Que tu sí sea sí a Dios.

DOMINGO VEINTE Y SEIS AÑO ORDINARIO A. 1.10.2017. (Mateo 21, 28-32).


Hoy Jesús pone a nuestra consideración la parábola del padre con dos hijos:


"Un hombre tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le dijo: Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a mi viña. Y él respondió: No quiero. Pero después se arrepintió y fue. Luego el padre, se acercó al otro y le mandó lo mismo. Éste respondió: Voy, señor. Pero no fue".


Como podemos ver un hijo dijo "sí" pero no cumplió. El otro hijo dijo "no",pero finalmente cumplió.




"Jesús, pues preguntó: ¿Cuál de los dos hizo lo que quería el padre? Ellos contestaron: El primero".


Este Evangelio responde al problema de entender quién es verdaderamente amigo de Jesús. Jesús está representado por el padre de los dos hijos. Y nosotros estamos representados por los dos hijos. Un hijo dijo "no" a la voluntad de su padre, pero luego se arrepintió, y fue a trabajar cumpliendo la voluntad de su padre. El otro hijo fue mandado por el padre a hacer lo mismo. Respondió que "sí" al padre, pero no fue a trabajar a la viña: no cumplió la voluntad de su padre. Esto puede tener varios significados. Yo me referiré a dos:

1.Obedecer la Palabra no es un asunto de sólo buenos deseos o buenos propósitos. Nó. Obedecer es practicar la Palabra, aun si al inicio se pueda ser algo reticente. Se es amigo de Cristo porque finalmente se cumple la voluntad de Jesús.
2. Hay gente que parecen buenos cristianos. Pero en tiempos de crisis y pruebas,habiendo dicho "sí" no responden de acuerdo a los valores cristianos y no cumplen la voluntad de Jesús. Han dicho "sí" pero después no cumplen y no responden como verdaderos amigos de Cristo.


En verdad, la madurez cristiana y el verdadero amigo de Cristose prueba en forma nítida en las grandes crisis de nuestras vidas.
Aprovecho de decir: también se prueba nuestra madurez cristiana en tiempos difíciles de nuestra Iglesia, mostrando con compromiso, nuestra identidad y pertenencia a ella. Y parodiando al Papa Francisco, digo: "No se entiende ser amigo de Cristo sin ser de Iglesia".


Entonces, Jesús es concluyente hoy día: El verdadero amigo de Cristo es el que cumple su voluntad.



"No es el que dice: ¡Señor!, ¡Señor!, el que entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo". (Mt.7,21).

"¿Por qué me llaman Señor, Señor, y no hacen lo que yo digo?
Les voy a decir a quién se parece el que viene a escuchar mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, al construir su casa, cavó bien profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Vino una inundación y la corriente se precipitó sobre su casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida. Por el contrario, el que escucha mi palabra, pero no la practica, se parece a un hombre que construye sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de esa casa".
(Lc.6,46-49).


Pero sigamos con el Evangelio de hoy:


"Y Jesús prosiguió: En verdad los publicanos y las prostitutas les preceden a ustedes en el Reino de los Cielos. Porque Juan vino para indicarles el camino del bien y ustedes no le creyeron, mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron, ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron".

Un cristianismo como el del hijo que dijo que "sí" pero que no fue a trabajar en la viña, puede colocar a los publicanos y prostitutas por delante de los que diciéndose cristianos no son realmente amigos de Cristo porque ante cualquier problema ya sea personal, comunitario o eclesial, transforman su "si" en "no".

Los publicanos y prostitutas sienten al menos arrepentimiento y se convierten. Me refiero a los publicanos y prostitutas porque Jesús habla de ellos. Pero tengo, por experiencia, ejemplos de otros que al comienzo dijeron "no" pero que posteriormente dijeron "sí", incluso, he tenido la alegría sacerdotal, que al fin de sus días terrenales, algunos pudieron decirle "sí" definitivo a Jesús, arrepintiéndose y convirtiéndose emocionados, al partir, al encuentro del que ahora sería su amigo, y pudiendo llegar a contemplar su rostro, el rostro de su amigo Jesús eternamente.
A pesar de que tuvieron una vida desviada terrenal, el "si" y, su actitud de ese momento, los abre a la misericordia y salvación de Dios.

Yo diría que la santidad cristiana no es tanto ser formalmente perfecto, o aún moralmente perfecto. Nó. Es un corazón humilde y arrepentido frente a Dios: es dejarse amar y salvar por Dios.


Quisiera profundizar un poco más:


Lo esencial en la vida de amistad con Cristo es no pertenecerse más uno a sí mismo.Significa hacer no mi voluntad sino la de Dios, mi Señor y Dueño.El verdadero amigo de Jesús es propiedad y pertenencia de Él.

Insisto: ¿Quién es propiedad y pertenencia de Dios, Jesús, el Hijo de Dios?
No es propiamente el que sólo hace muchas cosas por Dios. Ni tampoco es de Dios el que sólo habla mucho de Dios.
Es de Dios el que realmente ha llegado a no pertenecerse a sí mismo, sino es aquel que se entrega a Dios, haciéndose propiedad de Dios.
No significa esto que no haya que hacer cosas y hablar de Dios, sólo que estoy hablando y matizando aquello que es lo esencial en la vida de un verdadero amigo de Cristo: no pertenecerse a sí mismo, no hacer mi voluntad sino la voluntad de Cristo.
Se trata de no pertenecerse, y hacer lo que Dios quiere de nuestra vida.

Y creo que esto lo deciden nuestros hermanos, el prójimo que viene a nuestro encuentro y que pide solidaridad, según la circunstancia y la necesidad del momento. Y esto tenemos que aprender a verlo. Es esta sabiduría que Jesús exige continuamente en sus parábolas como la de hoy día. Y hay que reconocer que esto no es solamente un asunto de un momento o de alguna circunstancia pasajera. Es algo de siempre. Más aún, cuando en latinoamérica, hay "millones de seres humanos que piden a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte".(Medellín).
Vivimos una situación de "pecado social", que nuestros obispos han denunciado tantas veces, indicando la causa en un sistema económico:

"capitalismo salvaje, duro e inhumano" que destruye a tantos sectores del mundo.

En varias ocasiones los obispos chilenos han hecho un claro y urgente llamado al respecto. Creo que no han sido escuchados realmente. Sigue el "capitalismo salvaje".

Se han hecho sólo "reformas" y no "cambios".

Por eso, nos preguntamos nuevamente, actualizando la urgente pregunta y demanda de nuestro santo el Padre Hurtado:
"¿Es Chile un país católico?"¿Es amigo de Cristo?

Y lo pregunto aunque algunos "modernistas" consideran que en estos tiempos no nos corresponde hacer esas preguntas. Más que modernismo, es un mentirse a sí mismo, para acomodarse en el poder y en el dios dinero. De mentira se han autoconvencido de "verdad".

Si no hay cambio real en Chile, siempre estaremos denunciando el "pecado y la injusticia social reinante". Porque tamaña injusticia es contraria a la voluntad de Dios, del Evangelio y la Iglesia. Es un pecado.

Porque, ¿en qué terminó la bullada Reforma Tributaria? El asunto no es una sola reforma. Hay que cambiar la economía por una solidaria, equitativa y de igualdad (para personas humanas).

Recuerdo que los empresarios chilenos hace años, en visita de Juan Pablo II, le prometieron a éste una "economía de la solidaridad".
Y ésta economía todavía no se ve.Y los pobres siguen esperando.
Recuerdo: "Los pobres no pueden esperar más". (Juan Pablo II. 1987).

Y como el cántico que alude al profeta Jeremías, lo digo también desde mi conciencia cristiana y ciudadana: "Tengo que hablar, tengo que gritar. ¡Ay de mí si no lo hago! Porque, Señor, tu voz me quema dentro".

Últimamente he trabajado, como sacerdote y ciudadano chileno, por varios años en medio de los pobres, en sus Campamentos, y puedo asegurar y dar testimonio acerca de la realidad de los pobres. La realidad chilena no es como se presenta. Yo diría que oficialmente se está haciendo una objetiva mentira. Espero, como amigo de Cristo y como ciudadano, que la conciencia chilena, especialmente la de una minoría, incluyendo a los políticos, que está secuestrando a una mayoría, despierte y salga viva del sepulcro como Lázaro:

"¡Lázaro, sal fuera!"¡Chile es posible!


El único que ha amado al ser humano con amor absoluto es Jesús; por eso no podemos amar verdaderamente al ser humano sin Él y fuera de Él. La liberación que Cristo nos aporta deja intacta nuestra responsabilidad y manera de ser. Porque Jesús no es un modelo al cual debemos imitar "casuísticamente".

La comunión con Cristo, y esta misteriosa habitación de Cristo en cada uno de nosotros, nos libera y nos transforma de un egoísta a un ser que ama. Así hay que entender la amistad con Cristo, la imitación de Él y su liberación, ojalá como San Pablo:

"Ya no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mí"."Mi vivir es Cristo"; "es necesario impregnarse de los sentimientos de Cristo que por amor llegó a la muerte y a la muerte de Cruz; "todo lo he perdido por el amor de mi Señor y sé que no quedaré defraudado".

Así, de este modo, hay que entender la amistad y la liberación que Él hace en cada uno de nosotros. Se trata de una sociedad de hombres y mujeres liberados por Jesús; de hombres y mujeres nuevos, y esto formaría una sociedad nueva, de personas en comunión y participación. Este es el sueño de Jesús. Y por este sueño, nos hacemos amigos de Jesús; nos unimos en Eucaristía,para comprometernos a actuar de verdad, para hacer el Reino de liberación integral.

"Aparecen dos elementos complementarios e inseparables: la liberación de todas las servidumbres del pecado personal y social, de todo lo que desgarra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente en el egoísmo, en el misterio de iniquidad y la liberación para el crecimiento progresivo en el ser, por la comunión con Dios y con los hombres que culmina en la perfecta comunión del cielo, donde Dios es todo en todos y no habrá lágrimas". (Puebla 482).

"Es una liberación que se va realizando en la historia, la de nuestros pueblos y la nuestra personal y que abarca las diferentes dimensiones de la existencia: lo social, lo político, lo económico, lo cultural y el conjunto de sus relaciones. En todo esto ha de circular la riqueza transformadora del Evangelio, con su aporte propio y específico, el cual hay que salvaguardar. De lo contrario, como lo advierte Pablo VI: 'La Iglesia perdería su significación más profunda; su mensaje no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideológicos y los partidos políticos'". (E.N.32) (Puebla 483).


He dicho en Nombre de Jesús quién es el verdadero amigo de Cristo.
Al terminar les aseguro que la amistad con Cristo es un compromiso serio de cumplir su voluntad. Jesús no quiere compromisos tibios y mediocres de amistad. Podríamos decir que Cristo está de acuerdo con nuestros dichos:

"Obras son amores y no buenas razones"."Hechos y no palabras".

En la Apocalipsis, es decir en la Revelación de Jesucristo al apóstol Juan, Dios le confió cosas para enseñar a todos nosotros. Y le confió una que deja claramente establecido cómo Jesús no acepta amistades tibias y mediocres:

"Yo sé lo que vales; no eres ni frío ni caliente; ojalá fueras lo uno o lo otro. Desgraciadamente eres tibio, ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca". (Apocalípsis 3, 15 y ss).

Esto lo dice Cristo: el amén del Padre. Amén significa: es verdad, o también así me comprometo. El compromiso de Jesús con nosotros es el cumplimiento de sus promesas, que no son otras que el cumplimiento de la voluntad del Padre. Y porque Jesús es amén, nos llama también a nosotros a un compromiso real con la voluntad del Padre, que es su propia voluntad.

Y a esto agrego algo del Evangelio, que me parece definitivo, en nuestra relación de amistad con Cristo:

"Digan sí cuando es sí, y no cuando es no, porque lo que se añade lo dicta el demonio". Dicho lo mismo con la versión de la Biblia de Jerusalén:

"Sea vuestro lenguaje: 'Sí, sí'; 'no','no': que lo que pasa de aquí viene del Maligno". (Mateo 5,37).


"Heme aquí, Señor, para hacer tu voluntad".

Y con Nuestra Madre María:

"Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí lo que has dicho (según tu Palabra: cúmplase en mí tu voluntad.). Así sea.


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
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