La lucha por el apoyo a distintas constructoras desató las denuncias del nuncio en EE.UU. El ladrilo, principal causa de la crisis Viganó-Bertone

(Jesús Bastante).- No se trata de corrupción o malversación de algunos personajes, ni de lucha por el poder en el Vaticano, ni de "castigos" al actual embajador de la Santa Sede en Estados Unidos, Carlo Maria Viganó. O, al menos no sólo de eso. El motor de la última crisis en el Vaticano, que ha sacudido los cimientos de la Curia vaticana, tiene que ver con el ladrillo. Más concretamente, con una guerra de intereses entre Ruini, Sodano, Seppe, Sandri y otros cardenales por conseguir que algunas empresas constructoras italianas consigan la "exclusiva" del ladrillo vaticano.

Según relata Ignazio Ingrao en Panorama, detrás de las cartas de Viganó se encuentra una lucha por el control de las construcciones vaticanas. La empresa de construcción más antigua que tenía acceso a la Santa Sede, desde los pactos de Letrán es "El Castillo", cercana a la Compañía de las Obras (Comunión y Lieración), que durante el pontificado de Karol Wojtyla tuvo prácticamente la exclusiva de las obras en los recintos vaticanos.

Giovanni Battista Re, primero, y luego Leonardo Sandri, así como Crescenzio Sepe y Angelo Balducci, también apuestan por otras compañías, más pequeñas y con precios más agresivos, como el grupo Anemone y Lámino. Otras empresas, como el Grupo Italcementi Pesenti tuvieron el apoyo del ex vicario de Roma, Camillo Ruini, mientras que Angelo Sodano, a través de su hermano Alejandro (también fabricante) apostaba por Ligestri, otra empresa. Esta lucha desató el primer enfrentamiento entre Viganó y el director de los Museos Vaticanos, Paolo Nicolini, muy próximo a CL. Que es quien, según parece, está cerca de llevarse el gato al agua.

Volver arriba