Me sedujiste Señor.
DOMINGO VEINTE Y DOS AÑO ORDINARIO A. 03.09.2017.
Jeremías 20,7-9.
Romanos 12,1-2.
Mateo 16,21-27.
"Me has seducido, Señor, y me dejé seducir por tí.
Me hiciste violencia y fuiste el más fuerte... sentí en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo, no podía".
Comienzo con la primera lectura que grafica la seducción de Dios. Estoy anunciando el amor de Dios que llega a seducirnos.
Creo necesario decir que hoy voy a dar más bien un testimonio personal.
Lo haré con toda la humildad posible. Pido disculpas por mi atrevida confianza.
A mí el Señor me sedujo. Él tomó la iniciativa de amor para conmigo. Mi Señor, ha sido un seductor. Sinceramente no pude resistirme a su amor.
Y aquí estoy, mi amado Señor, para hacer tu voluntad.
Él amor de Dios ha derribado todo mis obstáculos. Llegué a la conclusión que honestamente uno no puede resistirse a la seducción y al amor de Dios.
Es tan grande su amor, que uno no puede más que dejarse seducir.
Me sentí amado por Dios, y me enamoré de él, entregándome a su amor.
Me he puesto a su disposición, diciéndome: seré su profeta; hablaré y actuaré en frente de mi pueblo. Claro que no actuaré a mi antojo y amaño: no diré y no haré cualquier cosa. La seducción de Dios me lleva a decirle con palabra de honor: "Heme aquí, Señor, para hacer tu voluntad".
Hoy, y también antes, esta seducción y este amor a Dios, me ha llevado a la experiencia narrada por Jeremías:
"Y ahora soy motivo de risa, toda la gente se burla de mí.
Pues me pongo a hablar, y son amenazas, no les anuncio más que violencias y saqueos. La palabra de Yavé me acarrea cada día insultos".
El mundo temporal y su crisis cultural no me hacen fácil la tarea encargada. Así es. Es difícil. Sobre todo después de un tiempo de dictadura, de falta de libertad, de persecusión, detención arbitraria, desaparición o muerte.En ese tiempo se dio también la tentación y el deseo expresado por el profeta en la primera lectura:
"Por eso decidí no recordar más a Yavé, ni hablar más de parte de él, pero sentí en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo no podía".
Sí. Fue un tiempo terrible humanamente hablando. No relataré todo lo que me pasó en tiempos de una Iglesia que era 'la voz de los sin voces'. Pero sí que tuve momentos difíciles, arriesgados, de vida o muerte. Primó, en mí, ese "fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque trataba de apagarlo, no podía.
Hoy, creo que hay una crisis cultural. La gente se ha relajado y ha comenzado a actuar con una mala entendida libertad, y yo diría, más bien con libertinaje. Hay una moral muy permisiva, que contradice valores. No cualquier valor, sino valores eternos. Dios ha sido postergado e ignorado en muchas situaciones de nuestros tiempos actuales. A veces existe la sensación de ausencia de Dios en nuestra sociedad.
Me duele, como enamorado de Dios, ver que incluso sacerdotes: hombres de Dios, del Evangelio, de la Iglesia y de su sacerdocio, hoy día, aparezcan, en algunos casos y situaciones de moral, congraciándose o más bien opinando a favor, y así, favoreciendo una moral permisiva. Se habla, ahora, en estos días de aborto y de matrimonio homosexual igualitario. Dios nos creó hombres y mujeres libres. Pero existe el triste privilegio, con la libertad que Dios nos dío, de poder decirle no a Dios y contrariar su voluntad. Cada uno, finalmente, dará cuenta y responderá ante Dios de sus actos.
Junto a lo anterior está el pecado o delito de sacerdotes que han abusado sexualmente, incluso contra niños. Eso no hace fácil la tarea encomendada por el Dios que me ha seducido. Hay una baja de credibilidad con respecto a la Iglesia, y hay gente que "mete a sus miembros en un mismo saco". No se distingue tampoco entre lo esencial y accidental de la Iglesia. Algunos rasgan vestiduras y se retiran con ostentación, disparando en contra de la Iglesia toda. Otros se retiran en silencio. Éstos que se retiran no han comprendido que en la Iglesia, hecha por Jesús, en hombres y mujeres frágiles, existirá siempre tanto la santidad y el pecado. El pecado y la santidad, o "el pecador y el santo son dos partes, dos piezas del mecanismo del cristianismo. De un cristianismo que jamás será desmontado.
El pecador tiende la mano al santo, y el santo tiende la mano al pecador.
Aquel que no entra en el sistema, el que no da la mano, ése no es cristiano, ése no tiene ninguna competencia en materia de cristiandad.
Y ambos, juntamente, el uno con el otro, el uno arrastrando al otro, llegan a Jesús formando una cadena de dedos indesatables.
La Iglesia es santa y pecadora, y en cada uno de nosotros hay un santo y un pecador... .
Esta dicotomía entre santos y pecadores sólo la redime la persona de Jesús". (Semillas de Esperanza, páginas 48-49, de Obispo Carlos González: Q.E.P.D).
Por otro lado y dentro del contexto en que debe actuar el seducido por Dios, está en mi patria, la herencia de la dictadura, una institucionalidad ilegítima, que se legitimó a la fuerza y en forma fraudulenta. Y la clase política, en su práctica, hoy la ha seguido legitimando. No ha habido voluntad política para cambiarla, tal vez, fruto de la negociación, a espaldas del pueblo soberano, de los políticos con la dictadura. Se ha insistido, como una disculpa, que se gobierna "en la medida de lo posible". Yo creo que no es verdad. Los políticos, que se decían democráticos, y que en la práctica no lo fueron con gobierno de 1973, buscaron que "el trabajo sucio" lo hicieran la FFAA con un Golpe de Estado, para luego, posteriormente, devolverle el poder a ellos. La acción golpista y de violación a la democracia y a los derechos humanos fundamentales fue más larga de lo presupuestado: no se entregaba el poder. (durante 17 años). Los políticos que buscaban recuperar el poder, y algunos chilenos sinceros, a través de las protestas, trataron de que la dictadura terminará. En esas circunstancias se llegó a una negociación, para mí, mentirosa, de la clase política con la dictadura. Lo que hoy existe en Chile es el fruto de esa negociación. Se mantiene, después de más de 44 años, la institucionalidad ilegítima: se ha seguido legitimando lo ilegítimo.
Ahora, se prometen algunos cambios. No se puede si se sigue manteniendo lo ilegítimo institucionalizado. No se puede si no hay primero un cambio de una Constitución casi sacralizada.
Habría que agregar el "pecado social" existente a causa de una economía perversa e inhumana. Soy testigo de la grave situación y miseria de pobladores de los Campamentos. La economía,"capitalismo salvaje, dura e inhumano"que afecta y destruye a tantos sectores.
Aquel que apoya esta crueldad vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres.
Esta "comunidad capitalista no tiene derecho a celebrar la Eucaristía porque está creando un monstruo que no podrá ser absorbido por la comunidad". (Semillas de Esperanza, pág.106).
Ante esta realidad el seducido por Dios debe anunciar y denunciar la expresa voluntad de Dios. Es difícil. No sólo por un relajo de las costumbres y no cumplimiento de los valores, sino porque también viene la tentación del seducido por Dios de dejarlo todo. "Pues me pongo a hablar, y son amenazas, no les anuncio más que violencias y saqueos. La palabra de Yavé me acarrea cada día más insultos". Dan ganas de no "hablar más de parte de él"... . Es la lucha del enamorado de Dios que siento en mí "algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo no podía". Porque estoy enamorado del Señor y de su Reino. Nadie ni nada podrá hacer que me contenga:
"Tengo que hablar, tengo que gritar, ay de mí si no lo hago". (Jeremías).
Siempre tendré que hablar, aunque sea en contra de la corriente; aunque sea en contra del pragmatismo de la modernidad o postmodernidad que dice: "Se acabó la historia, los ideales, las utopías, y ha llegado la panacea del neoliberalismo,
y hay que ser pragmático, práctico, hay que acomodarse a lo que hay". Pragmatismo, que en la práctica se transforma en la aplicación inmoral maquiavélica: "El fin justifica los medios".
"Lo que hemos visto y oído no lo podemos callar","pues tu voz me quema dentro".
Y este domingo San Pablo a los Romanos 12,1-2:
"Les ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que se entreguen ustedes mismos como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios: ése es nuestro culto espiritual. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto".
Son palabras que me vienen a confirmar y fortalecer mi misión propia de un seducido y enamorado de Dios.
Estas palabras me advierten del peligro de mundanizar y de hacer superficial la liberación cristiana... "No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente". Y en otra parte, él mismo San Pablo: "Nosotros tenemos la mente de Cristo".
No podemos ni debemos hacerle el quite a la misión encomendada por el que me enamoró y me sedujo. Tengo que entregarme "como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios...". Ese "fuego ardiente" no puedo apagarlo, por más que trate, en momentos difíciles y cruciales de la historia mundana. No olvido: "los criterios del mundo no son los criterios de Dios". Por eso, uno debe dejarse seducir por Dios, dejarse transformar, y así poder cambiar la mentalidad, discerniendo en una profunda oración y diálogo de un verdadero enamorado de Dios. "Así sabrá ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto". Eso me llevará a arremeter "contra los molinos de viento", buscando "el sueño imposible".
Así, siguiendo a Jesús, tratando de pasar por lo que él pasó, poniéndome en su lugar, me dejé seducir por él, orando ese momento evangélico, cuando él, como un verdadero hombre, que llevaba un drama interior, se lo confidencia, como cualquier hombre confía en su amigo, abriéndole su corazón a sus discípulos:
"Jesucristo comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho. Les dijo también que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría al tercer día".
Jesús, el Profeta por excelencia, enviado por el Padre, tenía que cumplir una misión: salvar y liberar integralmente a la humanidad toda. Esta misión le trajo problemas y obstáculos por parte de los conservadores y poderosos de siempre, que no tienen los criterios de Dios y que se guían por sus propios intereses; de los hipócritas: sepulcros blanqueados, por fuera muy pintaditos, pero por dentro lleno de huesos podridos. Éstos, al igual que hoy día, le trajeron múltiples problemas. Pero, a pesar de todo esto, Jesús hizo prevalecer la voluntad de su amado Padre. Y este amor a la voluntad del Padre lo llevó precisamente a la muerte anunciada a sus discípulos en el Evangelio de hoy día. Por el amor a su Padre, por amor a sus hermanos: a todos los hombres y mujeres, y por amor a la causa del Reino de salvación y liberación de todo y de todos, Jesús murió en la Cruz. No murió en la cama de anciano ni de enfermo. Nó, Jesús murió, pasando por el drama interno de un profeta:
"Llevó consigo a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.
Fue un poco más lejos y, tirándose en el suelo hasta tocar la tierra con su cara, hizo esta oración: Padre, si es posible, aleja de mí esta copa (cáliz). Sin embargo, que se cumpla no lo que yo quiero, sino lo que quieres tú". (Mateo 26,37-39).
Jesús dio la vida por amor hasta el extremo: "No hay amor más grande que dar la vida por los que se ama". Jesús amaba a su Padre: por el Padre entrega todo. Jesús ama a sus hermanos: Nos amó hasta el extremo. Liberó a todo el hombre y a todos los hombres. Y prevaleció el amor a su Padre y a su voluntad de salvación de la humanidad toda. Ciertamente Jesús sentía en él "algo así como un fuego ardiente aprisionado en sus huesos". Un fuego de amor de su Padre que lo quemaba por dentro y que "apagarlo, no podía". Ese amor a su Padre no podía resistirse. Era un amor más fuerte que cualquiera consideración y resistencia humana, sea personal, sea de culturas, sea de cualquier tipo de relajación moral y de costumbres ambientales. Nada podía hacer retroceder a la seducción y amor de Jesús.
Jesús, también, el primero, estaba seducido por el amor de su Padre.
Ni siquiera Pedro, que Jesús amaba, pudo con Jesús seducido por el amor de su Padre:
"Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo, diciéndole: ¡Dios te libre, Señor! No, no pueden sucederte esas cosas. Pero Jesús se volvió y le dijo: ¡Detrás de mí, Satanás! Tú me harías tropezar. No piensas como Dios, sino como los hombres".
¡Qué dura para Pedro la respuesta de Jesús! Jesús amaba a Pedro, pero éste no podía convertirse en una piedra de tope en el cumplimiento de Jesús en cuanto la voluntad de su Padre que lo amaba y que lo había seducido. Lo mismo pasa, hoy con un enamorado y, como decía el Padre Hurtado, con un "chiflado" de amor por Cristo, por su Evangelio y por su Iglesia, también por la causa de los pobres, que es una primera causa o preferencial causa de Cristo en su Reino que construía.
Porque hay "amigos" en la Iglesia, que con criterios del mundo y con intereses del dinero y del poder, se transforman en solapados "consejeros", buscando oponerse y siendo obstáculo, muchas veces por intereses mezquinos, a los planes de Dios, planes que son conducidos por el Espíritu Santo, que actúa en él que fue seducido y enamorado por Dios, haciéndolo cumplir con la voluntad de su amado Jesús. Las exigencias de Cristo son bien claras. Y no hay por dónde meterse a cambiarle la plana a Cristo y encomendada a un discípulo que se ha dejado seducir por el amor de Cristo. Éste seguirá con amor la voluntad y el amor de su Señor. No hay por dónde equivocarse y tomar caminos distintos. "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera asegurar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa, la hallará". Porque hay cristianos, que en su práctica, como dice el dicho chileno, "no son ni chicha ni limonada". Así se acomodan y nuncan se definen ni se pronuncian. Quieren estar bien con todos. El asunto nunca será así. 'La Palabra es signo de contradicción y la Palabra levanta oposición'. Cristo es así. No sacamos nada siendo en la vida cristiana, "medias tintas" y estar buscando acomodos. Lo único que se consigue con esa actitud es perder a Cristo, que nos insiste: "que tú sí sea sí, y que tu no sea no". Hay que definirse ante el Cristo seductor. Y a veces tenemos que vivir, en la práctica, un martirio interior, que nos lleva a perder la vida por Cristo y su causa. No hay otra manera de salvar la vida, que morir interiormente al orgullo, a la soberbia y egoísmo, para cumplir en amor con Jesús, que también, nos ha seducido con amor. El que se ha dejado seducir por Cristo y se ha enamorado de él con "chifladura", siguiéndolo hasta la muerte de sí mismo, no le importa perder todo el mundo por amor a Cristo, y en Cristo amar, a la manera de Él, a sus hermanos. Éste es nuestro Cristo que nos ama y nos conducirá con amor a la vida. Por lo demás no hay que olvidar que Cristo 'es el Camino,la Verdad y la Vida'.
Es mi experiencia y mi testimonio con respecto a lo indicado por la triple Palabra de Dios de hoy. Recemos unos por otros para caminar alegres y muy animados por el amor de Dios hacia nosotros, causa de nuestro verdadero amor a Dios y de nuestra mística de dejarnos seducir por este gran amor de Dios. Amén.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
P.S. Mientras escribía me acordaba de lo sucedido recientemente en Chile: La Sra. Bachelet, con gran gozo, ha dicho por TV: ¡Chile ganó, ganó la democracia y ganó la mujer, porque ganó el aborto! Y posteriormente, en un acto ceremonial, firmó junto con sus colaboradores cercanos, un proyecto de ley del "matrimonio igualitario", que bien sabemos que trata de beneficiar a las parejas lésbicas y homosexuales.
Y pensando en esa ofensa a Dios, a la Iglesia y al Papa próximo a visitarnos, se me ha venido a mi espíritu un pensamiento oportuno, que con humildad pero con firmeza, se lo debería recomendar a Francisco I: que, por esta razón de objetivo pecado y ofensa, no debería venir a Chile, mostrando, así, su rechazo radical a estas inmorales decisiones del Estado chileno. Más aún, próximo a septiembre, también se me vino a mi mente y conciencia, que tendría que pedir a mi Iglesia chilena que no realice el Te Deum tradicional, por la misma razón ya dicha. Los chilenos damos gracias a Dios de distintas maneras y en diversas circunstancias por todo lo bueno que Dios da a Chile, pero ahora, en estas circunstancias, mi conciencia me decía, que no podríamos dar gracias a Dios, teniendo instaladas, entre nosotros, estas recientes ofensas y objetivos pecados de parte del Estado chileno. Hablo de objetivo pecado porque sé que en lo subjetivo y en la práctica los hechores no creen en Dios. No obstante, no por eso, no deja de ser una grave ofensa, agravio y discriminación a nosotros creyentes y no "conservadores" como nos llaman injustamente a los que somos consecuentes con nuestra fe a Dios.
Pero, también mientras se desarrollaba este escrito, surgía en mí, algo paradojal, con insistencia, en mi mente y mi conciencia, diciéndome que el "pecado social" latente en Chile, por la aplicación de un sistema económico perverso y salvaje - así fue llamado por un Papa -, el neoliberalismo o "capitalismo salvaje", estaba cometiendo un gigante "aborto", matando las esperanzas de un pueblo empobrecido, impidiéndole un resurgimiento y un "nacimiento", que le corresponde en justicia y derecho. Hablaba de "algo paradojal" porque al recordar y ser testigo del sufrimiento y muerte de los pobres, especialmente en los Campamentos, veía, como siempre lo he visto, que Jesús rechazaba radicalmente la opresión de estos pobres. Él nació pobre. Vivió pobre. Murió pobre. Se entregó totalmente hasta dar su propia vida, para la salvación y liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres. Inauguró la Civilización del Amor y del Compartir. Su amor y su donación de sí mismo es la antípoda del "aborto" del "capitalismo salvaje", que acumula la riqueza y el poder en pocas manos privadas y también corruptas, haciendo la pobreza de muchos hermanos chilenos. El otro día, escuchaba un reportaje que mostraba que la pobreza real y mortal en Chile era de 2 millones de personas humanas. Esta economía se agudizó y se implementó por los Chicago Boys, en Chile en dictadura. Ahora, después del dictador y sus seguidores, llevamos ya casi 30 años de otros mal llamados gobiernos democráticos, y se sigue aplicando este "abortivo" pecado social y mortal. Los candidatos siguen proponiendo esencialmente la misma economía, fruto de la negociación traidora de políticos y dictadura cívico militar.
Entonces, y aquí viene lo paradojal, con respecto a lo que mi conciencia debería recomendar al Papa en el caso de pecado anterior en Chile: Ahora mi corazón en y de Jesús y de los pobres, me decía que Francisco I podría venir, como Pastor, "que quiere una Iglesia pobre y de los pobres", a defender a los predilectos de Cristo, actualizando, aquí y ahora, en Chile, la opción preferencial por los pobres, tal vez, a ser la voz de los sin voz, rechazando, como siempre, ahora más radicalmente el"aborto" del neoliberalismo y "capitalismo salvaje".
Y pensaba, que la visita de Francisco I, sea un gran abrazo y adhesión a los más pobres. Que nadie trate de manipular para los poderosos y ricos la visita del Papa. Que nadie debe olvidar que la opción preferencial por los pobres es una verdad de nuestra fe. Dios primero que nosotros optó por los pobres, haciéndose pobre, entregándose entero, dando su vida y compartiendo con amor su Cuerpo y su Sangre, para que todo y todos tengan vida y vida en abundancia; para la salvación y liberación integral de todo y de todos. De aquí nace la Civilización del Amor y del Compartir, contradiciendo a la sociedad del acumular y del egoísmo que produce el "pecado social".
Hasta aquí llego con mi paradojal conciencia, que no por ser paradojal, deja de ser un planteamiento y una apasionada y urgente petición de un seducido por Dios, a mis hermanos respectivos ya citados.
"NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS QUE SE AMAN".
"HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA": "ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS AMÉ".
Jeremías 20,7-9.
Romanos 12,1-2.
Mateo 16,21-27.
"Me has seducido, Señor, y me dejé seducir por tí.
Me hiciste violencia y fuiste el más fuerte... sentí en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo, no podía".
Comienzo con la primera lectura que grafica la seducción de Dios. Estoy anunciando el amor de Dios que llega a seducirnos.
Creo necesario decir que hoy voy a dar más bien un testimonio personal.
Lo haré con toda la humildad posible. Pido disculpas por mi atrevida confianza.
A mí el Señor me sedujo. Él tomó la iniciativa de amor para conmigo. Mi Señor, ha sido un seductor. Sinceramente no pude resistirme a su amor.
Y aquí estoy, mi amado Señor, para hacer tu voluntad.
Él amor de Dios ha derribado todo mis obstáculos. Llegué a la conclusión que honestamente uno no puede resistirse a la seducción y al amor de Dios.
Es tan grande su amor, que uno no puede más que dejarse seducir.
Me sentí amado por Dios, y me enamoré de él, entregándome a su amor.
Me he puesto a su disposición, diciéndome: seré su profeta; hablaré y actuaré en frente de mi pueblo. Claro que no actuaré a mi antojo y amaño: no diré y no haré cualquier cosa. La seducción de Dios me lleva a decirle con palabra de honor: "Heme aquí, Señor, para hacer tu voluntad".
Hoy, y también antes, esta seducción y este amor a Dios, me ha llevado a la experiencia narrada por Jeremías:
"Y ahora soy motivo de risa, toda la gente se burla de mí.
Pues me pongo a hablar, y son amenazas, no les anuncio más que violencias y saqueos. La palabra de Yavé me acarrea cada día insultos".
El mundo temporal y su crisis cultural no me hacen fácil la tarea encargada. Así es. Es difícil. Sobre todo después de un tiempo de dictadura, de falta de libertad, de persecusión, detención arbitraria, desaparición o muerte.En ese tiempo se dio también la tentación y el deseo expresado por el profeta en la primera lectura:
"Por eso decidí no recordar más a Yavé, ni hablar más de parte de él, pero sentí en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo no podía".
Sí. Fue un tiempo terrible humanamente hablando. No relataré todo lo que me pasó en tiempos de una Iglesia que era 'la voz de los sin voces'. Pero sí que tuve momentos difíciles, arriesgados, de vida o muerte. Primó, en mí, ese "fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque trataba de apagarlo, no podía.
Hoy, creo que hay una crisis cultural. La gente se ha relajado y ha comenzado a actuar con una mala entendida libertad, y yo diría, más bien con libertinaje. Hay una moral muy permisiva, que contradice valores. No cualquier valor, sino valores eternos. Dios ha sido postergado e ignorado en muchas situaciones de nuestros tiempos actuales. A veces existe la sensación de ausencia de Dios en nuestra sociedad.
Me duele, como enamorado de Dios, ver que incluso sacerdotes: hombres de Dios, del Evangelio, de la Iglesia y de su sacerdocio, hoy día, aparezcan, en algunos casos y situaciones de moral, congraciándose o más bien opinando a favor, y así, favoreciendo una moral permisiva. Se habla, ahora, en estos días de aborto y de matrimonio homosexual igualitario. Dios nos creó hombres y mujeres libres. Pero existe el triste privilegio, con la libertad que Dios nos dío, de poder decirle no a Dios y contrariar su voluntad. Cada uno, finalmente, dará cuenta y responderá ante Dios de sus actos.
Junto a lo anterior está el pecado o delito de sacerdotes que han abusado sexualmente, incluso contra niños. Eso no hace fácil la tarea encomendada por el Dios que me ha seducido. Hay una baja de credibilidad con respecto a la Iglesia, y hay gente que "mete a sus miembros en un mismo saco". No se distingue tampoco entre lo esencial y accidental de la Iglesia. Algunos rasgan vestiduras y se retiran con ostentación, disparando en contra de la Iglesia toda. Otros se retiran en silencio. Éstos que se retiran no han comprendido que en la Iglesia, hecha por Jesús, en hombres y mujeres frágiles, existirá siempre tanto la santidad y el pecado. El pecado y la santidad, o "el pecador y el santo son dos partes, dos piezas del mecanismo del cristianismo. De un cristianismo que jamás será desmontado.
El pecador tiende la mano al santo, y el santo tiende la mano al pecador.
Aquel que no entra en el sistema, el que no da la mano, ése no es cristiano, ése no tiene ninguna competencia en materia de cristiandad.
Y ambos, juntamente, el uno con el otro, el uno arrastrando al otro, llegan a Jesús formando una cadena de dedos indesatables.
La Iglesia es santa y pecadora, y en cada uno de nosotros hay un santo y un pecador... .
Esta dicotomía entre santos y pecadores sólo la redime la persona de Jesús". (Semillas de Esperanza, páginas 48-49, de Obispo Carlos González: Q.E.P.D).
Por otro lado y dentro del contexto en que debe actuar el seducido por Dios, está en mi patria, la herencia de la dictadura, una institucionalidad ilegítima, que se legitimó a la fuerza y en forma fraudulenta. Y la clase política, en su práctica, hoy la ha seguido legitimando. No ha habido voluntad política para cambiarla, tal vez, fruto de la negociación, a espaldas del pueblo soberano, de los políticos con la dictadura. Se ha insistido, como una disculpa, que se gobierna "en la medida de lo posible". Yo creo que no es verdad. Los políticos, que se decían democráticos, y que en la práctica no lo fueron con gobierno de 1973, buscaron que "el trabajo sucio" lo hicieran la FFAA con un Golpe de Estado, para luego, posteriormente, devolverle el poder a ellos. La acción golpista y de violación a la democracia y a los derechos humanos fundamentales fue más larga de lo presupuestado: no se entregaba el poder. (durante 17 años). Los políticos que buscaban recuperar el poder, y algunos chilenos sinceros, a través de las protestas, trataron de que la dictadura terminará. En esas circunstancias se llegó a una negociación, para mí, mentirosa, de la clase política con la dictadura. Lo que hoy existe en Chile es el fruto de esa negociación. Se mantiene, después de más de 44 años, la institucionalidad ilegítima: se ha seguido legitimando lo ilegítimo.
Ahora, se prometen algunos cambios. No se puede si se sigue manteniendo lo ilegítimo institucionalizado. No se puede si no hay primero un cambio de una Constitución casi sacralizada.
Habría que agregar el "pecado social" existente a causa de una economía perversa e inhumana. Soy testigo de la grave situación y miseria de pobladores de los Campamentos. La economía,"capitalismo salvaje, dura e inhumano"que afecta y destruye a tantos sectores.
Aquel que apoya esta crueldad vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres.
Esta "comunidad capitalista no tiene derecho a celebrar la Eucaristía porque está creando un monstruo que no podrá ser absorbido por la comunidad". (Semillas de Esperanza, pág.106).
Ante esta realidad el seducido por Dios debe anunciar y denunciar la expresa voluntad de Dios. Es difícil. No sólo por un relajo de las costumbres y no cumplimiento de los valores, sino porque también viene la tentación del seducido por Dios de dejarlo todo. "Pues me pongo a hablar, y son amenazas, no les anuncio más que violencias y saqueos. La palabra de Yavé me acarrea cada día más insultos". Dan ganas de no "hablar más de parte de él"... . Es la lucha del enamorado de Dios que siento en mí "algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo no podía". Porque estoy enamorado del Señor y de su Reino. Nadie ni nada podrá hacer que me contenga:
"Tengo que hablar, tengo que gritar, ay de mí si no lo hago". (Jeremías).
Siempre tendré que hablar, aunque sea en contra de la corriente; aunque sea en contra del pragmatismo de la modernidad o postmodernidad que dice: "Se acabó la historia, los ideales, las utopías, y ha llegado la panacea del neoliberalismo,
y hay que ser pragmático, práctico, hay que acomodarse a lo que hay". Pragmatismo, que en la práctica se transforma en la aplicación inmoral maquiavélica: "El fin justifica los medios".
"Lo que hemos visto y oído no lo podemos callar","pues tu voz me quema dentro".
Y este domingo San Pablo a los Romanos 12,1-2:
"Les ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que se entreguen ustedes mismos como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios: ése es nuestro culto espiritual. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto".
Son palabras que me vienen a confirmar y fortalecer mi misión propia de un seducido y enamorado de Dios.
Estas palabras me advierten del peligro de mundanizar y de hacer superficial la liberación cristiana... "No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente". Y en otra parte, él mismo San Pablo: "Nosotros tenemos la mente de Cristo".
No podemos ni debemos hacerle el quite a la misión encomendada por el que me enamoró y me sedujo. Tengo que entregarme "como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios...". Ese "fuego ardiente" no puedo apagarlo, por más que trate, en momentos difíciles y cruciales de la historia mundana. No olvido: "los criterios del mundo no son los criterios de Dios". Por eso, uno debe dejarse seducir por Dios, dejarse transformar, y así poder cambiar la mentalidad, discerniendo en una profunda oración y diálogo de un verdadero enamorado de Dios. "Así sabrá ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto". Eso me llevará a arremeter "contra los molinos de viento", buscando "el sueño imposible".
Así, siguiendo a Jesús, tratando de pasar por lo que él pasó, poniéndome en su lugar, me dejé seducir por él, orando ese momento evangélico, cuando él, como un verdadero hombre, que llevaba un drama interior, se lo confidencia, como cualquier hombre confía en su amigo, abriéndole su corazón a sus discípulos:
"Jesucristo comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho. Les dijo también que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría al tercer día".
Jesús, el Profeta por excelencia, enviado por el Padre, tenía que cumplir una misión: salvar y liberar integralmente a la humanidad toda. Esta misión le trajo problemas y obstáculos por parte de los conservadores y poderosos de siempre, que no tienen los criterios de Dios y que se guían por sus propios intereses; de los hipócritas: sepulcros blanqueados, por fuera muy pintaditos, pero por dentro lleno de huesos podridos. Éstos, al igual que hoy día, le trajeron múltiples problemas. Pero, a pesar de todo esto, Jesús hizo prevalecer la voluntad de su amado Padre. Y este amor a la voluntad del Padre lo llevó precisamente a la muerte anunciada a sus discípulos en el Evangelio de hoy día. Por el amor a su Padre, por amor a sus hermanos: a todos los hombres y mujeres, y por amor a la causa del Reino de salvación y liberación de todo y de todos, Jesús murió en la Cruz. No murió en la cama de anciano ni de enfermo. Nó, Jesús murió, pasando por el drama interno de un profeta:
"Llevó consigo a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.
Fue un poco más lejos y, tirándose en el suelo hasta tocar la tierra con su cara, hizo esta oración: Padre, si es posible, aleja de mí esta copa (cáliz). Sin embargo, que se cumpla no lo que yo quiero, sino lo que quieres tú". (Mateo 26,37-39).
Jesús dio la vida por amor hasta el extremo: "No hay amor más grande que dar la vida por los que se ama". Jesús amaba a su Padre: por el Padre entrega todo. Jesús ama a sus hermanos: Nos amó hasta el extremo. Liberó a todo el hombre y a todos los hombres. Y prevaleció el amor a su Padre y a su voluntad de salvación de la humanidad toda. Ciertamente Jesús sentía en él "algo así como un fuego ardiente aprisionado en sus huesos". Un fuego de amor de su Padre que lo quemaba por dentro y que "apagarlo, no podía". Ese amor a su Padre no podía resistirse. Era un amor más fuerte que cualquiera consideración y resistencia humana, sea personal, sea de culturas, sea de cualquier tipo de relajación moral y de costumbres ambientales. Nada podía hacer retroceder a la seducción y amor de Jesús.
Jesús, también, el primero, estaba seducido por el amor de su Padre.
Ni siquiera Pedro, que Jesús amaba, pudo con Jesús seducido por el amor de su Padre:
"Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo, diciéndole: ¡Dios te libre, Señor! No, no pueden sucederte esas cosas. Pero Jesús se volvió y le dijo: ¡Detrás de mí, Satanás! Tú me harías tropezar. No piensas como Dios, sino como los hombres".
¡Qué dura para Pedro la respuesta de Jesús! Jesús amaba a Pedro, pero éste no podía convertirse en una piedra de tope en el cumplimiento de Jesús en cuanto la voluntad de su Padre que lo amaba y que lo había seducido. Lo mismo pasa, hoy con un enamorado y, como decía el Padre Hurtado, con un "chiflado" de amor por Cristo, por su Evangelio y por su Iglesia, también por la causa de los pobres, que es una primera causa o preferencial causa de Cristo en su Reino que construía.
Porque hay "amigos" en la Iglesia, que con criterios del mundo y con intereses del dinero y del poder, se transforman en solapados "consejeros", buscando oponerse y siendo obstáculo, muchas veces por intereses mezquinos, a los planes de Dios, planes que son conducidos por el Espíritu Santo, que actúa en él que fue seducido y enamorado por Dios, haciéndolo cumplir con la voluntad de su amado Jesús. Las exigencias de Cristo son bien claras. Y no hay por dónde meterse a cambiarle la plana a Cristo y encomendada a un discípulo que se ha dejado seducir por el amor de Cristo. Éste seguirá con amor la voluntad y el amor de su Señor. No hay por dónde equivocarse y tomar caminos distintos. "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera asegurar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa, la hallará". Porque hay cristianos, que en su práctica, como dice el dicho chileno, "no son ni chicha ni limonada". Así se acomodan y nuncan se definen ni se pronuncian. Quieren estar bien con todos. El asunto nunca será así. 'La Palabra es signo de contradicción y la Palabra levanta oposición'. Cristo es así. No sacamos nada siendo en la vida cristiana, "medias tintas" y estar buscando acomodos. Lo único que se consigue con esa actitud es perder a Cristo, que nos insiste: "que tú sí sea sí, y que tu no sea no". Hay que definirse ante el Cristo seductor. Y a veces tenemos que vivir, en la práctica, un martirio interior, que nos lleva a perder la vida por Cristo y su causa. No hay otra manera de salvar la vida, que morir interiormente al orgullo, a la soberbia y egoísmo, para cumplir en amor con Jesús, que también, nos ha seducido con amor. El que se ha dejado seducir por Cristo y se ha enamorado de él con "chifladura", siguiéndolo hasta la muerte de sí mismo, no le importa perder todo el mundo por amor a Cristo, y en Cristo amar, a la manera de Él, a sus hermanos. Éste es nuestro Cristo que nos ama y nos conducirá con amor a la vida. Por lo demás no hay que olvidar que Cristo 'es el Camino,la Verdad y la Vida'.
Es mi experiencia y mi testimonio con respecto a lo indicado por la triple Palabra de Dios de hoy. Recemos unos por otros para caminar alegres y muy animados por el amor de Dios hacia nosotros, causa de nuestro verdadero amor a Dios y de nuestra mística de dejarnos seducir por este gran amor de Dios. Amén.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
P.S. Mientras escribía me acordaba de lo sucedido recientemente en Chile: La Sra. Bachelet, con gran gozo, ha dicho por TV: ¡Chile ganó, ganó la democracia y ganó la mujer, porque ganó el aborto! Y posteriormente, en un acto ceremonial, firmó junto con sus colaboradores cercanos, un proyecto de ley del "matrimonio igualitario", que bien sabemos que trata de beneficiar a las parejas lésbicas y homosexuales.
Y pensando en esa ofensa a Dios, a la Iglesia y al Papa próximo a visitarnos, se me ha venido a mi espíritu un pensamiento oportuno, que con humildad pero con firmeza, se lo debería recomendar a Francisco I: que, por esta razón de objetivo pecado y ofensa, no debería venir a Chile, mostrando, así, su rechazo radical a estas inmorales decisiones del Estado chileno. Más aún, próximo a septiembre, también se me vino a mi mente y conciencia, que tendría que pedir a mi Iglesia chilena que no realice el Te Deum tradicional, por la misma razón ya dicha. Los chilenos damos gracias a Dios de distintas maneras y en diversas circunstancias por todo lo bueno que Dios da a Chile, pero ahora, en estas circunstancias, mi conciencia me decía, que no podríamos dar gracias a Dios, teniendo instaladas, entre nosotros, estas recientes ofensas y objetivos pecados de parte del Estado chileno. Hablo de objetivo pecado porque sé que en lo subjetivo y en la práctica los hechores no creen en Dios. No obstante, no por eso, no deja de ser una grave ofensa, agravio y discriminación a nosotros creyentes y no "conservadores" como nos llaman injustamente a los que somos consecuentes con nuestra fe a Dios.
Pero, también mientras se desarrollaba este escrito, surgía en mí, algo paradojal, con insistencia, en mi mente y mi conciencia, diciéndome que el "pecado social" latente en Chile, por la aplicación de un sistema económico perverso y salvaje - así fue llamado por un Papa -, el neoliberalismo o "capitalismo salvaje", estaba cometiendo un gigante "aborto", matando las esperanzas de un pueblo empobrecido, impidiéndole un resurgimiento y un "nacimiento", que le corresponde en justicia y derecho. Hablaba de "algo paradojal" porque al recordar y ser testigo del sufrimiento y muerte de los pobres, especialmente en los Campamentos, veía, como siempre lo he visto, que Jesús rechazaba radicalmente la opresión de estos pobres. Él nació pobre. Vivió pobre. Murió pobre. Se entregó totalmente hasta dar su propia vida, para la salvación y liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres. Inauguró la Civilización del Amor y del Compartir. Su amor y su donación de sí mismo es la antípoda del "aborto" del "capitalismo salvaje", que acumula la riqueza y el poder en pocas manos privadas y también corruptas, haciendo la pobreza de muchos hermanos chilenos. El otro día, escuchaba un reportaje que mostraba que la pobreza real y mortal en Chile era de 2 millones de personas humanas. Esta economía se agudizó y se implementó por los Chicago Boys, en Chile en dictadura. Ahora, después del dictador y sus seguidores, llevamos ya casi 30 años de otros mal llamados gobiernos democráticos, y se sigue aplicando este "abortivo" pecado social y mortal. Los candidatos siguen proponiendo esencialmente la misma economía, fruto de la negociación traidora de políticos y dictadura cívico militar.
Entonces, y aquí viene lo paradojal, con respecto a lo que mi conciencia debería recomendar al Papa en el caso de pecado anterior en Chile: Ahora mi corazón en y de Jesús y de los pobres, me decía que Francisco I podría venir, como Pastor, "que quiere una Iglesia pobre y de los pobres", a defender a los predilectos de Cristo, actualizando, aquí y ahora, en Chile, la opción preferencial por los pobres, tal vez, a ser la voz de los sin voz, rechazando, como siempre, ahora más radicalmente el"aborto" del neoliberalismo y "capitalismo salvaje".
Y pensaba, que la visita de Francisco I, sea un gran abrazo y adhesión a los más pobres. Que nadie trate de manipular para los poderosos y ricos la visita del Papa. Que nadie debe olvidar que la opción preferencial por los pobres es una verdad de nuestra fe. Dios primero que nosotros optó por los pobres, haciéndose pobre, entregándose entero, dando su vida y compartiendo con amor su Cuerpo y su Sangre, para que todo y todos tengan vida y vida en abundancia; para la salvación y liberación integral de todo y de todos. De aquí nace la Civilización del Amor y del Compartir, contradiciendo a la sociedad del acumular y del egoísmo que produce el "pecado social".
Hasta aquí llego con mi paradojal conciencia, que no por ser paradojal, deja de ser un planteamiento y una apasionada y urgente petición de un seducido por Dios, a mis hermanos respectivos ya citados.
"NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS QUE SE AMAN".
"HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA": "ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS AMÉ".