Ideas para polemizar sobre la mirada de Bad Bunny hacia la Iglesia en su nuevo disco Nadie sabe lo que va a pasar mañana "BATICANO"
Desde su gramática denota hacia dónde van las balas al más puro estilo trap, y el cambio de la B por la V del Vaticano intenta poner en la catolicidad la diana de una reflexión que se queda anclada en miradas atrasada
El espacio para “todos, todos” de Francisco incluye a Bad Bunny, pues el Reino de Dios no es un lugar reservado para gente perfecta
Julio Pernús corresponsal en República Dominicana
Nadie sabe lo que va a pasar mañana, el nuevo disco del artista puertorriqueño Bad Bunny, está en la posición número uno de varias de las plataformas de distribución de música en el mundo. Como en ocasiones anteriores, el tema de la Iglesia católica forma parte de su crítica social. "BATICANO", una de sus canciones, desde su gramática denota hacia dónde van las balas al más puro estilo trap, y el cambio de la B por la V del Vaticano intenta poner en la catolicidad la diana de una reflexión que se queda anclada en miradas atrasadas –válidas o no-, denotando la influencia tangible de las narrativas hegemónicas globales contra-eclesiales sobre Benito Antonio Martínez Ocasio (Bad Bunny).
“Dios te está mirando, Dios te está escuchando. Eso es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos”. Bad, en esta estrofa de "BATICANO", intenta argumentar su relato sobre el valor del relativismo moral imperante en el siglo XXI por encima del dogma de la fe. Esta mirada sobre Dios, que según Benito instala lo católico, es muy reducida, lo dibuja como una especie de “Gran Hermano” sin profundizar en algo que el papa Francisco ha definido como una Iglesia de puertas abiertas basada en la sinodalidad, cuyo método de evangelización es la escucha activa de todas las voces. El espacio para “todos, todos” de Francisco incluye a Bad Bunny, pues el Reino de Dios no es un lugar reservado para gente perfecta, ni la esencia de lo católico parte de una fe castigadora, más bien el concepto que primerea es el de la cultura del encuentro que puede cambiar nuestro modo de proceder o “mirada de la realidad”, como diría el jesuita Jorge Cela.
Tiene razón "BATICANO" cuando afirma que ningún hombre en la Tierra tiene derecho a juzgar como si fuera Cristo y que hay consagrados que no son coherentes con los votos de castidad y pobreza. Esa mirada de Benito no rompe la cáscara de los lugares comunes de siempre para atacar al catolicismo sin profundizar en la estructura social que está detrás de esa falta de verdad que él define como ser real. Esta nueva época signada por el paradigma tecnocrático, que viste de maquillaje comercial cualquier aspecto de la vida y despersonaliza el bien, ha construido un prototipo de mujer y hombre del siglo XXI estilo Bad Bunny, una figura totalmente liberal que no tiene reparo en “gastar” su vida en las cosas que le dan placer. Lo que sucede es que luego, como dice él en Nadie sabe lo que va a pasar mañana, esa cima, sin profundidad, te hace sentir solo en medio del éxito que representa un concierto con miles de personas al frente.
Nadie sabe lo que va a pasar mañana es un álbum que no defrauda a los que seguimos el género urbano desde hace años. Lo que denota también, aunque parece pequeño, que incluso un referente mundial en la creación de contenido como Bad Bunny se repite en una mirada común sobre la Iglesia, sin ir más allá de lo afirmado por la industria cultural del capital que únicamente señala la paja del ojo católico. A Benito le sería oportuno ordenar los afectos que lo mueven en su forma de pensar la estructura eclesial, para eso le iría bien, con discreción, sin directas, preguntarse si su voz interior está dispuesta a mediar con los conflictos que provoca salirse del discurso publicitario anticatólico y desarrollar sus críticas a partir de una visión más profunda
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