Chile necesita un Adviento para todo y todos, especialmente para los pobres.

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO. 03.12.2017.

"Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia.
Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de tí, que hiciera tales cosas por los que esperan en Él.
Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos... .
Pero Tú, Señor, eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla, y Tú, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!
(Isaías 63, 16-17.19; 64,, 2-7).


"Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo". (1 Cor. 1, 3-9).


"Tengan cuidado y estén prevenidos,porque no saben cuándo llegará el momento... . Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa... . No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!
(Mc.13, 33-37).



Estamos dando inicio al tiempo litúrgico de Adviento. Es un tiempo rico para nuestra vida de cristianos; para nuestra vida personal y social; para nuestra vida interior y exterior.
En las lecturas de hoy se manifiesta constantemente la necesidad de estar prevenidos porque "Alguien vuelve y viene" "Alguien llegará" y se habla de la "venida de nuestro Señor Jesucristo"; de "Alguien que vuelve" por amor a sus servidores y a los que practican justicia y a los que "esperan en Él". Y se nos habla de la "espera de la Revelación de nuestro Señor Jesucristo", de ese Señor que nos mantendrá firmes hasta el día de su "Venida". Todo el verbo se refiere al Adviento, al "advenimiento del Señor".

Adviento es de liturgia de vida y de esperanza. Y no es una esperanza cualquiera: esperamos al que es la razón de nuestra existencia:

"Por quien vivimos, nos movemos, existimos y morimos".

Sí. El Señor está a la puerta nuestra; de nuestra puerta personal y social. Jesús quiere entrar y habitar en nosotros y en el mundo "todo y de todos" en "todo el hombre y en todos los hombres"; esto significa, según Paulo VI en su Carta: "Evangelización en el mundo contemporáneo", que: "Nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización".

Por eso, esperamos a Jesús, en este Adviento 2017, y abrimos nuestra vida a Él, para que este año nazca y venga y tenga hoy "un lugar en la posada".

Hoy día, Jesús quiere nacer para el hombre y para el mundo"todo y de todos", a través de nuestro compromiso misionero y de Evangelización. Y no olvidemos Jesús viene a "salvar y no a condenar". No viene a "condenar" tan en boga en nosotros en nuestro mundo contemporáneo. Somos dado a convertirnos en jueces de todo y de todos, y nos gusta condenar y "mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio ojo".


Cada año es posible una Navidad personal y social. Es cierto que Jesús vino en un momento determinado de nuestra historia. Pero Jesús viene hoy y está viniendo siempre; por eso, en este tiempo de Adviento, preparación para la Navidad,resurge nuestra "esperanza"; y una esperanza en "Alguien", en una persona, la persona de Jesús, que nos trae nuestra liberación y salvación integral. Siempre hay que estar "vigilantes", ocupados en las tareas del Reino.

"El Reino está en medio de vosotros".

Está instaurado e inaugurado por Jesús. Y Jesús es el Reino. Tomemos conciencia, que nos corresponde a nosotros proseguir, haciendo nuestro y aceptando a Cristo y su Evangelio,la construcción del Reino aquí y ahora, para que Cristo, a través de nuestro compromiso, le dé su plenitud cuando Él venga definitivamente; cuando Él quiera, y no cuando se le ocurra a algunos, asustando y metiendo miedo, anunciando el acabo de mundo con presagios catastróficos.

Como podremos darnos cuenta hay tres niveles en este tiempo de espera y de Adviento: El Jesús que vino, que viene y que vendrá. El Señor Jesús ha hecho explícito los tres niveles,y de estos tres niveles del Adviento debemos preocuparnos en nuestra vida cristiana de hoy: Cristo vino, viene y vendrá. Pero, ahora, en estos tiempos nuestros, sin menoscabar a los otros niveles, debemos insistir y preocuparnos, centrándonos en el Jesús que está viniendo y naciendo en esta Navidad 2017. Sí. Esperemos un Nacimiento hoy. Debemos querer y anhelar una Navidad verdadera para nuestros días, personales y sociales. Y si hablo de "Nacimiento" es porque me parece que lo que más le importa a Jesús de parte nuestra - y por eso "viene" - es que cada uno, que nuestra familia, nuestro barrio y nuestra sociedad: "todo y todos" lo reciban y acojan, y se tendrá un "gran Nacimiento"; Cristo ya nació en la historia, y ahora en esta historia de hoy, nos toca nacer a nosotros con y en Cristo. Sí. Es urgente un "Nacimiento personal y social".
Hemos hablado de que el Adviento es un tiempo de "esperanza"; nos da la promesa decisiva de nuestra liberación. Pero no debemos olvidar que nuestra "esperanza" significa un compromiso de "conversión", nunca acabada. El reino de justicia, paz y fraternidad que Jesús nos trae no se hará efectivo sin nuestra fidelidad y compromiso concreto a esos valores.La justicia,la paz y el amor entre hermanos. La justicia, la paz y el amor fraterno no se darán sin una una profunda "conversión".

En este tiempo de "esperanza y conversión",Jesús nos habla de "vigilancia":

"Enderécense y levanten sus cabezas, pues habrá llegado el día de la liberación.
"Estén alerta"... "Por eso, estén vigilando y orando en todo tiempo".(Lucas 21,28.34.36).

La "vigilancia" es importante en la Evangelización de Jesús; es una actitud nuestra necesaria para "discernir en los signos de los tiempos", la presencia de Jesús, a veces desconcertante, y a veces apenas percibida, en los sucesos de nuestra vida. Entonces, en Adviento, tengamos "esperanza, conversión, vigilancia y oración".


Pero este Adviento tiene una especial connotación para los "pobres"; esa es la palabra:"pobres" y no "vulnerables", como hoy entre nosotros se dice, para esconder y bajar el perfil a la problemática real y verdadera, que nos hace llamar "pobre a los pobres reales". Así lo ha expresado Lucas en sus bienaventuranzas. Y así lo dijo Jesús. Todos somos vulnerables, pero no todos somos "pobres y pobres reales"; los "pobres reales", además, son muy vulnerables. Los "pobres y su mundo" sufren una constante discriminación, opresión y escandalosa injusticia, que clama al cielo:

"Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos". (Puebla 87).

Y continúa diciendo:

"La Conferencia de Medellín apuntaba... la comprobación de este hecho: "Un sordo clamor brota de millones de hombres (y mujeres), pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte".

Y continúa:

"Pudo haber sido sordo entonces. Ahora es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante"
. (Puebla 88 y 89).

Estas constataciones de los Obispos Latinoamericanos son hechas ya hace muchos años. Hoy, lo reafirmamos nuevamente.Existe el "pecado social", hay 80% de pobres en el mundo por la globalización de un sistema económico inhumano y perverso, que se muestra produciendo un crecimiento y riqueza macro económica, pero haciendo un verdadero saqueo y una micro economía escandalosa y pecadora en los pobres; la distribución de la riqueza y del crecimiento económico es mentirosa, haciendo un abismo escandaloso entre los pocos ricos y los millones de seres humanos pobres en el mundo; es el "capitalismo salvaje" que denunciamos como un objetivo pecado mortal; mata de a poco y lentamente a los seres humanos, produciendo otros graves problemas sobre la población humana. Y por esta razón, teniendo este sistema económico en Chile, nos parece extraño el llamado a votar en este 19 de noviembre, cuando todos los candidatos lo tienen en sus programas.


Este clamor de los pobres es un permanente Adviento; es una constante y expectante espera de un Adviento de amor, justicia, solidaridad y fraternidad. Y todo esto lo estamos diciendo cuando nuestro Papa Francisco ha llamado a una JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES. Es un llamado del mismo Papa Francisco que al llegar a su papado dijo: "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".
¿El cristiano que vota y llama a votar toma en cuenta que se está contradiciendo a los pobres y, en ellos, a Jesús, a la Iglesia y al mismo Papa? ¿Es esa la manera de esperar al Papa que viene y nos visita como preludio de la visita y venida de Jesús en esta Navidad 2017?

Al respecto, el 19 de noviembre pasado, hubo elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales en Chile. De un universo de más de 14 millones 300 mil de inscritos para votar, sólo han votado un 45% y un 55% no votó; ya antes, en últimas elecciones municipales, no votaron un 70% de electores.
Estos bajos resultados y escrutinios han sido una demanda y un recado de un pueblo y de los pobres que están diciendo: ¡Basta! No es una abstención y una mera protesta popular. No. Se trabaja por un nuevo proyecto de país. Se quiere cambiar la institucionalidad ilegítima, herencia de la dictadura. Se quiere democracia. Se quiere tener otra Constitución, hecha por una Asamblea Constituyente Democrática y no por una élite como lo es la que tenemos impuesta por una dictadura y negociada después de 17 años por políticos ansiosos de volver al poder y no por políticos que buscan verdaderamente el bien común (de la "polis").

También se quiere cambiar los destinos del país, cambiando a la clase política actual. No se quiere ser más títere de esta minoría de ricos y clase política. De hecho, en esta elección ya quedaron fuera del poder, varios antiguos políticos. Se nota que el pueblo mayoritario y pobre está diciendo que no quiere más de lo mismo.
Mientras tanto, yo, con deber y derecho ciudadano, con un discernimiento ético, mirando y conociendo los programas de los candidatos y en una institucionalidad ilegítima, seguí acompañando a los "pobres" de mi patria" "no votando". No es un capricho; es un deber moral de conciencia. No seré cómplice del abuso y opresión a mi pueblo. No seré cómplice de un Chile con una impunidad e institucionalidad ilegítima y una Constitución mentirosa, antidemocrática y fraudulenta. Tampoco puedo votar por temas morales antivalóricos. No puedo ni debo creer en los cantos de sirena de una clase política, que quiso que el "trabajo sucio" lo hicieran los militares,para luego entregarle el poder a ellos. No fue así. Y políticos no jugaron recto con su pueblo; negociaron con dictadura, para llegar de nuevo al poder. Y han seguido legitimando lo ilegítimo hasta hoy, y haciendo una vida de verdadera opresión a los sectores más pobres.

A esta altura de mi vida no hago proyectos personales a futuro. Trabajo por las nuevas generaciones tanto de Chile como de mi Iglesia. Repito: no es un "no votar", "lavándome las manos como Poncio Pilato". No. Trabajo, con una esperanza de Adviento, desde mi perspectiva, estado y condición de pastor de los pobres. Ya llegará el momento de un nuevo Chile, con un Gobierno, Constitución y Economía y valores que expresen e interpreten verdaderamente a los pobres, al pueblo chileno, y a mi condición de hombre de Jesús y su Iglesia. A mis 79 años creo que no alcanzaré a ver este Chile anhelado. Pero hasta mi muerte trabajaré como sacerdote,por el Chile para los chilenos y teniendo como centro una preocupación cristiana por la persona humana y especialmente por los más pobres. Por el mismo motivo señalado, tampoco votaré en segunda vuelta el 17 de diciembre. Hacerlo sería, según mi conciencia, vivir un Adviento sin "esperar" al Señor que viene, al contrario, para mi votar sería aprobar el aborto, rechazando la voluntad de Dios: "NO MATARÁS"; también sería votar por la vida homosexual y lésbica en pareja civil vía matrimonio igualitario, no cumpliendo con el mandato divino: "NO FORNICARÁS". Pero, especialmente si voto estaría "abortando" a los pobres de Chile, aprobando un sistema económico perverso que oprime y viola los derechos fundamentales de los predilectos de Cristo que son los pobres. Al respecto, no puedo olvidar y violar la Doctrina del Magisterio de la Iglesia en esta materia social. Y reafirmando lo dicho recuerdo a mi querido formador y posteriormente Obispo de Talca, Don Carlos González Cruchaga:

"Es valioso y permanente el pensamiento escuchado ... "Una comunidad cristiana no tiene derecho a celebrar la Eucaristía porque está creando un monstruo que no podrá ser absorbido por la comunidad"... se refería a ese "capitalismo salvaje, duro e inhumano" que afecta y destruye a tantos sectores del mundo. Aquel que apoya esta crueldad vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres". ("Semillas de Esperanza").

Entonces, con los antecedentes nombrados, ¿cómo puede votar y llamar a votar un cristiano verdadero? No se puede ir contra la voluntad de Dios. Y no hay que olvidar que la opción preferencial por los pobres no es un capricho antojadizo ni un asunto acomodaticio de la Iglesia. Dios optó primero que nosotros por los pobres, especialmente en Jesús, y se identifica con ellos:

"Lo que hiciste con el más pobre de mis hermanos, conmigo lo hiciste".

Esta verdad pasa a ser una verdad de nuestra fe.

Se viene a mi mente y a mi conciencia cristiana, una convicción que tengo desde el rompimiento democrático constitucional de 1973: Chile está enfermo. Chile no es democrático. Chile se miente a sí mismo, o de mentira se autoconvence de "verdad" entre comillas. Chile se está construyendo sobre arena y no sobre roca, en todos los gobiernos post Pinochet, incluso el gobierno actual. No se puede hacer una verdadera Reforma Tributaria y Reforma Educacional y otras, sin "cambiar" primero la Constitución y el Estado de Derecho, porque no se trata de "reformas", se trata de "cambio radical" de cualquier vestigio dictatorial no democrático e ilegítimo. Se trata de terminar con una economía impuesta por dictadura cívico militar.
Y se me viene a la mente el Evangelio de Jesús:

"El que escucha mis palabras y las practica es como un hombre inteligente que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia a torrentes, sopló el viento huracanado contra la casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía cimientos sobre la roca. En cambio, el que oye estas palabras sin ponerlas en práctica, es como el que no piensa, y construye su casa sobre la arena. Cayó la lluvia a torrentes, soplaron los vientos contra la casa, y ésta se derrumbó con gran estrépito".

Esto no lo quiero para Chile. Oro y actúo para que tengamos "cuidado" y estemos "prevenidos", porque no sabemos "cuando llegará el momento".

"Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa: si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.

Y esto que les digo a ustedes me lo digo a mi mismo, lo digo a todos:

¡Estén prevenidos!


Se trata de vivir permanentemente un verdadero Adviento.

¡Chile y los chilenos tenemos que cambiar! ¡Chile es posible! ¡Puede vivir un Adviento y tener un gran Nacimiento!
Esto lo escribo pensando en el Adviento de Chile y nuestro.

Y todavía sigo pensando en el Chile donde hubo violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad y donde todavía sigue existiendo la impunidad. Los que yo llamo los últimos responsables, al menos políticamente, de las violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, casi todos han fallecido en la impunidad. Me acuerdo de los hechores y cómplices, y pensando en lo dicho por Isaías y preparándome a un verdadero Adviento digo con él:

"Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento". (Isaías 64, 4-5).

Adviento es un compromiso "vigilante" de todos, buscando la liberación integral. La "esperanza" de Adviento no es "espiritualista", ni de omisión y evasión enajenante ante el "pecado social" que sufren tantas familias y sectores "pobres" de Chile. Es un compromiso ante la impunidad y la mentira:

"Sólo la verdad os hará libres".

Yo agrego: "sólo la justicia nos hará libres". con eficacia y "esperanza" en la historia real de los "pobres" de Chile, y en el Reino de Dios.
La "esperanza" es un don de la Navidad para los "pobres", pero también debe hacerse con nuestro compromiso eficaz, atento y "vigilante", prueba de nuestra "conversión" al mundo de los "pobres". La "esperanza" debe ser testimoniada, dando signos concretos de liberación en Cristo. Se trata de anunciar buenas nuevas para el pueblo, buenas nuevas de liberación; buenas nuevas de un "Nacimiento" para el perdón de los pecados y para la liberación de toda servidumbre humana, incluyendo la liberación de la impunidad y de todo pecado personal y social. Tenemos que ser prueba fehaciente de esa liberación que Jesús nos trae:

"¿Eres tú el Mesías o debemos esperar a otro?".

Fijémonos en la respuesta de Jesús: no es ninguna clase de teología,ni de economía,ni de política,ni de educación,ni de salud, etc. Se trata de una respuesta de hechos concretos y reales de liberación: Hechos y no palabras:

"Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una buena nueva llega a los pobres".


Y sin olvidar a la Virgen María, en su Adviento, y en su Mes de María, que le estamos celebrando en estos días; ella esperando a su Hijo, y anunciando las promesas del Mesías que ella va a engendrar, nos dice:

"Sacó de sus tronos a los poderosos y puso en su lugar a los humildes. Repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos".

"Su brazo llevó a cabo hechos heroicos, arruinó a los soberbios con sus maquinaciones". (ambas citas de cántico el Magnificat en Evangelio de Lucas 1).

Estas promesas y anuncios de María con respecto a su Hijo, el Mesías, es, entre otros textos bíblicos, una inspiración de la Teología de la Liberación: de la verdadera y no de la caricatura que se hace de ella interesadamente, para después criticarla y condenarla, respondiendo a intereses mezquinos y egoístas. Hasta hoy, la Iglesia nunca la ha condenado. Al contrario, recordando a Juan Pablo II en Brasil, viendo él la situación de pobreza, recordando ciertas Instrucciones, especialmente aquella Universal sobre "Libertad Cristiana y Liberación", les dijo a Obispos de Brasil:

"Esta última dirigida a la Iglesia Universal, tiene en Brasil un innegable relieve pastoral",

y después de otras consideraciones necesarias les dijo:

"Estamos convencidos, Nosotros y Ustedes, de que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna, como útil y necesaria".
(Carta de Juan Pablo II a Obispos de Brasil. 09.04.86).

Se trata de la Teología que proviene del Reino, del plan de salvación, de la liberación integral, por tanto no sólo de "almas", sino del "hombre todo y de todos los hombres". Demostrando, con los hechos derivados de nuestros compromisos, que está llegando la hora de Dios, especialmente para los "pobres y oprimidos". Entonces,podremos decir que nuestro Adviento es de una "espera comprometida" para llevar adelante el Reino que ya está entre nosotros, llamándonos a la "conversión" a Dios y al hermano, especialmente al pobre.


Que nuestro Adviento 2017 sea muy necesario para todos, y más necesario que nunca, y que sea con "oración, esperanza, conversión, vigilancia y compromiso de liberación con y para los pobres".

Como ayuda a esta reflexión les sugiero leer Puebla: 27-50; 73,171,172,282; 937,968-970. Que tengan un bienaventurado Adviento.Así sea.


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
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