Ojala haya sido así, ojala hayamos dejado atrás la oscuridad y nos enfrentemos decididamente a la luz, porque todos tenemos delante un nuevo amanecer, incluidos los crucificados de esta tierra. Pero no podemos ni debemos quedarnos ahí, no podemos seguir dejando a Jesús en el sepulcro, al contrario, aunar fuerzas y celebrar el milagro de la vida y del amor y ¿cuál es?: la resurrección. Una gran verdad para tantos crucificados de nuestro mundo algo injusto y muchas veces sin entrañas.
Algún día llegará una nueva tierra, la vida triunfará sobre la muerte, el bien sobre el mal y todo será distinto…
Sé que en multitud de ocasiones será verdaderamente difícil salir de ese “sepulcro” para dar paso a una nueva jornada con todo lo que ello pueda suponer de esfuerzo, dificultad e ingratitud, pero Él lo hizo, también tuvo miedo, supo pedir ayuda y lo más importante: confió y lo puso en manos de quien más amaba.
Cada jornada es una nueva oportunidad, un regalo de Dios que muchos no reciben, ¡aprovechémosla y no nos conformemos quedándonos en un viernes santo cuando hay un domingo de resurrección!
¡Feliz pascua de resurrección amigos!