Si me dicen que de los cinco millones de parados que tenemos en este momento, un millón están a punto de cruzar el lumbral de la pobreza, me responderíais: ¿lo dudas? Por supuesto que no lo dudo, lo afirmo, España es un país en crisis. Pero debo añadir, que es impresionante la cantidad de cajas de alimentos que se desperdician y tiran los supermercados, bien por su pronta caducidad, falta de venta o simplemente para dar paso a lo novedoso y seductor y es ahí y en ese momento, donde están esperando algunas personas para recoger lo que otros tiran a los contenedores…
Personas que han tenido una vida de clase media baja, ahora se encuentran que apenas tienen para comer y es que como es habitual, cualquier tipo de situación negativa, siempre afecta a los que peor lo pasan. Y son ellos, los pobres, los que más sufren, donde surge una mayor solidaridad y un compartir lo poco que tienen, incluso más, que los que más tienen y no sufren tanto los efectos de la crisis.
España no es un país en crisis, España es un país que se ha acostumbrado a vivir por encima de sus posibilidades y es ahora cuando se ha dado cuenta de que no puede seguir así y es que bajar un escalón siempre es más complicado que subirlo…
Que nos hable de crisis el continente Africano ¡ellos sí que saben el significado de esta palabra! Y no solo puede hablarnos de palabras, sino de vida, de hechos, de sentimientos, de intereses en conflicto que desencadenan las crisis y todo ello gracias a la avaricia de este orgulloso primer mundo que se cree el ombligo del planeta por pertenecer al G-20 y no sé cuantos Gs más…
Seguro que todos conocemos algún caso de personas que lo están pasando realmente mal y ante ello ¿qué hacemos? ¿Seguimos mirando hacia otro lado? ¿Seguimos tirando la comida o protestando por comer dos días seguidos el mismo menú? ¿Hasta cuando?… Ojala sepamos abrir nuestro corazón siendo conscientes y solidarios de la situación de nuestros hermanos.