Segunda vez que el Papa recrimina al cardenal, adalid de los rigoristas El Papa desautoriza a Sarah y abrirá personalmente el año académico en el Instituto Juan Pablo II
(Cameron Doody).- Será el Papa Francisco quien abrirá personalmente el año académico en el Instituto Juan Pablo II, en vez del cardenal Robert Sarah. Un cambio de última hora que se interpreta en la Curia como toda una desautorización del Prefecto para el Culto Divino.
La presencia del Papa en el acto de apertura del 27 de octubre se confirma, después de que el cardenal afirmara en su nuevo libro que la "reforma de la reforma" de la liturgia "se hará" para corregir la la "profanación y superficialidad" que, a su juicio, caracteriza a menudo la Misa en lengua vernácula y de cara a los fieles.
Se repite así el mismo patrón de desapoderamiento que en el pasado mes de julio. En esa ocasión, el cardenal Sarah sugirió a los sacerdotes que volvieran a celebrar la Misa "ad orientem", pero rápidamente fue desmentido por un comunicado de la sala de prensa vaticana, y hasta por el propio Papa.
Fuentes del Instituto Juan Pablo II intentaron rebajar la importancia de la reprimenda a Sarah diciendo que como el Instituto celebrará su 35 aniversario en noviembre la presencia del Papa en el acto de este mes es más que apropiada. Sin embargo, el empeño de Francisco en presidir el acto reafirma su deseo de reformar el clima profundamente conservador que se respira en el Instituto.
Esta transformación la empezó en agosto con el nombramiento de un defensor de que los divorciados y vueltos a casar por lo civil puedan comulgar, el arzobispo Vincenzio Paglia, como Gran Canciller del Instituto.
La otra designación que el Papa hizo al mismo tiempo -la de monseñor Pierangelo Sequeri como Presidente del Insituto- sigue provocando recelos en la facultad, entre otras cosas porque aboga por la implementación de la "lógica de misericordia pastoral", a la que llama el Papa en Amoris laetitia.
En su nuevo libro el cardenal Sarah -apelando directamente a su autoridad como Prefecto para el Culto Divino- defiende que, en la reforma de la liturgia, "se juega el futuro de la Iglesia". Perspectiva que no comparte el Papa Francisco, a juzgar por este segundo reproche que le dirige en el espacio de tan solo tres meses.