Algunas veces hemos de escuchar que si Dios existe, por qué hay tanto dolor y sufrimiento en el mundo, ya que es Todopoderoso y Todo Amor.

Pues bien, para responder a esto podemos ver lo que permitió con su propio Hijo encarnado en Jesús de Nazaret. Podría haber eliminado la libertad de aquellos que lo condenaron para así librarle del padecimiento terrible, y sin embargo no lo hizo, para comprenderlo hay que observar qué ocurrió después, luego de su muerte resucitó, de manera milagrosa, y con ello, validó su mensaje, su doctrina, la cual fue regando, poco a poco, en la historia gotas del Reino de Dios, gracias al cual hoy tenemos sociedades mucho más justas y libres, con más derechos humanos, sociedades en las que ya no podría ser ejecutado por ese mismo Mensaje, pues ni siquiera existe la pena de muerte ni, por supuesto, la tortura.

La Resurrección de Jesús, el Cristo, fue el origen de esta sociedad, aunque ya se nos olvidase a muchos, es parte de su victoria ante la muerte, nos liberó de aquellas sociedades en las que por no decir lo que era apropiado para las autoridades podías ser ajusticiado, luego de un largo sufrimiento físico, y eso es pecado, va contra los deseos de Dios, va contra el Reino de su Presencia, luego, si, Cristo murió para librarnos de ese pecado, para que la sociedad poco a poco, llegará a unos valores distintos, más próximos a los que nos enseñó cuando hablaba de que el Reino de Dios, llegaría, pero ya había comenzado.

Poncio Pilatos, el Sumo Sacerdote de la época no fueron sino instrumentos, si no hubieran sido ellos habrían sido otros, pues el mal estaba en la desobediencia a la Ley de Dios, a la ley del Amor y la libertad.