Viaje por las catedrales españolas (VI) 'La campana de Huesca'

Detalle de "La campana de Huesca", José Casado del Alisal
Detalle de "La campana de Huesca", José Casado del Alisal

"Entendido el símbolo, el rey mandó decapitar a unos 15 nobles, cuyas cabezas mandó colocar en una bóveda, colgándolas a manera de campana, y en el centro, como badajo, situó la del obispo Ordás, cabecilla de la levantisca nobleza"

"Por orden expresa de la Santa Inquisición, fue demolido en el siglo XV. Pudo salvarse tan solo la Puerta del Alminar, que posteriormente se incorporó a la primitiva iglesia de santa María, germen de la que sería la futura catedral"

"Curiosamente y ya desde el principio, las obras de la catedral se financiaron en gran parte, y sucesivamente, con el “alquiler” de las capillas como lugares de enterramiento de cristianos de alto poder económico"

A tan solo unos breves pasos de la catedral actual de Huesca se halla el edificio del
Palacio Real, erigido en tiempos del rey Alfonso II de Aragón, reformado para darle
cabida en él a su célebre Universidad. En su planta inferior se ubica el episodio de la
llamada “Campana de Huesca”, con referencias universales al dicho popular político
adoctrinador de “Más sonado que la campana de Huesca” que expresa la idea de “un
hecho o suceso al que se le atribuye gran resonancia”.

Tomado el texto, del autor anónimo que compuso la “Crónica del monasterio de san
Juan de la Peña”, escrito en 1369, “la leyenda versa sobre Ramiro II, rey de Aragón
(1134-1137), apodado “el Monje”, residente antes en un monasterio de Narbona, quien, al fallecer sin sucesión su hermano Alfonso I, fue elegido monarca. Menospreciado por los magnates aragoneses, que le llamaban “el rey Cogulla”, o capucha-,o receloso del
poder de estos, acudió en consulta a su antiguo superior, Fray Frotardo, abad de san
Ponce de Tomeras, en el Languedoc francés, y este, por toda repuesta, salió a la
huerta- jardín del monasterio y se puso a cortar los tallos de las coliflores que más
sobresalían…

Entendido el símbolo, el rey mandó decapitar a unos 15 nobles, cuyas cabezas mandó
colocar en una bóveda, colgándolas a manera de campana, y en el centro, como badajo,
situó la del obispo Ordás, cabecilla de la levantisca nobleza de forma y manera que tan sangrienta campana, con el fin de que para que sonase en todo el reino y sirviese de
escarmiento a los demás magnates” (El capítulo eclesiástico del rebelde Ordás, antes
obispo de Jaca y de Zaragoza, ampliaría esta información de sorprendente y poco santa
manera).

Catedral de Santa María de Huesca
Catedral de Santa María de Huesca

En el mismo lugar, el más alto de la población, en el que hoy se ubica la seo oscense,
estuvo probablemente el foro romano, con inequívocos restos y señales que todavía
perduran, con mención preferente para el “decumanus”.

Conquistada la ciudad por los musulmanes, estos levantaron su mezquita, de la que se aseguró ser una de las mejores, ricas y artísticas entre todas las hispánicas. El edificio
fue “recristianizado” y respetado en los primeros tiempos de la reconquista, aunque
posteriormente, y por orden expresa de la Santa Inquisición, fue demolido en el siglo
XV. Pudo salvarse tan solo la Puerta del Alminar, que posteriormente se incorporó a la
primitiva iglesia de santa María, germen de la que sería la futura catedral. Del
complejo religioso de la “iglesia-mezquita- catedral, formó parte el palacio episcopal,
hasta que Jaime I “el Conquistador” por más señas, decidiera la construcción de la
catedral, de nueva planta, el año 1273.

Curiosamente y ya desde el principio, las obras de la catedral se financiaron en gran
parte, y sucesivamente, con el “alquiler” de las capillas como lugares de enterramiento
de cristianos de alto poder económico, y así se concluyeron las obras de los cinco
ábsides, cuatro en cada nave lateral. La torre campanario, las techumbres de madera y
la portada mayor reclaman atención artística, curiosa y original.

Además de admirar estas auténticas obras de arte y de historia, con ojos religiosos y
turísticos, reclaman consideración pormenorizada y suntuosa el claustro gótico, al igual
que la sillería del coro. Merece destacarse el retablo mayor, obra excepcional del escultor Damián Forment. Se gana mucho en cultura y devoción, con la visita a las
capillas del Santo Cristo, la Purísima, la de Nuestra Señora del Rosario y la de Santa
Catalina.

Coro de la Catedral de Huesca
Coro de la Catedral de Huesca

El Museo y el tesoro catedralicio oscense completan la rica oferta arte y de
espiritualidad, enmarcadas en leyendas e historias que conforman la ciudad que en sus
tiempos primeros fuera capital del poderoso reino de Aragón…

Culto y feliz complemento para esta visita es –será- la contemplación del colosal cuadro
firmado por el palentino José Casado del Alisal en 1880, con el título de “La campana
de Huesca”, y que se conserva y expone en el ayuntamiento, una de cuyas salas –la
conocida como la de la “Justicia”- es digna de mención y recordatorio.

Entre unas cosas y otras, y al igual que en los tiempos feudales catedralicios y / o
gubernamentales, también hoy, aunque de diversas y más solapadas maneras, los
obispos y sus congéneres se las apañan para estar presentes en la mayoría de las salsas
–“rodeados de un ambiente interno que les resulta propio y agradable”-, aunque en
ocasiones, tal y como aconteció en el banquete previo al del trágico suceso de la
“Campana de Huesca”, terminen convertidos en badajos.

Obispos, y sus representantes o emisarios, religiosos, del Opus, de los “kikos”, de las
Hermandades y Cofradías , federaciones y confederaciones, partidos políticos o
allegados… pretenden inspirar comportamientos legales, o no, y hacerlo además, en
defensa del derecho divino, que frecuentemente no es ni siquiera religioso, aunque sea,
o se diga, canónico.

Retablo en la catedral de Huesca. Detalle
Retablo en la catedral de Huesca. Detalle

La leyenda, o algo más, de la “Crónica del Monasterio de san Juan de la Peña”, con su “Campana de Huesca”, es de plena actualidad, aunque fervorosamente “anti” o “ante”
conciliar. Las noticias que genera son de todos los días. Lo de que los “reyes lo son “por la gracia de Dios”, y dejaron de ser y de creerse que así actuaban como sus
representantes aquí en la tierra y entre sus súbditos, pasó ya felizmente a la historia, al
descubrirse lisa y llanamente que eso dista mucho de ser plenamente verdad, o en el
mejor de los casos, una “mentira piadosa”.

Tampoco lo es lo de que la democracia borrara ya de los mapas del mundo político
acciones y comportamientos propios de Ramiro II “el Monje” y los de tantos obispos
Ordás que lucen sus capas magnas por esos templos de Dios.

Buenos sones –sonidos- que “pronunciaron” entonces el resto de las campanas de
Huesca, fueron relacionados con la cultura judía y musulmana hasta hacer de la
capital del reino de Aragón uno de los centros universitario más prestigiosos.
En Huesca, precisamente, fue creada en 1323 la “Cofradía de los Cavafosas” entre
cuyos fines tenía el de atender todo cuanto se relacionara con los difuntos y que, en el
caso de que estos fueran judíos, en conformidad con sus ritos, “fueran amortajados y
enterrados en tierra virgen”.

Techos de la catedral
Techos de la catedral

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