León XIV denuncia "una 'privatización' cada vez más extendida de la fe" El Papa lamenta cómo, durante años, "hemos presentado una religión moralista, pesada, poco atractiva"

"La fe es ante todo respuesta a una mirada de amor, y el mayor error que podemos cometer como cristianos es, según las palabras de san Agustín, «pretender que la gracia de Cristo consiste en su ejemplo y no en el don de su persona»"
Es preciso "prestar especial atención a aquellas familias que, por diversas razones, están espiritualmente más alejadas: a las que no se sienten involucradas, a las que se declaran indiferentes, o a las que se sienten excluidas de los caminos comunes, pero que, sin embargo, desearían formar parte de alguna manera de una comunidad en la que crecer y con la que caminar"
"Cada uno de nosotros, en efecto, en el Bautismo, es constituido sacerdote, rey y profeta para los hermanos, y es hecho «piedra viva» para la construcción del edificio de Dios «en la comunión fraterna, en la armonía del Espíritu, en la convivencia de las diversidades»
"Cada uno de nosotros, en efecto, en el Bautismo, es constituido sacerdote, rey y profeta para los hermanos, y es hecho «piedra viva» para la construcción del edificio de Dios «en la comunión fraterna, en la armonía del Espíritu, en la convivencia de las diversidades»
"La fe es ante todo respuesta a una mirada de amor, y el mayor error que podemos cometer como cristianos es, según las palabras de san Agustín, «pretender que la gracia de Cristo consiste en su ejemplo y no en el don de su persona»". El Papa León XIV advirtió, durante un mensaje enviado a los participantes del Seminario Evangelizar con las familias de hoy y de mañana. Desafíos eclesiológicos y pastorales», organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cómo "cuántas veces, en un pasado quizá no muy lejano, hemos olvidado esta verdad y hemos presentado la vida cristiana principalmente como un conjunto de preceptos que hay que respetar, sustituyendo la maravillosa experiencia del encuentro con Jesús, Dios que se entrega a nosotros, por una religión moralista, pesada, poco atractiva y, en cierto modo, irrealizable en la concreción de la vida cotidiana".
En su mensaje, Prevost admite que "el nuestro es un tiempo caracterizado por una creciente búsqueda de espiritualidad, que se manifiesta sobre todo en los jóvenes, deseosos de relaciones auténticas y de maestros de vida". Precisamente por eso, añadió, "es importante que la comunidad cristiana sepa mirar lejos, haciéndose guardiana, ante los desafíos del mundo, del anhelo de fe que alberga el corazón de cada uno".
Un esfuerzo "particularmente urgente" en estos días, donde es preciso "prestar especial atención a aquellas familias que, por diversas razones, están espiritualmente más alejadas: a las que no se sienten involucradas, a las que se declaran indiferentes, o a las que se sienten excluidas de los caminos comunes, pero que, sin embargo, desearían formar parte de alguna manera de una comunidad en la que crecer y con la que caminar".

"¡Cuántas personas, hoy, ignoran la invitación al encuentro con Dios!", lamentó el Papa, quien denunció cómo, "lamentablemente, ante esta necesidad, una «privatización» cada vez más extendida de la fe impide a menudo a estos hermanos y hermanas conocer la riqueza y los dones de la Iglesia, lugar de gracia, de fraternidad y de amor". Esto lleva, abundó, a que "muchos terminan confiando en falsos apoyos que, al no soportar el peso de sus necesidades más profundas, los hacen resbalar de nuevo hacia abajo, alejándolos de Dios y convirtiéndolos en náufragos en un mar de tentaciones mundanas".
"Entre ellos hay padres y madres, niños, jóvenes y adolescentes, a veces alienados por modelos de vida ilusorios, donde no hay espacio para la fe, a cuya difusión contribuye en gran medida el uso distorsionado de medios en sí mismos potencialmente buenos —como las redes sociales— pero perjudiciales cuando se convierten en vehículos de mensajes engañosos", observó el Papa, quien incidió en el "deseo de ir a «pescar» a esta humanidad, para salvarla de las aguas del mal y de la muerte a través del encuentro con Cristo". Una realidad que, en opinión de Prevost, debe darse en las comunidades que "apoyen" a estas realidades a encontra en la fe "respuesta a una mirada de amor".

Así, el Papa animó "en primer lugar a los obispos, sucesores de los apóstoles y pastores del rebaño de Cristo, a echar la red al mar haciéndose 'pescadores de familias'", una misión que ofreció "también a los laicos", que "están llamados a implicarse en esta misión, convirtiéndose, junto a los ministros ordenados, en «pescadores» de parejas, jóvenes, niños, mujeres y hombres de todas las edades y condiciones, para que todos puedan encontrar a Aquel que solo puede salvar".
"Cada uno de nosotros, en efecto, en el Bautismo, es constituido sacerdote, rey y profeta para los hermanos, y es hecho «piedra viva» para la construcción del edificio de Dios «en la comunión fraterna, en la armonía del Espíritu, en la convivencia de las diversidades»", trazó el Papa, pidiendo a todos los fieles que "os unáis a los esfuerzos con los que toda la Iglesia busca a estas familias que, por sí solas, ya no se acercan; para comprender cómo caminar con ellas y cómo ayudarlas a encontrar la fe, convirtiéndose a su vez en «pescadoras» de otras familias".
"No os dejéis desanimar"
"No os dejéis desanimar por las situaciones difíciles que encontraréis", glosó Prevost, insistiendo en la necesidad de "promover el encuentro con la ternura de Dios, que valora y ama la historia de cada uno". "No se trata de dar respuestas apresuradas a preguntas exigentes, sino más bien de acercarse a las personas, escucharlas, tratar de comprender con ellas cómo afrontar las dificultades, dispuestos también a abrirse, cuando sea necesario, a nuevos criterios de valoración y a diferentes formas de actuar, porque cada generación es diferente de la anterior y presenta sus propios retos, sueños y interrogantes", finalizó.