Hay que estar siempre preparados pues el Señor llega en cualquier momento.
Domingo Treinta y Uno Año Ordinario A. 12.11.2017.
Mateo 25,1-13.
Por razones especiales sólo haré un breve punteo acerca del Evangelio de las vírgenes necias y prudentes.
¿Qué quiere comunicarnos Jesús en esta parábola?
1.Que no podemos ser improvisados acerca del encuentro definitivo con Cristo.
Tenemos que estar siempre ocupados y preparados en la espera de Jesús que viene. "Mantener los ojos despiertos ("Lámparas llenas de aceite") porque no saben el día ni la hora".
2. No se trata de una preparación a última hora para encontrarse con Jesús.
No se trata de ser como las vírgenes imprudentes que se preocuparon del aceite para sus lámpara a última hora y, por eso, en ir a buscar aceite, llegaron tarde a la boda. No podemos llegar tarde a las bodas del Reino. Jesús, el esposo de las bodas, ya ha cerrado las puertas.
3. Hay que tener un uso sabio de nuestras vidas. Y el estar preparados es uso sabio de vida. Es, en la parábola, el caso de las vírgenes sabias y previsoras: estaban siempre preparadas. Sus lámparas siempre con aceite necesario e indispensable indican una forma de vida que las hace llegar a tiempo y sin problemas a las bodas. Se trata de una suma sabiduría: encontrarnos con Cristo en la medida que hemos estado ocupados en Él, buscándolo siempre en todos los niveles de nuestras vidas.
4. Cristo nos quiere decir, al presentarnos a la vírgenes necias, que la conversión hacia su persona, y la preparación para presentarnos delante de Dios, no se puede dejar para el último momento, improvisadamente; nos dice que no se puede vivir sin preocuparse de Dios, del Evangelio, de la fe y obras buenas, ni menos pretender que sin la sabiduría previsora, se puede a última hora, en la hora del encuentro con Cristo, tratar de arreglarlo todo. En el fondo se trata muy claramente que el cristianismo, la santidad, no es una religión reservada para la hora de la muerte; nuestro encuentro con el Señor no se puede separar de la forma como hemos vivido. Aquí viene bien el dicho:
"Morimos como vivimos".
5. Y por último, Cristo, al presentar a las vírgenes prudentes, nos quiere enseñar que ser de Cristo (cristiano), es ser sabio: sensato, vigilante y siempre preparados, teniendo presente que el Señor puede venir en cualquier momento.
Se trata de vivir preparados porque "no sabemos ni el día ni la hora". Vivir preparado es entender que este encuentro con el Señor es la participación en su felicidad.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
Mateo 25,1-13.
Por razones especiales sólo haré un breve punteo acerca del Evangelio de las vírgenes necias y prudentes.
¿Qué quiere comunicarnos Jesús en esta parábola?
1.Que no podemos ser improvisados acerca del encuentro definitivo con Cristo.
Tenemos que estar siempre ocupados y preparados en la espera de Jesús que viene. "Mantener los ojos despiertos ("Lámparas llenas de aceite") porque no saben el día ni la hora".
2. No se trata de una preparación a última hora para encontrarse con Jesús.
No se trata de ser como las vírgenes imprudentes que se preocuparon del aceite para sus lámpara a última hora y, por eso, en ir a buscar aceite, llegaron tarde a la boda. No podemos llegar tarde a las bodas del Reino. Jesús, el esposo de las bodas, ya ha cerrado las puertas.
3. Hay que tener un uso sabio de nuestras vidas. Y el estar preparados es uso sabio de vida. Es, en la parábola, el caso de las vírgenes sabias y previsoras: estaban siempre preparadas. Sus lámparas siempre con aceite necesario e indispensable indican una forma de vida que las hace llegar a tiempo y sin problemas a las bodas. Se trata de una suma sabiduría: encontrarnos con Cristo en la medida que hemos estado ocupados en Él, buscándolo siempre en todos los niveles de nuestras vidas.
4. Cristo nos quiere decir, al presentarnos a la vírgenes necias, que la conversión hacia su persona, y la preparación para presentarnos delante de Dios, no se puede dejar para el último momento, improvisadamente; nos dice que no se puede vivir sin preocuparse de Dios, del Evangelio, de la fe y obras buenas, ni menos pretender que sin la sabiduría previsora, se puede a última hora, en la hora del encuentro con Cristo, tratar de arreglarlo todo. En el fondo se trata muy claramente que el cristianismo, la santidad, no es una religión reservada para la hora de la muerte; nuestro encuentro con el Señor no se puede separar de la forma como hemos vivido. Aquí viene bien el dicho:
"Morimos como vivimos".
5. Y por último, Cristo, al presentar a las vírgenes prudentes, nos quiere enseñar que ser de Cristo (cristiano), es ser sabio: sensato, vigilante y siempre preparados, teniendo presente que el Señor puede venir en cualquier momento.
Se trata de vivir preparados porque "no sabemos ni el día ni la hora". Vivir preparado es entender que este encuentro con el Señor es la participación en su felicidad.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+