En el año de la misericordia: Jesús vino a salvar y no a condenar. (Lucas 15, 1-32)

Domingo Veinte y Cuatro. Año C. 11.09.2016.



Para los Maestros de la ley era escandaloso y muy mal visto que Jesús recibiera y se juntara con los pecadores.
Creo que también hoy se desconcertarían y escandalizarían, los que practican una religión sólo formalista y legalista.También, hoy, muchos católicos criticarían diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Hoy, a muchos les choca, cuando sacerdotes y laicos buscan a ese tipo de personas, mal vistas por sus pecados.Por ejemplo: recuerdo, cómo hace poco tiempo atrás,fue criticado un Obispo por visitar, haciendo un gesto evangélico de Pastor, en Navidad, a un sacerdote que había cometido pecados y delitos; que ya había sido sancionado, y que yacía en su lugar de castigo y reclusión. Es cierto que condenamos el pecado y el delito, pero no podemos olvidar que al pecador tenemos que salvarlo. Es cierto que exigimos verdad y justicia; de eso se encargan los Tribunales tanto civiles como eclesiásticos. Pero se nos olvida, en medio de una pasión descontrolada, que a nosotros no nos corresponde ser jueces de los pecadores, sino salvadores.



Hay cristianos que participan en la Iglesia y en sus comunidades cristianas, que están habituados a encerrarse en sí mismos; su pastoral y sus organismos eclesiásticos se orientan, muchas veces, más que nada a los católicos, y a los convertidos.Por eso, les choca que agentes pastorales, practiquen una evangelización de "todo el hombre y de todos los hombres". No pueden comprender que "nada de la experiencia humana es ajena a la evangelización"(Pablo VI). Más les cuesta entender una pastoral hacia las fronteras de la Iglesia.

Una actitud lógica y misionera, como la actitud de Jesús en el Evangelio de este domingo, seguida por discípulos verdaderos, pasa a ser un asunto subversivo para el catolicismo "cerrado". Ha habido involución y restauración de la Iglesia con respecto al Vaticano II llamado "La Primavera de la Iglesia". Esperamos que la Iglesia, es decir, todos nosotros, ayudemos al Papa Francisco I a recuperar nuestro paso misionero y evangelizador, y nuestra credibilidad, hoy disminuida.



"El primer objetivo de la venida de Cristo son los pecadores";no son los justos, ni siquiera los pobres. Por los pecadores, en primer lugar, es que Jesús entregó su vida. Ésta es la verdadera "ley" de la misión de Jesús. Esta "ley" es también para el cristiano y para la Iglesia evangelizadora; los primeros destinatarios de la evangelización son los pecadores, los abandonados, los corrompidos y mal vistos de la sociedad condenadora y convertida en juez de sus hermanos.

Cristo es bien claro en Evangelio de hoy:"Yo les declaro que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse". Esto lo dice Jesús después de haber explicado la parábola de la oveja perdida: El Pastor, "¿no deja la noventa y nueve en el campo para ir en busca de la que se perdió, hasta encontrarla?Y cuando la encuentra, muy feliz,la pone sobre sus hombros y, al llegar a su casa, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". Ese Pastor es Jesús: "Vine a llamar a los pecadores y no a los justos"... "No son los sanos, sino los enfermos los que necesitan de médico..."(Mateo 9). Jesús fue consecuente con este principio toda su vida, y para explicar a sus críticos que no era un demagogo, sino que todo brotaba de su amor, narró las parábolas de hoy: de la oveja y de la dracma perdidas.



La Iglesia y sus comunidades cristianas han sido enviadas en primer lugar a los más alejados, a los pecadores, a los no practicantes. La Iglesia es la prolongación de Cristo: es el Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, debe ser misionera y evangelizadora.

"¡Feliz la oveja que Cristo fue a buscar, dejando a las otras noventa y nueve! Y ¡pobres de los "justos" que no necesitan el perdón de Dios!"

"Hoy, en las grandes ciudades, la Iglesia parece que se quedó con una oveja solamente. ¿Cómo, pues, no se marcha al campo, es decir, deja sus rentas, privilegios o devociones de tipo mercantil para salir en busca de las noventa y nueve que se perdieron? Salir del círculo tan simpático de los creyentes sin problemas, mirar más allá de nuestras ceremonias renovadas, y estar dispuestos a que nos critiquen como a Jesús". (Cfr. Comentario de Biblia Latinoamericana página 193 sobre Evangelio de hoy).

La Iglesia debe dejar, si es necesario, a muchos fieles, para ir en busca de la oveja perdida. Con frecuencia, no obstante, la clara misión, los que debían evangelizar no sólo no salen a buscar, sino que se quedan solo con fieles, más aún, los que debían evangelizar, rivalizan entre ellos, para influir y empoderarse de los pocos fieles que quedan.




Palabras de Magisterio Episcopal de América Latina y el Caribe:

"La misión evangelizadora es de todo el Pueblo de Dios. Es su vocación primordial, "su identidad más profunda"
(E.N.14).
Es su gozo. El Pueblo de Dios con todos sus miembros, instituciones y planes, existe para evangelizar. El dinamismo del Espíritu de Pentecostés lo anima y lo envía a todas las gentes. Nuestras Iglesias particulares han de escuchar con renovado entusiasmo el mandato del Señor: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes"
(Mateo 28,19).
(Puebla 348).

"Afirmamos que la Evangelización "debe contener siempre una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de su gracia y de la misericordia de Dios" (E.N.27).
He aquí lo que es base, centro y a la vez culmen de su dinamismo, el contenido esencial de la Evangelización".

(Puebla 351).

"Esta misma salvación, centro de la Buena Nueva, "es liberación de lo que oprime al hombre, pero, sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por Él, de verlo y de entregarse a Él" (E.N.9).
(Puebla 354).



Que podamos alegrarnos con Jesús, nuestro Buen Pastor, por nuestra conversión, por la mía, por la de la Iglesia; que podamos alegrarnos con Jesús, porque Él, hoy día, a través de nuestra misericordia y evangelización misionera,puede hallar a la "oveja" y "dracma" perdidas. Amén.




Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
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