Congregaciones Generales jesuitas 31-36: 1965-2016 La CG 35 (2008): De la “estabilidad” a las redes (V)
"Papado pontificio y Generalato jesuita son consideradas funciones “de por vida”, pero con la posibilidad de renunciar"
"al segundo escrutinio, resulta elegido el español Adolfo Nicolás, de la provincia de Japón. Los que lo conocían, lo definieron como una persona de “gran sensibilidad para el diálogo con la cultura, con notable capacidad de análisis y una elevada conciencia de la justicia social"
"El 21 de febrero, los Congregados acuden preocupados a una audiencia con Benedicto XVI, esperando que los 'negros nubarrones', presentes en la homilía inicial del Cardenal Forté, seguirían enturbiando las relaciones Papado y Compañía de Jesús"
"Los Congregados de la Congregación General 35 hicieron un muy significativo y permanente aporte a toda la Compañía de Jesús"
"El 21 de febrero, los Congregados acuden preocupados a una audiencia con Benedicto XVI, esperando que los 'negros nubarrones', presentes en la homilía inicial del Cardenal Forté, seguirían enturbiando las relaciones Papado y Compañía de Jesús"
"Los Congregados de la Congregación General 35 hicieron un muy significativo y permanente aporte a toda la Compañía de Jesús"
| Román Espadas S.J.
Desde el 20 de junio del 2005, el P. Peter-Hans Kolvenbach, Superior General de los jesuitas desde 1983, contaba con la aprobación de Benedicto XVI para comunicar a los jesuitas su decisión de renunciar a su cargo, al sentir cansancio y reducción de las energías necesarias para el adecuado desempeño de su exigente función. El P. Kolvenbach ya había presentado a Juan Pablo II su deseo de renunciar, pero el Papa le pidió continuar en su función.
Papado pontificio y Generalato jesuita son consideradas funciones “de por vida”, pero con la posibilidad de renunciar, al no poder desempeñarlas bien, por parte de sus ocupantes.
La Compañía de Jesús, en sus últimas Congregaciones Generales ha expresado su deseo de someter a actualizadora consideración la función “de por vida” de su Superior General, pero siempre se ha encontrado con la negativa papal para poderlo hacer.
El 2 de febrero del 2006, el P. Kolvenbach convocó la nueva Congregación General, la 35, a la que presentaría su renuncia y que tendría su comienzo el 7 de enero del 2008, en la Curia Generalicia de Roma,
El 12 de diciembre del 2007, el P. Kolvenbach, teniendo en cuenta los trabajos de la Comisión Preparatoria, informaba a los delegados del trabajo realizado y proponía que la Congregación General, además de elegir al nuevo Superior General, se concentrara en la elaboración de cinco decretos: la identidad del jesuita y su carisma; la misión, con la reformulación de las orientaciones de la Congregación precedente 34 (1995) en torno a la relación fe-justicia-cultura-diálogo; la colaboración con otros y otras; la obediencia; la autoridad y el ejercicio del gobierno.
Partiendo de este estimulante e inspirador temario preparatorio, la Congregación General 35 pudo iniciar su trabajo el 7 de enero del 2008, bajo los negros nubarrones de las severas admoniciones, conminadas a los Congregados, a lo largo de la homilía del Cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, en la celebra-ción eucarística inaugural: 1. “…veo que va decayendo el ‘sentir con la Iglesia’…”, 2. “…veo también un creciente alejamiento de la jerarquía…”, 3. “La diversidad doctrinal desorienta a los fieles y conduce hacia un relativismo sin horizonte. La verdad es una…”
Animados por la inspiradora propuesta del P. Kolvenbach y sin dejarse amilanar por los “nubarrones” cardenalicios, los 217 Congregados comenzaron su esperanzadora labor el 7 de enero, a la que pondrían fin el 6 de marzo, después de haber elegido un nuevo y promisorio Superior General, el P. Adolfo Nicolás, y de haber articulado, con brillante e inspirador lenguaje, desde la interrelación fe-justicia-cultura-diálogo-medioambiente, una esperanzadora y transformadora propuesta, con modo nuestro de proceder, para la ignaciana misión humano-evangelizadora en un mundo, global y ambientalmente, deshumano, deshumanizado, deshumanizador, “roto”, por la anti-humana injusticia y opresión a los seres humanos y el maltrato y abuso destructor del medio-ambiente; ambos deterioros, el antihumano y el antiambiental, muy relacionados e integrados entre sí.
Visión de conjunto de la Congregación General 35
El 14 de enero, una vez aceptada su renuncia, el P. Valentín Menéndez, asistente general, agradeció al P. Kolvenbach, en nombre de la Congregación, “su notable servicio”, prestado a la Iglesia y a la Compañía, con estas palabras:
“Le estamos particularmente agradecidos por la forma con la que ha sabido conducir a la Compañía después del difícil momento de la intervención pontificia del año 1981.
En estos años ha sabido usted llevar adelante la nave de la Compañía con serenidad, sabiendo guardar al mismo tiempo fidelidad a la Iglesia y fidelidad al carisma de la Compañía, expresado en sus Constituciones y en sus últimas Congregaciones Generales…”
El 19 de enero, al segundo escrutinio, resulta elegido el español Adolfo Nicolás, de la provincia de Japón. Los que lo conocían, lo definieron como una persona de “gran sensibilidad para el diálogo con la cultura, con notable capacidad de análisis y una elevada conciencia de la justicia social, abierto, culto, de trato afable y espíritu agudo”.
El nuevo Superior General se definió a sí mismo cuando dijo: “El desafío al que hay que hacer frente hoy con valentía es el paso de una iglesia ministerial, metódica, capaz de ocuparse de sí misma y organizada para ello, a una iglesia profética, entregada a vivir el Evangelio con los demás y a conver-tirse en una verdadera invitación a toda la familia humana”.
Una vez elegido el nuevo Superior General, los Congregados se dividen en cinco grupos para redactar los documentos que serán sucesivamente transformados en decretos en torno a cinco temas que serán enunciados en un lenguaje original y muy atractivo: a) La identidad, un fuego que enciende otros fuegos. Redescubrir nuestro carisma. b) Desafíos a nuestra misión hoy: llamados a las fronteras. c) La obediencia en la vida de la Compañía de Jesús. d) El gobierno al servicio de la misión universal. e) Colaboración en el corazón de la misión.
El 21 de febrero, los Congregados acuden preocupados a una audiencia con Benedicto XVI, esperando que los “negros nubarrones”, presentes en la homilía inicial del Cardenal Forté, seguirían enturbiando las relaciones Papado y Compañía de Jesús; pero, en contra de sus expectativas, el discurso del pontífice resultó ser acogedor y muy alentador:
“La Iglesia tiene necesidad de vosotros, cuenta con vosotros y sigue dirigiéndose confiadamente a vosotros, en particular para llegar a aque-llos lugares físicos o espirituales a donde otros no llegan o tienen dificultades para llegar.
En un mundo marcado por graves desequilibrios económicos y ambientales, por conflictos armados devastadores y absurdos y por procesos de globalización guiados únicamente por el egoísmo y no por la solidaridad, es necesario que vosotros continuéis vuestra misión entre los pobres y con los pobres, que para vosotros no es una opción ideológica, sino que brota del Evangelio”.
Al finalizar, el aplauso, con el que los Congregados agradecieron y acogieron las estimulantes y esperanzadoras palabras del Papa Benedicto XVI, fue sonoro y prolongado: los “negros nubarrones” habían sido sustituidos por la atractiva y esperanzadora luminosidad del diálogo fraterno.
Aportes actualizadores de la Congregación General 35
Misión permanente y enriquecida
“Se trata de mantener unidos el servicio de la fe y la promoción de la justicia¨ (Decreto 1, 6)
“La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre…” (Decreto 1,6)
“…llevar el Evangelio a un mundo tan complejo y difícil como es el nuestro” (Decreto 1.14)
“Ser puentes de comprensión y de diálogo” (Decreto 1,6)
“…amar y hacer amar cada vez más a la Iglesia, porque ella es la que conduce el mundo a Cristo humilde y pobre…” (Decreto 1, 16)
“…entrar en contacto con las historias vitales de la gente de hoy, aportando un haz de luz en nuestro mundo roto” (Decreto 2, 1)
“…un cuerpo unido, apostólico, que busca lo mejor para el servicio de Dios en la Iglesia y para el mundo” (Decreto 2, 2)
“…es la imagen de Cristo Jesús la que queremos comunicar a los demás lo mejor que poda-mos” (Decreto 2, 3)
“…la Compañía hoy, al llevar a cabo su misión, experimenta la compañía del Señor y el desafío de la Cruz” (Decreto 2, 7)
“…nuestra identidad como ‘servidores de la misión de Cristo’” (Decreto 2, 7)
“Encontrar la vida divina en las profundidades de la realidad es una misión de esperanza confiada a los jesuitas” (Decreto 2, 8)
“…abrirnos con Él a todo tipo de sed que aflija hoy a la humanidad” (Decreto 2, 12)
Misión con nuevos desafíos: las nuevas fronteras
“Hoy se plantean nuevos retos…” (Decreto 2, 26)
“…las nuevas fronteras nos envían nuevas señales que requieren nuestra respuesta” (Decreto 2, 24)
“Nos volvemos a ‘la frontera de la tierra’, degradada y saqueada…” (Decreto 2, 24)
“En este mundo global, queremos profundizar nuestra comprensión de la llamada a servir la fe, promover la justicia y dialogar con la cultura y otras religiones a la luz del mandato apostólico de establecer relaciones justas con Dios, con los demás y con la creación” (Decreto 3, 12)
“…llamados a inflamar todas las cosas con el amor de Dios…” (Decreto 2, 25)
Misión con nuestro modo de proceder
i. “Recorremos el camino que tomó Ignacio” (Decreto 2, 8)
ii. “…encontrar los caminos de una auténtica fidelidad creativa” (Decreto 1, 13)
. “…con Cristo en misión, siempre contemplativos, siempre activos” (Decreto 2. 9)
“Esta misión nos coloca en una tensión que nos impulsa, al mismo tiempo, hacia Dios y hacia el mundo” (Decreto 2, 8)
“En aquello que hacemos en el mundo tiene que haber siempre una transparencia de Dios” (Decreto2,10)
“…estar totalmente unidos a Cristo e insertos en el mundo con Él como un cuerpo apostó-lico…” (Decreto 2, 9)
“Buscamos servir a los demás en todo el mundo, como una comunidad de dimensiones mundiales y, simultáneamente, como una red de comunidades locales” (Decreto 2, 20)
“Para vivir esta misión en nuestro mundo roto necesitamos comunidades fraternas y gozo-sas…(Decreto 2, 26)
“…el servicio de la fe y la promoción de la justicia, podría alcanzarse mejor si la incul-turación y el diálogo llegaban a ser elementos esenciales en nuestro modo de proceder en la misión” (Decreto 3, 3)
Otros aspectos ocuparon el discernimiento de los Congregados en la Congregación General 35, pero creo que lo compartido hasta aquí, muestra “lo hondo y lo lejos” que, siguiendo el énfasis del P. Adolfo Nicolás, nuevo Superior General, ellos lograron avanzar y proponer para el vivir, convivir y obrar apostólicos de todos los jesuitas.
Personalmente encuentro que los Congregados de la Congregación General 35 hicieron un muy significativo y permanente aporte a toda la Compañía de Jesús al tomar muy en cuenta el Decreto Conclusivo Características de nuestro modo de proceder de la Congregación General 34 e incorporarlo como permanente y siempre presente en el cumplimiento de nues-tra misión humano-evangelizadora.
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