Cuestionan la gestión gubernamental de la emergencia sanitaria Obispos de Paraguay: "Se debe sanar la corrupción y dar paso a una administración justa"
Inspirados por el legado de san Juan Pablo II en el centenario de su nacimiento y en coincidencia con el aniversario de su visita al país, los obispos de Paraguay envían un mensaje de aliento a la sociedad paraguaya en medio de la pandemia de Covid-19
Llaman a quienes ocupan una posición de liderazgo a un "diálogo constructivo y participativo"
| Alina Tufani
(Vatican News).- “El pueblo cristiano del Paraguay saldrá airoso de las pruebas y desafíos si sabe actualizar su fe con la luz del Evangelio en la animación integral de la vida individual, familiar y ciudadana”. Estas palabras fueron pronunciadas, por el entonces papa Juan Pablo II, un 18 de mayo de hace 32 años, en la ciudad paraguaya de Encarnación. Inspirados por el legado de san Juan Pablo II en el centenario de su nacimiento y en coincidencia con el aniversario de su visita al país, los obispos de Paraguay han dirigido un mensaje de aliento a la sociedad paraguaya en medio de la pandemia de Covid-19.
Un mensaje que sin dejar de ser profundamente pastoral, cuestiona duramente las graves circunstancias por las que atraviesa el país a causa, no solo de la pandemia, sino de la ineptitud y corrupción que han caracterizado la gestión de la emergencia sanitaria, en un panorama ya marcado por la crisis económica y social. Retomando las palabras de Juan Pablo II en su diálogo con los constructores de la sociedad durante su visita a Paraguay, los obispos recuerdan que la falta de moralidad pública impide la realización de los ideales de justicia, paz y libertad de una nación, lastima la confianza y genera estancamiento y pasividad social.
En este contexto, el episcopado llama a quienes ocupan una posición de liderazgo a un "diálogo constructivo y participativo", que responda a los grandes desafíos y a las amenazas que afectan al país y que impulse una reforma del Estado. “Es la hora de tomar las decisiones correctas, de hacer los cambios necesarios y de plantear los planes adecuados para el desarrollo integral de nuestro país en beneficio de todos, con equidad, sin exclusiones ni privilegios, sin promesas vacías ni mentiras, sino con el realismo del compromiso de todos”.
Reconocen que del cansancio, del miedo a la enfermedad, de la angustia por el pan cotidiano, del hastío por la corrupción, del sentimiento de inseguridad y de vulnerabilidad surgen preguntas sobre el presente y el futuro
Los obispos reconocen que del cansancio, del miedo a la enfermedad, de la angustia por el pan cotidiano, del hastío por la corrupción, del sentimiento de inseguridad y de vulnerabilidad surgen preguntas sobre el presente y el futuro de las personas y de la sociedad. “Es tiempo de sanar los manejos corruptos y dar paso a los pedidos ciudadanos de una administración recta y justa”, reiteran los obispos.
Alarmados por las circunstancias de muchas personas que han perdido sus medios de sustento y no pueden mantener a sus familias, pero también de los miles de paraguayos que retornan al país en medio de la pandemia y la recesión económica, los obispos llaman a los ciudadanos a decidir entre el egoísmo o la generosidad y a "optar por la construcción de un mundo más cristiano y más humano, cuidando de la integridad de las personas, velando por la vida de las familias” para que todos puedan gozar de pan, techo, trabajo, salud y educación.
En cuanto a la emergencia sanitaria, el mensaje del episcopado reconoce que la enfermedad despierta temor, genera rechazo, hostigamiento y situaciones de discriminación, pero advierten que “como cristianos debemos ser prudentes, buscar la sabiduría, escuchar el consejo de los médicos y protegernos”. Y nuevamente, recordando las palabras de despedida del Papa Wojtyla antes de dejar el país hace 32 años, los obispos piden fortalecer la esperanza y apoyarse en la fe y en el amor, “que nos humaniza y nos mueve a hacer el bien”.
Al concluir, los obispos subrayan que si bien los templos han estado vacíos, los púlpitos se han llenado de la Palabra de Vida Eterna. “Esperamos que, respetando las medidas de higiene y bioseguridad necesarias, podamos pronto volver a reunirnos para compartir la fracción del pan y los sacramentos de la Iglesia”.