Comillas conmemoró a Matteo Ricci, introductor del catolicismo y la cultura occidental en China

En el año de conmemoración del cuarto centenario de la muerte del jesuita Matteo Ricci, el Servicio de Compromiso Solidario y Cooperación al Desarrollo y las unidades de Actividades, Culturales, Seminarios y Jornadas; de Trabajo Social y de Deportes han organizado el ciclo "Un jesuita en la Corte del Dragón", con la intención de aproximarse a quien fue la figura central en la introducción en China del catolicismo y la cultura occidental.

De la llegada de Ricci y sus sucesores, "los jesuitas astrónomos", a China se ocupó Agustín Udías, SJ, catedrático emérito de geofísica en la Universidad Complutense, que relató la trayectoria del jesuita italiano en China, a la que llegó en 1582, donde se presentó como "letrado de occidente", con los ojos puestos en la corte de Pekín. En su recorrido por el país, su vasto conocimiento y su habilidad con la lengua china le sirvieron para acercarse a la élite y lograr la fama de maestro, ya que también aprovechó el saber científico que atesoraba, matemático, cartográfico y técnico, para acercarse al emperador "poniéndose a su servicio": fue el autor del primer mapamundi en chino que incluía los continentes europeo y americano; tradujo los seis primeros libros del Euclides y la obra de Christopher Clavius, que había sido su maestro en Roma, y corrigió errores cometidos por los matemáticos y astrónomos imperiales, a los que introdujo en la tradición europea. En año 1601, el emperador Wanli, que había oído historias sobre el sabio europeo, le convocó a la corte imperial, pero el misionero moriría en 1610 sin haber estado nunca en presencia del emperador. Ricci consiguió tantos avances gracias a sus indudables cualidades, que le abrieron paso hasta Pekín, y se presentó ante los chinos incluso con mayor conocimiento que ellos, contó Udías.

Los sucesores de Ricci en China fueron Johann Adam Schall von Bell, Ferdinand Verbiest, Claudio Filippo Grimaldi, Tomás Pereira, Antoine Thomas o Ferdinand Augustin Haller von Hallerstein. Entre ellos, Verbiest destacó como figura fundamental en la corte del emperador Kangxi, puesto que sus excepcionales dotes como matemático y astrónomo le permitieron alcanzar importantes cargos con la dinastía manchú. Para este sabio, la religión cristiana en China podía representarse como una "augusta reina" que aparece en público apoyada en la astronomía.

Limei Liu Liu, profesora de traducción en la Complutense y de chino mandarín en el Instituto de Idiomas Modernos, de Comillas, abordó el encuentro intercultural y religioso promovido por Ricci, desde el prisma chino. Expuso el sistema mnemotécnico que empleó para memorizar los caracteres chinos, conocido como "el palacio de la memoria", un método basado en el estudio etimológico. "Tras sólo 12 años de estudio publicó su primer libro en chino (primero de un europeo): De la amistad". Después, escribiría su catecismo chino, en el que emplea las categorías de pensamiento de aquella cultura para representar el mensaje cristiano. Por ejemplo, acuñó el término "señor del cielo" para referirse a Dios, fórmula aún empleada por los cristianos en China. El jesuita italiano trató de demostrar que el confucianismo y el cristianismo original concuerdan y, de hecho, veía en la doctrina confuciana la revelación de la ley natural de la primitiva moral cristiana.

Liu enumeró algunas de las premisas del método de adaptación cultural que siguió Ricci, que consistía en "volverse chino con los chinos": entre otras cosas, se hizo llamar Li Madou y cambió las ropas de bonzo (monje budista), que vistió inicialmente, por las de letrado. Aseguró Liu que en su país la figura de Li Madou es muy conocida y reconocida, hasta el punto de que los seminarios y actos celebrados con motivo del cuarto centenario de su muerte han contado con un público muy numeroso.

El profesor de la Facultad de Teología Santiago Madrigal tituló su intervención "Matteo Ricci, la sabiduría universal de la amistad", en referencia a su condición de sabio y a su libro, reflejo de su talante y actitud misionera: "Ricci es ante todo un misionero, todos sus conocimientos, su memoria y su amistad están al servicio de la fe". Madrigal hizo un repaso por las primeras aventuras misioneras de la Compañía de Jesús, que miró al Oriente como destino de sus ilustres evangelizadores.

En su misión, Ricci siguió las indicaciones de Alessandro Valignano, Visitador General de la Compañía de Jesús en el Oriente, quien pensaba que no era posible acercarse con los métodos habituales de evangelización al pueblo Chino, una antiquísima y refinada civilización, que no admitía recibir enseñanza de los pueblos bárbaros. De ahí que este ilustre misionero se afanara en adaptarse a la cultura y civilización chinas, aprendiera la lengua oficial y estudiara sus clásicos. "Desde esa apertura mental y moral a las costumbres y la mentalidad de los otros se hizo, de verdad, en todo chino para transmitir desde dentro la verdad del cristianismo", dijo Madrigal.

El conferenciante definió el volumen De la amistad como un instrumento de comunicación intercultural y de su espíritu misionero. Explicó que La verdadera doctrina del Señor del Cielo, su catecismo chino, fue un prolegómeno para la posible aceptación de la doctrina revelada, planteado como un diálogo sostenido entre un letrado chino y un sabio cristiano. Ricci sembró y la generación ulterior pudo establecer una relación más directa, estrecha y cordial con el emperador: en 1692, el emperador Kangxi concedió a los misioneros libertad para predicar en todo el territorio y a los súbditos chinos, libertad para abrazar la fe cristiana. Para Madrigal, "sin duda, Matteo Ricci había preparado el camino promoviendo ese estilo misionero que hacía de la amistad el vehículo privilegiado de la evangelización".

No quiso concluir sin referirse a la llamada "cuestión de los ritos", que nace de la crítica a los métodos misioneros de los jesuitas, a los que franciscanos y dominicos les reprochaban haber hecho muchas concesiones a los nuevos cristianos chinos. Ricci justificaba que los cristianos nuevos continuaran con sus ritos ancestrales y sus adoraciones confucianas, porque consideraba que tenían, en el fondo, un significado más civil que religioso, ya fueran ceremonias de afecto filial en honor a los parientes difuntos o de homenaje de la elite erudita, al filósofo y maestro.

La última de las jornadas del ciclo fue una aproximación a la realidad de la China contemporánea. Alberto Núñez, profesor de teología y de lengua china en Deusto; Álvaro Lozano, responsable de los programas de excelencia internacional de Comillas en China; Luis Cacho, Consejero Económico y Comercial de la Embajada de España en Pekín, y Raquel Corral, medallista en los Juegos Olímpicos de Pekín con el equipo español de gimnasia rítmica, abordaron los aspectos económicos, sociales, religiosos y culturales del país en la actualidad.
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