Las VIII Jornadas de Teología, de Comillas, abordaron el problema de la transmisión de la fe en el mundo actual
El Rector de la universidad, José Ramón Busto, SJ, presidió el acto inaugural de las jornadas, en el que identificó la transmisión de la fe con un acto de comunicación y apeló a un mayor conocimiento de la fe para transmitirla mejor. A continuación, monseñor César Franco, Obispo Auxiliar de Madrid, recordó como el Papa Benedicto XVI había dejado claramente al descubierto que la finalidad de la JMJ era transmitir la fe a las nuevas generaciones y que se deseaba proclamar la centralidad de Cristo ante la falta de raíces y la inconsistencia de la fe en la juventud actual. De estos problemas trató el profesor Luis González-Carvajal, de Comillas, para quien el problema de la fe y la secularización en Europa, y en especial en España, ha provocado un proceso de "descristianización". En comparación con los estudios realizados en 1965, aumenta en la sociedad actual el colectivo de no creyentes, católicos no practicantes y personas pertenecientes a otras religiones; mientras que el número de católicos practicantes ha disminuido notablemente. El ponente destacó la falta de experiencia religiosa, el silencio de Dios y la influencia social, entre otros, como las causas del aumento del número de ateos e indiferentes religiosos. Ante este panorama, y ante la cierta laxitud con la que en algunos sectores se vive el catolicismo, emerge la llamada a la evangelización y a la transmisión de la fe.
Al abordar el papel de la Iglesia en la transmisión de la fe, el profesor Santiago Madrigal, SJ, afirmó que, frente al estrepitoso fracaso actual de los que hasta ahora habían sido pilares fundamentales para transmitir la fe, la Iglesia se identifica como misionera por naturaleza. Son nuevos tiempos que exigen un gran discernimiento y, por eso, la próxima XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se vertebrará en torno a la cuestión la nueva evangelización.
En la misma dirección, Antonio Allende, SJ, ex Delegado de Educación de la Provincia de Castilla de la Compañía de Jesús, reflexionó sobre la identidad de los centros educativos católicos y su implicación en la transmisión de la fe. Una educación integral en la que se vea implicada toda la comunidad educativa, con una pedagogía adecuada, en diálogo con la familia y con un claro anuncio explícito del Evangelio, son los ingredientes que señaló como necesarios para generar seguidores de Cristo en los centros educativos.
El ponente aseguró que la Iglesia debe regentar centros escolares, porque, como decía el anterior Prepósito General de la Compañía de Jesús, padre Kolvenbach, abandonar los centros educativos católicos "puede ser una sutil huida de la realidad y un ejemplo de desencarnación". El colegio, añadió Allende, evangeliza a través de la educación y, por tanto, no es una piscifactoría para pescar cristianos o vocaciones. La misión específica del colegio católico es educar, transmitir conocimientos y evangelizar educando; o, como decía San Ignacio, hacer alumnos no sólo más doctos, sino mejores. Educación integral significa "atender al saber, al ser y al creer", algo que las diversas legislaciones que hemos padecido han olvidado, porque el sistema educativo se ha orientado al mundo laboral y a crear productores.
Mantuvo Allende que para evangelizar en los colegios católicos hay que inculturar el mensaje evangélico en el lenguaje y la cultura de los jóvenes, de forma que dejen de sentir que, cuando se les invita a convertirse al Evangelio, se les propone abandonar su propia cultura. Allende destacó algunos retos para las escuelas católicas. Entre ellos, ser conscientes de que quien evangeliza no es el colegio, sino la comunidad educativa, y que no hay que convertir los colegios en guetos, especialmente en momentos en los que se produce un ataque social a la Iglesia.
Monseñor Rino Fisichella, Arzobispo Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, manifestó que la evangelización "es el primer deber del cristiano". Un deber al que no se puede renunciar sin traicionar el bautismo. Y teniendo siempre en cuenta que la eficacia de la evangelización no se agota en la predicación, sino en el testimonio: creer no es adhesión a una teoría, sino compromiso de vida y entrega personales.
Los creyentes son llamados a dar razón de su fe, según Fisichella, porque la apología no es extraña a creer, pertenece al acto por el que se entra en la lógica de la fe. Una lógica que, en las últimas décadas, no parece apasionar a los creyentes. El punto medio evangelizador actual sería permanecer fieles a los fundamentos y construir algo coherente que pueda ser comprendido por el hombre de hoy. O lo que es igual, una nueva apologética de la evangelización basada en la dulzura, el respeto y la recta conciencia.
Al exponer su experiencia pastoral a través de internet, José María Rodríguez Olaizola, SJ, consideró cuatro pilares necesarios para la tarea: el diseño, la capacidad técnica, la innovación y unos buenos contenidos. Por su parte, Inmaculada Eibe Guijarro, componente del grupo Ain Karem, se refirió a la música como mediadora en el encuentro con la trascendencia y con capacidad de conectar lo más profundo del ser humano con el espacio sagrado donde habita Dios.
En la última ponencia, la profesora Nurya Martínez-Gayol habló sobre la fe y sus dinamismos como dimensión estructurante de la existencia cristiana. Entendiendo la fe como modo de vida, como relación y como don y tarea, Martínez-Gayol explicó el carácter intrínsecamente dinámico de la fe para luego referirse a los dinamismos del creer desde una fe pensante, una fe amante y una fe esperante.