser considerada MÁS que solo un recurso pneumatológico en el contexto del Sur Global americano, como explico a continuación.

PNEUMATOLOGÍA DEL VIENTRE GUADALUPANO

         Desde la perspectiva trinitaria de Santo Tomás de Aquino y la “in-existencia” de las Personas divinas, cuando una de las tres Personas divinas (Padre, Hijo, Espíritu Santo) se hace presente en la historia, de un nuevo modo, no cambia la Persona divina, sino la historia. Las Personas divinas se hacen presentes de dos formas: visible, en cuanto la misma Persona divina se hace presente o es enviada con manifestaciones externas (el Hijo asume una criatura, la naturaleza humana, y el Espíritu asume creaturas como signos de su presencia, paloma, fuego, agua, etc.), e invisible, ya que la presencia de las Personas divinas se da en las mismas personas humanas.[28]

         Una de las representaciones del Espíritu Santo es la forma de lenguas de fuego mencionada en los Hechos de los Apóstoles (Hch 2:3). Si revisamos las capas profundas en el simbolismo de la narrativa guadalupana independientemente de que el Nican Mopohua sea histórico, alegórico o cualquier otra cosa, encontramos que estas lenguas de fuego de los Hechos de los Apóstoles, están plasmadas en la Mandorla [29] de la Virgen de Guadalupe. En ésta, los rayos del sol o lenguas de fuego culminan en una aureola en forma oval formada por nubes que se alternan con rayos ondulantes y rectos.

         Interpretando esa simbología en relación con el cíngulo y en él, el moño negro que era el signo con que las mujeres aztecas indicaban su estado de embarazo o “buena esperanza”, nos damos cuenta de que la Virgen de Guadalupe tiene en ella a Jesús, trae en su vientre a la Palabra, la Dabhar por quien se ha creado todas las cosas, y si Jesús está presente en el vientre de la Virgen como lo anunció el Ángel Gabriel: «vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.» (Lc. 1, 31). En el vientre guadalupano está presente el Espíritu.

         Jesús encarnandose en su vientre, posteriormente tomando forma en el corazón y en su vida de misión cuando junto a las discípulos, recibieran todos al Espíritu mientras «perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús y sus hermanos» (He 1, 14).

La Constitución dogmática de la Iglesia, Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, afirma que “efectivamente, la Virgen María, que al anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas. Pero a la vez está unida, en la estirpe de Adán, con todos los hombres que necesitan de la salvación; y no sólo eso, «sino que es     verdadera madre de los miembros (de Cristo) ..., por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza” (LG 53).[30]

         El Papa Juan Pablo II, ante la proximidad del Tercer Milenio, escribía y afirmaba la importancia de “descubrir al Espíritu Santo como Aquél que construye el Reino de Dios en el curso de la historia y prepara su plena manifestación en Jesucristo, animando a las personas en su corazón y haciendo germinar dentro de la vivencia humana las semillas de la salvación definitiva que se dará al final de los tiempos.”  [31] El Espíritu Santo actúa maternalmente en el mundo, el poderoso mensaje profético en la advocación de María en la Virgen de Guadalupe del siglo XVI afirmó la identidad de un pueblo que había perdido no solamente su identidad, sino la dignidad ante un sistema imperial que los oprimía llevándoles un mensaje de salvación justo como lo hiciera en la proclamación de una revolución histórica que había empezado con la venida del Salvador:

Engrandece mi alma al Señor;

Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

Porque ha mirado la bajeza de su sierva;

Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.

Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;

Santo es su nombre,

Y su misericordia es de generación en generación

A los que le temen.

Hizo proezas con su brazo;

Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.

Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes.

A los hambrientos colmó de bienes,

Y a los ricos envió vacíos.

Socorrió a Israel su siervo,

Acordándose de la misericordia

De la cual habló a nuestros padres,

Para con Abraham y su descendencia para siempre.

(Lucas 1, 46-55)

BENDITO SEA AQUEL QUE SE HA APARECIDO A NUESTRA RAZA HUMANA BAJO TANTAS METÁFORAS

-Efrén el sirio, Himnos sobre la fe, siglo II d.C.-

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“Unholy Escort” (escolta profana)

obra de la artista neoyorquina Katie Jo Sudabby

         ¿Cómo las señales de la presencia del Espíritu Santo en la “Lupita” iluminan horizontes en la dimensión de una espiritualidad pos-religiosa para mi comunidad en la diáspora?

I

HACE DE LA EXPERIENCIA DE MIGRAR LA MATRIZ DE SU ESPIRITUALIDAD

         La imagen hibrida de la Virgen de Guadalupe para quien profesa su veneración en la diáspora tiene una carga cultural diferente a la veneración que se profesa en México o Latinoamérica. La diferencia radica en una espiritualidad singularizada por la experiencia de la migración.  Es decir, lo que fortalece y nutre la espiritualidad de quienes vivimos en la diáspora es el hecho de que “la Lupita”, la Dulce madre, migró caminando con su pueblo para cuidarlo y acompañarlo, animarlo, y no se “apareció” a una sola persona para encomendarle una misión como narra el Nican Mopohua.

         Ella posee una imagen cargada de simbolismo para quienes habitamos en las fronteras religiosas, geográficas y existenciales, la dimensión pneumatológica implícita en ella, llena los espacios intersticiales que hay entre los mundos que no parecieran tener algo en común. Para Dios, ninguna frontera humana detiene su presencia reveladora de su Espíritu, como bien ilumina el profesor Oscar García-Johnson: “porque allí, en la frontera, ese espacio confuso, movedizo e interminable donde la Iglesia oficial ha estado ausente, la separación de las familias es mas sentida, la fiebre oficial de las políticas antinmigrantes inscribe la criminalidad de los inmigrantes, los injustos designios económicos globales que provocan cambios en la fuerza de trabajo siguen empujando multitudes fuera de sus hogares para sobrevivir, donde la tristeza, las penas y las enfermedades proliferan y se lucra con el tráfico de personas, allí está el Espíritu Outside the Gate, habitando e inspirando a una inusual generación de agentes que traen consigo una agenda sanadora, curativa, a través de rutas nada convencionales que transitan y se mueven a través de muros impenetrables.” [32]

         La agenda sanadora se lleva a cabo en la vida diaria, un esta realidad lateral a la falta de credibilidad de la iglesia institución que siguen proponiendo lecciones de religión como parte de la preparación sacramental que da como resultado una fe vacía, sin vida, incapaz de articularse para responder a las necesidades del pueblo migrante, contrasta con el fervor popular por la “Lupita” que carga en su vientre al Espíritu que genera vida de formas poco convencionales.

II

HACE DE LA FE DEL PUEBLO SU LUGAR TEOLÓGICO

“La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (1Jn 2, 20.27), no puede equivocarse cuando cree”

(Lumen Gentium, No. 12)

         El sensus fidei es fruto de la gracia y acción del Espíritu Santo que actúa sobre las personas creyentes para que comprendan y crean (no solo creencias, sino experiencias), es decir, hace presente a Dios en la conciencia del pueblo. Esta conceptualización central del Vaticano II, es la que da la pauta y es también desde donde el Espíritu de Dios pone en entredicho las formas “correctas” de hacerse presente para darse a conocer.

         Ni el Evangelio inicial ni el Evangelio expresado a través de Guadalupe han perdido la fuerza y su propósito originales, y esta fuerza la redescubren los pobres, los marginados y los excluidos cuando rescatan estos evangelios fundacionales para utilizarlos como principales armas de liberación y fuentes de estilos de vida distintos de los que engendran las estructuras sociales y eclesiales que los han marginado, oprimido y deshumanizado. [33]

Sus formas anteceden y preceden al conocimiento, a las certezas, porque “Nadie conoce la mente de Dios salvo el Espíritu de Dios”, nos dice Pablo en 1 Corintios ¿Cómo podríamos entonces poner en entredicho que la acción del Espíritu Santo en Nuestra Señora de Guadalupe nace de la mente de Dios? La ausencia de sacerdotes y religiosos es cada vez más evidente en las celebraciones guadalupanas (los sacerdotes católicos son una especie en extinción), pero, evidentemente esto no determina la presencia del Espíritu en la devoción a la Virgen de Guadalupe porque su presencia es parte esencial en la fe profunda de la memoria popular de su pueblo. Aquí en Los Ángeles por ejemplo, la celebración religiosa del 12 de diciembre es la más antigua. Fue establecida por los católicos mexicanos que huyeron de la persecución del gobierno mexicano durante la Guerra Cristera en 1931, entre ellos estaban los que habían sido deportados a México y regresaron a California en esa diáspora.

III

ILUMINA EL FUTURO CON SU PODEROSO MENSAJE PROFÉTICO

 DESDE NUESTRAS HISTORIAS NOS HABLA DE CRISTO Y DE LA NUEVA HUMANIDAD

         Frente a la realidad de una iglesia que se está transformando (a pesar de ella misma), veo que el Espíritu Santo a través de Nuestra Señora de Guadalupe se deja ver y detiene su mirada llena de esperanza en la comunidad migrante pobre, humillada, usada como capital político en tiempos de votaciones, y sin embargo, pese a todas sus limitaciones, el corazón de mi comunidad es como el cerro del Tepeyac, un campo lleno de flores, de canto de pájaros, lleno de risas infantiles, de sueños de paz luchando por sobrevivir germinando en comunidades que se organizan, personas promotoras de derechos humanos, niños, jóvenes, mujeres, hombres y ancianos que se encuentran sin un estatus legal y luchan pero no pierden la fe para cambiar esta realidad de muerte.

SIN NUESTRAS HISTORIAS NO SOMOS NADA

Mi historia con la Virgen de Guadalupe ha tenido muchos episodios, pero hay dos que son fundamentales: Me acompañó al cruzar la frontera y al dar a luz a mi hijo mayor la madrugada del diez de junio de 1991. Mi hijo nació muerto, mientras las enfermeras hacían todo lo posible para resucitarlo, miré a través de la ventana en el tercer piso del hospital. Vi la última estrella que quedaba de la noche y supliqué a Dios por que me dejara a mi hijo. El brillo de esa estrella descendió hasta al lado de mi cama y entre esa luz perfecta, pude ver la figura de la Virgen y su rostro de mirada serena que me sonreía. La enfermera gritó: ¡Está vivo, ya respira!

         Este ensayo me ha permitido tener una visión general del hecho guadalupano en mi propia vida y en el curso de la historia he encontrado un sentido teológico y pneumatológico trascendente en la Virgen de Guadalupe de la diáspora. Ella fomenta nuevas formas de pensar en Dios. Desafía al cristianismo y a la soberbia iglesia patriarcal, abre la puerta a una conversación más humana, más cotidiana, menos intelectual y más profética, justo así son los destellos del Señor de los cielos y la tierra.

Mi oración para las caravanas de migrantes que cruzan las fronteras latinoamericanas con su mirada puesta en el Norte:

 “Yo soy la siempre Virgen Santa María. La Madre del Dios de la única verdad, Téotl. Soy la Madre de aquel por quien vivimos, del Creador de los hombres, del Soberano de todo lo que está cerca y está junto, del Señor de cielos y de tierra.” (Nican Mopohua v. 22)

[1] Álvarez, Daniel Orlando. Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica. CPT Press. USA, 2018.

[2] García-Johnson, Oscar. Spirit Outside the Gate: Decolonial Pneumatologies of the American Global South, InterVarsity Press, 2019.

[3] https://cnnespanol.cnn.com/2022/09/07/primero-cnn-record-migrantes-frontera-sur-muertes-trax/

[4] https://www.crsespanol.org/ 

[5] https://worldmigrationreport.iom.int/wmr-2022-interactive/?lang=ES#:~:text=Europa%20y%20Asia%20acog%C3%ADan%20en,mundial%20total%20de%20migrantes%20internacionales

[6] https://inewsource.org/2022/06/21/migrantes-que-se-quedan-mas-tiempo/

[7] https://hmn.wiki/es/Baltimore_Catechism

[8] https://es.wikipedia.org/wiki/Jun%C3%ADpero_Serra

[9] https://baripedia.org/wiki/La_sociedad_americana_en_la_d%C3%A9cada_de_1920

[10] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-39292020000100091#:~:text=Se%20calcula%20que%20de%201910,pol%C3%ADticos%2C%20refugiados%20pobres%20y%20ricos.

[11] https://ameliavalcarcel.com/

[12] https://www.youtube.com/watch?v=9RgWTcqsxnU&t=2856s&ab_channel=CentroCulturalLaMalagueta

[13] https://www.kofc.org/es/resources/our-lady-of-guadalupe/nican-mopohua.pdf (p. 6)

[14] https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20020513_vers-direttorio_sp.html#Cap%C3%ADtulo%20II

[15] Álvarez, Daniel Orlando. Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica. CPT Press. USA, 2018. P.105

[16] Medina, Nestor. Mestizaje. RE) MAPPING RACE, CULTURE, AND FAITH IN LATINA/0 CATHOLICISM. Maryknoll, New York.

[17] Álvarez, Daniel Orlando. Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica. CPT Press. USA, 2018. Pp.105-106

[18] pigmentocracia define como el color de piel condiciona la percepción que los sujetos tienen de sí mismos y de los otros, y cómo esto se traduce en la vida cotidiana, y en todas las dimensiones sociales.

[19] Orlando Álvarez, Daniel. Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica. CPT Press. USA, 2018. P. 106

[20] https://theology.nd.edu/people/maxwell-e-johnson/

[21] Johnson, Maxwell E. The Virgin of Guadalupe: Theological Reflections of an Anglo-Lutheran Liturgist. (Rowman and Littlefield, 2002)

[22] Álvarez, Daniel Orlando. Mestizaje e Hibridez. Identidad latina en perspectiva pneumatológica. CPT Press. USA, 2018.

[23] IBID. P. 107

[24] Nican Mopohua No. 32

[25] Redemptoris Missio, 52

[26] Benedicto XVI, discurso inaugural de Aparecida, 13 de mayo de 2009

[27] García-Johnson, Oscar. Spirit Outside the Gate: Decolonial Pneumatologies of the American Global South, InterVarsity Press, 2019.P.226

[28] https://lareligionesuntic.wordpress.com/2011/08/30/la-doctrina-de-la-trinidad-en-santo-tomas-de-aquino-arias-m/

[29] Mandorla, según el Diccionario de la Real Academia Española, es un Marco en forma de almendra que en el arte románico y bizantino circunda algunas imágenes, especialmente las de Cristo majestad. https://dle.rae.es/mandorla

[30] https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html

[31] JUAN PABLO II, Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, 10-11-1994

[32]García-Johnson, Oscar. Spirit Outside the Gate: Decolonial Pneumatologies of the American Global South, InterVarsity Press, 2019. P. 244 - (la traducción es mía)

[33] ELIZONDO, Virgilio, Virgen de Guadalupe, Madre de la nueva creación, Verbum,México 1999. P. 181

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