Desafío actual: Recuperar la credibilidad de nuestra Iglesia.

Domingo Diez Año Ordinario C. 05.06.2016.


(Lucas 7, 11-17).


"Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naím... . Pues bien, cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar a un hijo único cuya madre era viuda... . Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Después se acercó hasta tocar la camilla... .Dijo Jesús entonces : "Joven, te lo mando, levántate. Y el muerto se sentó y se puso a hablar. Y Jesús se lo devolvió a su madre.
El temor se apoderó de todos, y lo alabaron con estas palabras: "Es un gran profeta el que nos ha llegado; Dios ha visitado a su pueblo".



1. Nadie, nunca, ha atribuido a hombre alguno poder sobre la muerte. Sólo Jesús vence a la muerte, y ¡qué sencillez en la manera de hacerlo!
La madre representa a la humanidad que lleva su condición dolorosa! "Sufrirás por tus hijos", así se dijo después del primer pecado de la humanidad.
La humanidad no puede sino acompañar a sus muertos. Entierra llorando a sus jóvenes, pero es ella quien los sigue matando. Los mata con las guerras. Los mata cuando agota los recursos de la tierra, que deberían servir para prepararles un porvenir mejor. Los mata espiritualmente al no enseñarles el amor y la entrega de sí, y al destruir sus ideales más generosos". (Biblia Latinoamericana).
En Chile los están matando cuando reprimen sus demandas de una sociedad más justa, con educación de calidad y gratuita; cuando les oprimen sus vidas, cerrándoles las puertas a un trabajo y a un trabajo digno, con sueldos inmorales y miserables. Los mata a los hombres un Estado con institucionalidad ilegítima, herencia de dictadura y proyectada, después de una negociación con dictadura, por clase política golpista e idólatra del poder y del dinero, coludida con ricos empresarios, que son privilegiados y protegidos por Constitución ilegítima, mentirosa y fraudulenta, que se impuso al pueblo con un plebiscito sin ninguna garantía libertaria y democrática.
Hoy se está matando a Chile con una economía injusta, excluyente, neo liberal y "capitalista salvaje". Es una economía que no tiene como centro a la persona humana, hijo de Dios, hecho a su imagen y semejanza; tiene como centro el dinero, el crecimiento sólo económico, una idolatría del dinero y del tener por tener: se mata al ser y ser persona. Una sociedad así, mata los valores y se cae en una moral muy permisiva, que lleva, incluso, a relegar y olvidar al mismo Dios; se despenaliza el aborto: se propicia el crimen y no salvar vidas; se actúa contra natura, se aprueba y legaliza la vida en pareja homosexual, buscando, más tarde, un matrimonio igualitario con posibilidad de adoptar hijos. Uno puede respetar y acoger a un homosexual porque es persona e hijo de Dios, pero uno debe pronunciarse según la voluntad de Dios y sus mandamientos, con respecto a sus comportamientos. Uno no actúa como un "Ayatola", como dijo el Sr. I. Walker, contestándole al Señor Cardenal, que cumplía con su deber de Pastor, pidiendo a los creyentes políticos, que como un deber de conciencia, votaran, en Parlamento, obedeciendo a la voluntad de Dios, expresada en cada conciencia cristiana.
Yo, hoy, estoy haciendo lo mismo. No se trata de faltarle el respeto a nadie, ni tampoco imponer nada, sólo tengo que cumplir como pastor, elegido por Dios, recordando lo que Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, nos enseñó, indicando con claridad cuál es su voluntad. Es decir, Evangelizar:

"Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la Palabra de Dios no está encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna. Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con Él, viviremos con Él. Si somos constantes, reinaremos con Él. Si renegamos de Él, Él también renegará de nosotros. Si somos infieles, Él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo. No dejes de enseñar estas cosas, ni de exhortar delante de Dios a que se eviten las discusiones inútiles, que solo sirven para perdición de quienes las escuchan. Esfuérzate en ser digno de la aprobación de Dios, presentándote ante Él como un obrero que no tiene de qué avergonzarse y como un fiel dispensador de la Palabra de Verdad". (2 Tim 2,8-13).

Ahora bien, repito: ni yo, ni el Cardenal, y ni siquiera Dios, se imponen o coactan la libertad que el mismo Dios le dio al ser humano. Hemos dicho que Dios no puede negarse a sí mismo. Nunca quitará nuestra libertad. Algunos tienen, por la libertad que Dios les dio, el triste privilegio de decirle no a Dios: pecar. Cada uno libre de por vida, tendrá alguna vez, más temprano que tarde, ser responsable de sus actos, que dar cuenta a Dios de su vida.

Yo, diría, que a causa que se idolatra nuevamente el "becerro de oro", como antaño, se llega a una vida laxa, sin moral ni valores. Si, cuando el centro de la vida es el acumular y el tener individualmente, y cuando un país se centra en una exagerada búsqueda del crecimiento material, de producción, de capital y de riquezas, la persona humana, sea ésta joven o adulta, hombre o mujer, pasa a ser tomada en cuenta como una vulgar herramienta de mercancía. Y es sólo una minoría que secuestra a una mayoría; es una minoría la que manda y no toma en cuenta en sus decisiones al pueblo, por más que se invente una consulta extraña, desorganizada e inconducente, y se invite a los chilenos a participar - máscara de democracia -, no habrá una verdadera Constitución democrática; todo será finiquitado en las mismas manos minoritarias, elitistas de siempre, más aún, muchos de ellos, que por poder y dinero, se han puesto en situación de corrupción. Son los mismos, que por los mismos intereses, negociaron con la dictadura, olvidando al pueblo, siendo éste el soberano.
¿Se podría decir, entonces, que nuestro país está en vía de muerte o está en crisis de muerte?
Con la mentira, con la institucionalidad, con una economía que hace el "pecado social", con una minoría egoísta objetivamente, que margina y olvida a la mayoría de sus hermanos, lesionando los más elementales y fundamentales derechos humanos, yo estaría en condición de denunciar que, en mi país se va caminando por pistas sin ley ni Dios. Esto dicho en forma general y global. Es, como les recordaba yo, el domingo reciente, citando al Obispo Garlos Gonzáles, se está en una situación de pecado: de muerte. Y al afirmarlo con arrojo del Espíritu, no lo estoy diciendo sólo a los creyentes y católicos, sino también a cualquier ser humano, porque precisamente es humano y es de un orden de la naturaleza del mundo y de los hombres, porque no es un irracional; y porque lo amo, y quiero lo mejor para él, y para el bien de nuestro querido Chile. El Chile de hoy no lo quiero para las nuevas generaciones. Por eso, invito a creyentes y no creyentes, a trabajar unidos, con diálogo, fraternidad chilena, y compromiso, diciendo como Jesús: ¡Chile levántate!
Al terminar este primer punto, quiero decir y más bien denunciar, que ha habido mucha represión contra el pueblo mapuche, también con los estudiantes en su última marcha, llegando, con ellos, hasta la misma represión y tortura que había en la dictadura. Y me sigue preocupando la grave problemática de mis hermanos de Chiloé y sus pescadores. Todos estos son signos de muerte.


2. El Evangelio de Jesús de resucitar al hijo de la viuda de Naím provocó una gran reacción de fe en el pueblo. "Sobrecogidos, daban gloria a Dios...". Les provocó una profunda reacción: Fe en la credibilidad de Jesús: "Es un gran profeta el que nos ha llegado". También fe en las promesas liberadoras de Dios: "Dios ha visitado a su pueblo..."
Esta narración evangélica es típica de la relación que se produce entre el despertar de la fe en el pueblo, y los signos que realizó Jesús para hacer ver que el Reino había llegado con su Evangelio:
"Dios ha visitado a su pueblo...".
La misericordia, la solidaridad, la liberación del mal y de la muerte, demostrados en los milagros de Jesús, son un signo de que su Buena Noticia es liberadora y liberadora integral. Es una muestra de que su mensaje es creíble. Para evangelizar, Jesús usó los signos adecuados para que "ese" pueblo reconociera la presencia de Dios que los visitaba. Aquí es necesario que cite la Conferencia de Puebla:

"Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres... . Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral". (Puebla 1134).

"La inmensa mayoría de nuestros hermanos siguen viviendo en situación de pobreza y aún de miseria que se ha agravado(*). Queremos tomar conciencia de lo que la Iglesia latinoamericana ha hecho o ha dejado de hacer por los pobres después de Medellín, como un punto de partida para la búsqueda de pistas opcionales eficaces en nuestra acción evangelizadora, en el presente y en el futuro de América Latina". (Puebla 1135).

(*) "A esto nos hemos referido en los Nos. 15 y ss., pero recordamos que carecen de los más elementales bienes materiales en contraste con la acumulación de riquezas en manos de una minoría, frecuentemente a costa de la pobreza de muchos. Los pobres no sólo carecen de bienes materiales, sino también, en el plano de la dignidad humana, carecen de una plena participación social y política. En esta categoría se encuentran principalmente nuestros indígenas, campesinos, obreros, marginados de la ciudad y, muy en especial, la mujer de estos sectores sociales, por su condición doblemente oprimida y marginada".

"No todos en la Iglesia de América Latina nos hemos comprometido suficientemente con los pobres; no siempre nos preocupamos por ellos y somos solidarios con ellos. Su servicio exige, en efecto, una conversión y purificación constantes, en todos los cristianos, para el logro de una identificación cada día más plena con Cristo pobre y con los pobres". (Puebla 1140).

"El compromiso evangélico de la Iglesia, como ha dicho el Papa, debe ser como el de Cristo: un compromiso con los más necesitados (Cfr. Lc. 4,18-21; Discurso inaugural III, 3). La Iglesia debe mirar, por consiguiente, a Cristo cuando se pregunta cuál ha de ser su acción evangelizadora. El Hijo de Dios demostró la grandeza de ese compromiso al hacerse hombre, pues se identificó con los hombres haciéndose uno de ellos, solidario con ellos y asumiendo la situación en que se encuentran, en su nacimiento, en su vida y, sobre todo, en su Pasión y muerte donde llegó a la máxima expresión de pobreza". (Cfr. Flp.2, 5-8; LG 8; EN 30; Medellín Justicia 1,3).(Puebla 1141).

"Por esta sola razón, los pobres merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren. Hechos a imagen y semejanza de Dios (Cfr. Gen. 1, 26-28) para ser sus hijos, esta imagen está ensombrecida y aún escarnecida. Por eso Dios toma su defensa y los ama (Cfr. Mt.5,45; Sant.2,5). Es así como los pobres son los primeros destinatarios de la misión (Cfr.Lc.4,18-21) y su evangelización es por excelencia señal y prueba de la misión de Jesús (Cfr. Lc. 7,21-23). (Puebla 1142).



3. El Evangelio de hoy nos debe llevar a reflexionar sobre la credibilidad del cristianismo y de la Iglesia en nuestro pueblo.

Creo que Jesús, su Evangelio y la citas de Puebla, nos remecen interiormente en nuestra Iglesia. Anteriormente hemos hecho una cruda denuncia con respecto a la sociedad que mata, por sus sistemas, estructuras, institucionalidad ilegítima y por un sistema "capitalista salvaje" globalizado. A esa sociedad le oponemos a Jesús que resucita y da vida, no sólo a un hijo de la viuda, sino también,
a una sociedad enferma o muerta, que hay que darle vida, resurrección y liberación integral.
Ahora nos toca a nosotros como Iglesia. No es propio del Evangelio: "Mirar la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga que hay en el suyo".

¿Qué signos, hoy día, la Iglesia y sus hijos damos para hacer ver que Dios liberador está hoy con su pueblo, y que el mensaje, que anuncia todo esto, es creíble? O mejor, ¿qué signos debemos "poner" para que la Iglesia sea hoy creíble?

Jesús, en este Evangelio y en otros nos da pistas para hacernos, nosotros: su Iglesia, un examen de conciencia. Tomaré una de ellas: Lucas 7,18-23:

"Los discípulos de Juan lo ponían al tanto de todo esto. Él, llamando a dos de ellos, los envió para que preguntaran al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"
Llegados donde Jesús , esos hombres le dijeron: "Juan Bautista nos manda decirte: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?
En ese momento Jesús sanaba a varias personas afligidas de enfermedades, de achaques y de espíritus malignos, y devolvía la vista a algunos ciegos. Jesús, pues, contestó a los mensajeros: "Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia la Buena Nueva a los pobres. Y además ¡feliz el que me encuentra y no se confunde conmigo!"


Este Evangelio nos da las grandes líneas de la práctica (praxis) cristiana que lleva a la credibilidad de la Iglesia: el servicio de los oprimidos, la solidaridad y compromiso por la liberación de las servidumbres humanas. Les recomiendo releer Puebla 1142, antes citado.

En Chile y en América Latina los signos de credibilidad de la Iglesia son precisamente los que nos proponen los Evangelios y las citas de Puebla que les he dado. Somos un continente donde en este momento las exigencias de credibilidad, y la realidad de injusticia, opresión y signos de muerte coinciden. Donde el cristianismo y la Iglesia aún tienen fuerzas para hacerse sentir como fuerza liberadora "desde los pobres".

Nuestro pueblo es pobre, y es mayoritariamente cristiano: puede reconocer a Dios. Por eso mismo, la Iglesia: nosotros, debemos ser de Cristo, para que nos saque de nuestras muertes, nos resucite y nos dé vida, como lo hizo con el hijo de la viuda del Evangelio de hoy. Yo creo que debe resucitar la opción preferencial por los pobres en la Iglesia. La Iglesia debe ser pobre y para los pobres como lo ha expresado Francisco I.

"El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento (de muerte a vida) de las Comunidades de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, en cuanto interpelan constantemente, llamándola a la conversión y por cuantos muchos de ellos realizan en su vida los valores evangélicos de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios". (Puebla 1147).

La presencia de las masas empobrecidas de Chile es un mal y una injusticia que clama al cielo.
¿La Iglesia no podría hacer un gesto de protesta profética, por ejemplo: no hacer Te Deum este año de tanta muerte, ya especificada especialmente en el número 1° de este escrito? ¿No es una contradicción "dar gracias a Dios", cuando existe tanto pecado, tantos signos de muerte, tanta injusticia contra los pobres, una economía que hace el "pecado social", en fin, leyes que van contra la voluntad de Dios? ¿Es bueno, en estas circunstancias, ver en Iglesia Catedral al poder y a nuestra jerarquía junto a él? ¿Y de qué Independencia vamos a dar gracias, si no somos independientes, habiendo tanta gente oprimida y esclavizada por el "pecado social", también por pecado personal?
¿No habría que denunciar fuertemente que no estamos de acuerdo con esta situación porque Dios no está de acuerdo?
¿No sería mejor convocar a una Misa para pedir por Chile y todos los chilenos, pero sin asientos y puestos especialmente preparados para autoridades? Ellos son los responsables in causa de los signos de muerte en nuestro querido Chile.

4.No obstante toda la denuncia hecha, quiero sembrar una nota de optimismo: Si bien es cierto que hemos dicho que la situación actual es un mal y una injusticia que clama al cielo, paradojalmente, toda esta situación de muerte, puede llegar a convertirse en un signo de la venida de Dios que libera a su pueblo, como sucedió con Moisés y el pueblo escogido de Dios. Pero eso va a depender del compromiso de la Iglesia y de los cristianos. Jesús, que ama a su pueblo, porque lo ve con una imagen "ensombrecida y encarnecida", podrá aplicar, en nosotros, en nuestra lucha junto a nuestro pueblo oprimido, su amor de muerte, resurrección, vida y liberación integral.

El desafío que nos plantea el Evangelio de hoy es el de si estamos dando un testimonio inequívoco de solidaridad con los oprimidos y los débiles, de modo que a través de este testimonio el pueblo reconozca a Cristo y su paso liberador entre ellos.


5.Para reafirmar lo dicho hoy día, quiero terminar con otras citas de la Iglesia de Conferencia Episcopal realizada en Puebla:

"La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas las carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica. "Jesucristo vino a compartir nuestra condición humana con sus sufrimientos, sus dificultades, su muerte. Antes de transformar la existencia cotidiana, Él supo hablar al corazón de los pobres, liberarlos del pecado, abrir sus ojos a un horizonte de luz y colmarlos de alegría y esperanza. Lo mismo hace hoy Jesucristo. Está presente en vuestras Iglesias, en vuestras familias, en vuestros corazones". (J. Pablo II a obreros en Monterrey).

"Esta opción, exigida por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América Latina debe llevar a establecer una convivencia humana digna y fraterna y a construir una sociedad justa y libre".

"El cambio necesario de las estructuras sociales, políticas y económicas injustas no será verdadero y pleno si no va acompañado por el cambio de mentalidad personal y colectiva respecto al ideal de una vida humana digna y feliz que a su vez dispone a la conversión". (Cfr. Medellín. Justicia, 1.3; EN 30).

"La exigencia evangélica de la pobreza, como solidaridad con el pobre y como rechazo de la situación en que vive la mayoría del continente, libra al pobre de ser individualista en su vida y de ser atraído y seducido por los falsos ideales de una sociedad de consumo. De la misma manera, el testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos que tienen su corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberándolos de esta esclavitud y de su egoísmo".

(Puebla Nos 1153-1156)


Con cariño y opción por los pobres, que en mi experiencia pastoral con ellos, me han verdaderamente evangelizado y sacado de mis signos de muerte, llenándome de vida y liberación integral.


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
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