Tras la tradicional liberación de un reo Una rebelión obliga a El Rico a regresar
Una rebelión surgida en el trono de Nuestro Padre Jesús El Rico tras el tradicional acto de liberación del preso en la plaza del Obispo obligó a la cofradía a regresar a su casa hermandad cuando la intención del hermano mayor, José Rivas, era hacer el recorrido oficial. Así lo demostraba la configuración del cortejo procesional. En ese momento, la cruz guía ya se encontraba en la plaza de la Marina y la sección de nazarenos del Cristo formada en la calle Molina Lario para buscar la Alameda. Lo cuenta Antonio Romero en Diario Sur.
En un clima de gran duda, en esos momentos, junto a la campana del Cristo, se reunió un grupo formado por algunos mayordomos de trono y de sección, capataces y algún portador que acordaron hablar con el hermano mayor para exponerles su determinación de que se debía regresar dado que las predicciones meteorológicas empeoraban a partir de la medianoche. Rivas se encontraba en el atrio principal de la Catedral atendiendo a las autoridades asistentes a la liberación del penado y, tras recibir a esta comisión de cargos de la procesión, con un gesto de la mano y verbalmente dijo: «¡A casa!». Una decisión que obligó a recomponer la procesión y tirar por la calle Postigo de los Abades para regresar hasta la casa hermandad en la calle Victoria.
De allí salió el cortejo procesional a las siete en punto de la tarde. Los tronos de Jesús El Rico y la Virgen del Amor fueron recibidos con sendas saetas. A su paso por las casas hermandad de Estudiantes y Sepulcro las imágenes fueron esperadas por los guiones corporativos de ambas cofradías con sus hermanos mayores, Pedro Ramírez y José María Souvirón, respectivamente, al frente.
Finalmente, el líquido elemento sorprendió a los tronos de la cofradía cuando estaban llegando a su casa hermandad. Con todo se produjo un emotivo encierro con pulsos.
Una multitud se agolpaba en la plaza del Obispo cuando llegó el trono de Jesús El Rico y la Virgen del Amor, que entraron en este recoleto lugar a los sones de sendas marchas interpretadas por la banda de música de Alhaurín de la Torre. En ese momento, el reo -que había permanecido en el interior de la Catedral- salió al atrio del primer templo de la diócesis. Al contrario que años anteriores el penado, A. C. D. de 52 años, no lució el capillo, sino un capirote de nazareno que le cubría su cara.
Testigos de la lectura de su acta de liberación fueron el obispo de la diócesis, Jesús Catalá; el presidente de la Audiencia Provincial, Francisco Javier Arroyo Fiestas; el subdirector de Instituciones Penitenciarias, Miguel Ángel Vicente Cuenca; el delegado del Gobierno en Andalucía, Luis García Garrido; el presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Recio; y el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre. Precisamente éste fue el encargado de dar los toques de campana al trono de El Rico para que se impartiera la bendición.