Sociología de los Premios Goya
Las intervenciones son de lo más variopintas, pocas bien dichas e impecables pero las más torpes y atropelladas. No se puede fiar uno mucho de que sean improvisadas, pues algunos aluden a la enorme sorpresa que les ha causado el premio y luego sacan del bolsillo un papel con las notas tomadas precisamente par esta discursito improvisado. Con razón, el hábil presentador de este año ironizó sobre estas intervenciones, presentándolas como 30 segundos vacíos con el sólo contenido de las Gracias.
Sobrenadan, sin embargo, a estas heterogéneas intervenciones una serie de valores fundamentales, que son los que merecen un instante de atención. En general, no son valores negativos, pues, con independencia de alguna simple patochada, apuntan repetidamente a comportamientos y actitudes que merecen alabanza. Lo más reincidente y destacable es el recurso al agradecimiento, y esto resulta muy positivo, pues el premiado suele dejar muy claro que igual o más que él merecen el premio sus compañeros en la elaboración de la película. Llama también positivamente la atención la importancia que se da a la familia en estos momentos emotivos, pues es muy repetida la alusión al padre y a la madre, a los consortes estables o de hecho, a los distintos miembros del entorno familiar; en este sentido, esta año ha sido muy notable el protagonismo conseguido por la abuela de un director premiado. De la tarea específica de hacer películas. se destacan aspectos y valores relativos al sacrificio, la dificultad, la constancia, la habilidad, todo lo que contribuyen para que esta tarea de autentico equipo salga adelante. Los valores referidos en estas improvisadas intervenciones no suelen ser negativos, lo cual resulta más destacable en el ambiente de glamour, trajes de gala y encendidas candilejas que rodean a este espectáculo.
Llama la atención una ausencia, en las referencias realizadas. La alusión al mundo religioso no existe. No se dan incidencias ni tangencias con el universo religioso. Este año, el premiado con un corto o documental habló encendidamente de Cáritas, una entidad dependiente de la Iglesia católica aunque más directamente relacionada con el aspecto social de la institución eclesial. Desconozco si en la prototípica distribución de los Oscar introducirá el dinamismo norteamericano -en el que a lo religioso se alude con menos complejos que en España- algún elemento relacionado con Dios o con el mundo religioso, pero en la gala española todo este universo brilló por la más rotunda ausencia. Sólo una destacada actriz dijo gracias a Dios al ser entrevistada, pero esta alusión tiene una connotación más meramente sociológica que directamente religiosa. Esta ausencia se nota más porque en el mundo del cine lo religioso no ha estado tradicionalmente ausente, hasta el punto de que lleva muchos años convocándose en Valladolid el Festival del Cine Religioso y de los Valores Humanos.
El mundo político, en cambio, sí estuvo muy presente. Tres de los cuatro más directamente aspirantes a formar gobierno en estos días estuvieron personalmente presentes en el acto, pudiendo cada cual pensar si por afición al cine, por rebañar pedazos de popularidad o por mera cortesía con una actividad social de relevancia. En el discurso del Presidente de la Academia hubo además muchas alusiones a la política, de cuya actuaciones depende en buena parte la actividad cinematográfica. El tema político tuvo, pues, destacada presencia en la gala, sin las derivaciones de tirantez y enconamiento que en otros años se pudo registrar en este acto.
Un acto social importante, cuyo desarrollo merece ser analizado, para conocer mejor el momento actual de nuestra sociedad española.