"La operación (para liberar a Gloria Cecilia Narváez) sólo la conocíamos el Santo Padre y yo" Becciu: "Si el dinero ha sido mal utilizado ha sido culpa mía"

El cardenal Becciu, en el último Consistorio
El cardenal Becciu, en el último Consistorio

De Santis, comandante de la Gendarmería: "Le hicimos entender (al cardenal) que Cecilia Marogna había recibido tanto dinero en el que él era el originador de las transferencias a través de monseñor Perlasca y que de esto el nuevo sustituto, monseñor Peña Parra, no sabía nada"

"Nos pidió que protegiéramos a Cecilia Marogna, que no hiciéramos nada, porque, dijo, 'me causaría un grave daño a mí y a mis familiares'. Nos preguntó cuánto dinero había gastado la señora Marogna y dijo que daría órdenes, a través de su cuenta personal en el Ior, de devolver ese dinero a la Secretaría de Estado"

En lo que respecta a los 125.000 euros que Becciu hizo enviar en dos tramos a Spes (en cuya cuenta también ingresaron 600.000 euros de la Conferencia Episcopal Italiana, también defendidos por el cardenal), además de que la aportación era mucho mayor que las otras dispuestas por la Secretaría de Estado, el hecho de que la cuenta no fuera una de las once cuentas "oficiales" de la diócesis de Ozieri o de Cáritas, sino una cuenta "promiscua" que, según De Santis, "no tenía nada que ver con la diócesis"

"Cuando el comandante de la Gendarmería Gianluca Gauzzi Broccoletti y el comisario Stefano de Santis me dijeron que el dinero utilizado por la señora Marogna no había sido utilizado para sus propios fines, dije: 'Estoy dispuesto a dar lo que tengo y a reembolsar a la Secretaría de Estado, porque si el dinero ha sido mal utilizado es culpa mía'. El comandante me bloqueó: 'tú no tienes la culpa, te han estafado'. Yo me procuré el dinero, se le dio a la señora porque estaba encargada de realizar una operación de la que el Santo Padre y yo estábamos al tanto".

Esta fue la declaración espontánea del cardenal Angelo Becciu, durante la declaración del comisario De Santis, comandante de la Gendarmería, en la pieza sobre la gestión de los fondos de la Secretaría de Estado, que se está juzgando en el Vaticano.

De Santis, citado por la Fiscalía, habló de un encuentro que él y el comandante Gauzzi mantuvieron con Becciu el 3 de octubre de 2020 en su casa, pocos días después de la dramática audiencia en la que el Papa le había despojado de los derechos del cardenalato y del cargo de prefecto para las Causas de los Santos. "Le hicimos entender que Cecilia Marogna había recibido tanto dinero en el que él era el originador de las transferencias a través de monseñor Perlasca y que de esto el nuevo sustituto, monseñor Peña Parra, no sabía nada", recordó De Santis.

Proceso en el Vaticano

"Tenga cuidado, cardenal Becciu"

'Tenga cuidado Cardenal Becciu', le dijimos, 'porque este ciudadano está utilizando el dinero de forma diferente al motivo de las transferencias', que eran para supuestas 'misiones humanitarias'. El comisario informó de que, en relación con las contribuciones pagadas a la Cooperativa Spes de Ozieri, dirigida por su hermano Antonino, Becciu "no entendió el lenguaje de los magistrados, sin pensar que había hecho ningún daño".

"Y nos pidió que protegiéramos a Cecilia Marogna, que no hiciéramos nada, porque, dijo, 'me causaría un grave daño a mí y a mis familiares'. Nos preguntó cuánto dinero había gastado la señora Marogna y dijo que daría órdenes, a través de su cuenta personal en el Ior, de devolver ese dinero a la Secretaría de Estado".

"Ese día, exasperado por el titular del Corriere della Sera "Becciu envió 700.000 euros a Australia para financiar los testigos contra el cardenal Pell", llamé por teléfono al comandante para expresarle toda mi amargura y preguntarle por qué se publican cosas falsas. "Vinieron, y lo primero que me dijeron fue: 'Esta reunión debe permanecer en secreto, no debes decírselo a nadie, porque sentimos que estamos faltando a nuestro deber profesional'.

"Así que me sorprende que se hable de ello ahora -subrayó Becciu-. Es cierto que me eché las manos a la cabeza cuando me hablaron de la señora Marogna. Los puse porque existía el riesgo de que se publicara esta noticia porque era una operación que sólo conocíamos el Santo Padre y yo (la liberación de la monja sudamericana secuestrada en Malí, ed). No era para mi familia. Me preocupaba todo lo que decían de los miembros de mi familia por el dinero entregado a Spes, dinero por el que dicen que he malversado, pues ya he declarado que no existen tales acusaciones".

Marogna, sus gastos y su indiscreción

Entre las anécdotas contadas por De Santis en la sala del tribunal se encuentra que "cuando monseñor Perlasca le contó al cardenal Becciu el interés de los magistrados vaticanos por el dinero entregado a Marogna, éste exclamó: "¡Qué cerdos!"". También se reconstruyeron todos los gastos de ropa, cosméticos, muebles, alquiler de la casa en Cagliari, supermercado y perfumería, el colegio de su hija y otros artículos realizados por Marogna por un total de 436.000 euros en 20 meses (de los 575.000 recibidos de la Secretaría de Estado del Vaticano a través de su empresa eslovena Logsic).

Juicio en el Vaticano
Juicio en el Vaticano

A continuación, mostró cómo la ex gerente de Cerdeña y autodenominada experta en mediaciones internacionales publicó en Facebook fotos de sus visitas al Vaticano y a la casa de Becciu con comentarios como "Me siento como en casa". Mi paraíso". O de estancias en Ibiza, en Bormio en el balneario de San Pellegrino, almuerzos en Cerdeña y aperitivos en Milán en días en los que se mostraban los gastos pertinentes de las cuentas que se beneficiaban de las contribuciones del Vaticano.

Por último, en lo que respecta a los 125.000 euros que Becciu hizo enviar en dos tramos a Spes (en cuya cuenta también ingresaron 600.000 euros de la Conferencia Episcopal Italiana, también defendidos por el cardenal), además de que la aportación era mucho mayor que las otras dispuestas por la Secretaría de Estado, el hecho de que la cuenta no fuera una de las once cuentas "oficiales" de la diócesis de Ozieri o de Cáritas, sino una cuenta "promiscua" que, según De Santis, "no tenía nada que ver con la diócesis".

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