Toda Roma ovaciona en San Pedro el pontificado de Benedicto XVI Sodano exhorta a los cardenales a elegir un Papa "que dé la vida por sus ovejas"

(Jesús Bastante, enviado especial al Vaticano).- Si aún existieran las elecciones por aclamación, o por proclamación popular, Benedicto XVI tendría que regresar al solio pontificio.

Una rotunda ovación, que resonó en una abarrotada basílica de San Pedro, cortó en seco la homilía del cardenal Angelo Sodano cuando éste recordó el "luminoso pontificado que nos ha concedido, con su vida y sus obras, el amado y venerado Pontífice Benedicto XVI".

Sólo citó dos veces al anciano Papa dimisionario, que sin estar fue uno de los grandes protagonistas de la ceremonia.

La Misa Pro Eligendo Pontífice es el último momento en el que los fieles comparten con los cardenales la emoción antes de la elección del nuevo Papa.

Miles de romanos y turistas, fieles y descreídos, muchos de ellos con sus ipad y cámaras, tomando fotos y filmando sin cesar la entrada procesional de los cardenales desde la sacristía (tras la Pietá de Miguel Angel) hasta el Baldaquino de Bernini, donde se yergue el altar de San Pedro.

En filas de a dos, y con la solemnidad propia de este tipo de celebraciones, todos los purpurados, electores o no, alcanzaron y rodearon el altar.

La Eucaristía está presidida por el decano del Colegio cardenalicio, Angelo Sodano, en la que posiblemente sea su última gran aparición pública -pues no entrará en Cónclave al tener 85 años-.

No hubo una sola petición de perdón, ni grandes claves a los electores. A diferencia de la pronunciada hace ocho años por Joseph Ratzinger, la de esta mañana no fue una homilía programática, tal vez porque Sodano se sabe fuera de cualquier posibilidad.

O porque ya tiene elegido el nombre del próximo Papa. Sólo un recuerdo -implícito, tal vez- al hecho de que el Buen Pastor debe "dar su vida por las ovejas", hasta la muerte, una exhortación  "la unidad de la Iglesia, donde existe una diversiad de dones", la responsabilidad que "todos nosotros tenemos que colaborar para edificar la unidad de la Iglesia", y una petición, al nuevo Papa, para que "pueda continuar promoviendo sin cesar la justicia y la paz".

En su homilía, Sodano ha comenzado implorando al Señor que "quiera pronto conceder otro Buen Pastor a su Santa Iglesia". Un Pontífice que siga "la misión de misericordia" de la que nos hablan las lecturas, un "mensaje de amor" que "compromete a cada sacerdote y obispo, pero compromete aún más al Obispo de Roma, Pastor de la Iglesia universal".

"Es éste amor el que empuja a los Pastores de la Iglesia a desarrollar su misión de servicio a los hombres de cada tiempo, del servicio caritativo más inmediato hasta el servicio más alto, aquel de ofrecer a los hombres la luz del Evangelio y la fuerza de la gracia", proclamó Sodano.

Reflexionando sobre la Carta de Pablo a los Efesios, que se leyó en castellano en la misa, Sodano recuerda que "en la unidad de la Iglesia existe una diversidad de dones", y que es preciso entender que "dicha diversidad está en función de la edificación del único cuerpo de Cristo".

"Todos tenemos que colaborar para edificar la unidad de la Iglesia (...). Todos nosotros, pues, somos llamados a cooperar con el Sucesor de Pedro, fundamento visible de tal unidad eclesial".

Recordando el Evangelio, que nos anima a todos al Mandamiento nuevo del Amor, el decano del Colegio cardenalicio insistió en que "la actitud fundamental de cada Buen Pastor es dar la vida por sus ovejas. Esto vale sobre todo para el Sucesor de Pedro, Pastor de la Iglesia universal. Porque cuanto más alto y más universal es el oficio pastoral, tanto más grande tiene que ser la caridad del Pastor".

En el "surco de este servicio de amor hacia la Iglesia y hacia la humanidad entera", añadió Sodano, "los últimos Pontífices también han sido artífices de muchas iniciativas benéficas hacia los pueblos y la comunidad internacional, promoviendo sin cesar la justicia y la paz".

"Rogamos para que el futuro Papa pueda continuar esta incesante obra a nivel mundial".

Finalmente, quien fuera secretario de Estado con Juan Pablo II pidió oraciones al Señor "para que nos conceda un Pontífice que desarrolle con corazón gozoso tal noble misión".

Una tarea que, desde esta tarde, estará en manos de 115 hombres... y del Espíritu. Y que será esperada por una multitud en Roma y, a través de los medios, en todo el mundo. Urbi et Orbe.

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