Un aporte testimonial con perspectiva panikkariana Necesidad del diálogo intra religioso para el diálogo interreligioso
El pasado 7 de noviembre, en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, se inauguró la Cátedra Pierre Clavarie, O.P., en la que participaron representantes de distintas tradiciones y comunidades religiosas. Con motivo de un aniversario más del nacimiento de Raimon Panikkar, el director de las fundaciones .S.A.L.M.O.S. y VIVARIUM Raimon Panikkar-Colombia, presentó la siguiente ponencia, a modo de testimonio, previa al conversatorio
"Es importante superar la tendencia occidental de tematizar la vida de los hombres, para descubrir que el 'diálogo interreligioso' es más bien un asunto que engloba la propia existencia"
"Sentarse es la práctica para la experiencia de unidad con el Misterio. Incluso, para los cristianos ha quedado registrado en el símbolo de los apóstoles: 'Creo en Jesucristo, que está sentado a la derecha del Padre'"
"Panikkar exponía que, para un diálogo interreligioso, es necesario vivir los siguientes cinco momentos como momentos que se compenetran y combinan, y generan dinámicas: El diálogo interreligioso es inevitable, fundamental, urgente, perturbador y purificador"
"Cuando Panikkar emprendió su camino como cristiano, se descubrió hinduista, se hizo budhhista, vivió como secular y regresó siendo cristiano, nos damos cuenta de la anchura y profundidad del alma humana, y que, gracias al diálogo intra religioso, se puede vivir y promover el diálogo interreligioso"
"Sentarse es la práctica para la experiencia de unidad con el Misterio. Incluso, para los cristianos ha quedado registrado en el símbolo de los apóstoles: 'Creo en Jesucristo, que está sentado a la derecha del Padre'"
"Panikkar exponía que, para un diálogo interreligioso, es necesario vivir los siguientes cinco momentos como momentos que se compenetran y combinan, y generan dinámicas: El diálogo interreligioso es inevitable, fundamental, urgente, perturbador y purificador"
"Cuando Panikkar emprendió su camino como cristiano, se descubrió hinduista, se hizo budhhista, vivió como secular y regresó siendo cristiano, nos damos cuenta de la anchura y profundidad del alma humana, y que, gracias al diálogo intra religioso, se puede vivir y promover el diálogo interreligioso"
"Cuando Panikkar emprendió su camino como cristiano, se descubrió hinduista, se hizo budhhista, vivió como secular y regresó siendo cristiano, nos damos cuenta de la anchura y profundidad del alma humana, y que, gracias al diálogo intra religioso, se puede vivir y promover el diálogo interreligioso"
Como un aporte al diálogo interreligioso desde la academia, el pasado 7 de noviembre, en la Universidad Santo Tomás de Bogotá,se inauguró la Cátedra Pierre Clavarie, O.P., en la que participaron representantes de distintas tradiciones y comunidades religiosas. Con motivo de un aniversario más del nacimiento de Raimon Panikkar (2 nov. 1918) el director de las fundaciones .S.A.L.M.O.S. y VIVARIUM Raimon Panikkar – Colombia, presentó la siguiente ponencia, a modo de testimonio, previa al conversatorio (texto completo):
Un acto académico, no se reduce a lo ‘teórico’ o conceptual. Es importante superar la tendencia occidental de tematizar la vida de los hombres, para descubrir que el ‘diálogo interreligioso’ es más bien un asunto que engloba la propia existencia.
Descubrí vivencialmente el peso y la profundidad del diálogo interreligioso en medio de una búsqueda personal, que me condujo hasta las fronteras de mi tradición Católica Romana, en la que no encontré quien me ofreciera, en su momento, las respuestas que requería. Mientras mi interioridad se desplegaba y desbordaba mis límites conocidos hasta entonces, percibía el imperativo de lo que Panikkar, en sus obras completas presenta como la transgresión, camino este, para descubrir horizontes que me jalonaban y debía conocer. Así, encontré una guía espiritual que ponía en diálogo existencial, mi sed de Plenitud de Vida, como cristiano, con el Zen. Fueron, inicialmente, prácticas sencillas que superaron, con prontitud, las usuales respuestas moralistas y doctrinales que recibía de los míos, y me abrieron a experiencias del Misterio de Dios. Posteriormente ingresé a la Escuela Zendo Betania (Brihuega, España), donde la Maestra Ana María Schlüther Rodés, Ki’un An Roshi, me introdujo formalmente y luego me aceptó como su discípulo.
Una de esas prácticas era ‘sentarse’. Indiferente, inicialmente para mí, -como aún lo es para muchos-; esta práctica progresivamente evidenció su profundidad. En el Zen, el ‘zazen’, (traducible como ‘sentarse con el Misterio’), me fue concediendo una renovada Luz, que transformó la lectura de mi cotidianidad, el entendimiento de las Sagradas escrituras y hasta mi propio ejercicio sacerdotal. Y es que en la biblia son muchas las ocasiones en las que se habla de ‘sentarse’.
Por ejemplo, en la narración de la multiplicación de los panes, según Jn 6,3-11: se dice que Jesús, “subió a la montaña y se sentó con sus discípulos… dijo a los discípulos hagan que la gente se siente en el suelo, los que se sentaron eran unos cinco mil hombres… y les repartió el pan a los que estaban sentados en el suelo”. Una perícopa breve, que utiliza cuatro veces la expresión ‘sentarse’. Imaginemos a miles, sentados en una montaña, esperando ser alimentados por el Pan de la Vida, que baja del cielo, y se hace uno con toda su humanidad, mientras se adentran en la contemplación de la Vida que es “la luz de los hombres”, como dice también Jn 1, 4.
Hoy, cuando veo imágenes de miles de budistas sentados en meditación, evoco un topoi (lugar) diverso de actualización de esa escena bíblica. Sentarse, es la práctica para la experiencia de unidad con el Misterio. Incluso, para los cristianos ha quedado registrado en el símbolo de los apóstoles: “Creo en Jesucristo, que, está sentado a la derecha del Padre”.
Puedo decir que el diálogo del Zen, (procedente del Buddhismo), con el cristianismo, comenzó en mí como un proceso en el que me impliqué buscando respuestas en mi propia existencia, pero escuchando otra tradición, que hacía resonar el Misterio en mi propia tradición. Más aún, cuando la Maestra Ana María, durante sus teishos (enseñanzas), magistralmente exponía las palabras de los grandes maestros zen y realizaba paralelos con las palabras del Maestro Eckhart, san Juan de La Cruz, santa Teresa de Jesús, san Agustín, los Padres y Madres del Desierto, etc., era un ejercicio de verdadero bilingüismo religioso.
Aquí comenzó mi diálogo intra religioso. Según Raimon Panikkar, es el diálogo interior que hace cada hombre, en su propia tradición, reinterpretando su existencia. Es un acto sagrado que no unifica ni suprime diferencias, sino que más bien integra al Hombre en todas las direcciones. Este diálogo tuvo lugar en el centro de mi propio ser, buscando la verdad salvífica, liberadora, de la que habla el Evangelio, y también otras tradiciones. Porque allí, se armoniza la existencia, se manifiesta la Vida en lo profundo del propio horizonte de sentido, y deja abierta una puerta al diálogo interreligioso, para escuchar el eco del Espíritu, tal como se ha vivido en otra tradición.
Así, gracias al zazen, llegué a descubrir la contemplación cristiana, de la que solo tenía una incomprensible teoría. Según los grandes maestros budistas, el zen es, “una transmisión especial fuera de toda doctrina; no se basa en palabras ni en letras; apunta directamente al corazón humano; y lleva a ver la realidad y conseguir el estado de despierto”. Eso fue lo que descubrí, y ahora evoco, cuando enseño prácticas contemplativas cristianas.
Considero, -unido a Raimon Panikkar-, que, para un diálogo interreligioso, es necesario un serio camino de búsquedas interiores, sencillas y honestas, que permitan mirar hacia otras tradiciones para poder comprender, con sus ecos, una mayor profundidad de la propia. Así, la espiritualidad en el diálogo interreligioso consistiría en un camino que nos permita acercarnos al alma de cada tradición, iniciando con el compartir de unas prácticas sencillas. No me refiero, entonces a la communicatio in sacris o a participar activamente en los cultos y/o liturgias de cada tradición, necesariamente.
Se trata de descubrir, como cristiano, por ejemplo, en las devotas postraciones de un musulmán, la evocación de la adoración, a la que tanto nos llama el papa Francisco, y que incluye una postración similar. Esta es la postura que aprenden los contemplativos de la Escuela .S.A.L.M.O.S., y es la misma que los místicos judíos de la Kabbalah han llamado la ‘postura profética’, descrita con el profeta Elías al final de la sequía, (1R 18,42) antes de subir al monte Horeb, en el que descubrió que Dios no estaba en la tormenta, ni el terremoto, ni en el fuego, sino que Dios era el silencio.
Por esto, desde allí, me interesé por descubrir la meditación en la biblia, haciendo arqueología de la palabra hebrea hitbodedut (meditación), procedente de la raíz baded, cuyo practicante es el bad / badim, meditador. Así, con la ayuda de los místicos de la Kabbalah, descubrí que los salmos y los profetas, -y también el Nuevo Testamento-, son toda una escuela de contemplación. Jesús se apartaba a solas a la montaña para recogerse en encuentro intimo con su Padre; esa es la mejor traducción de la expresión hitbodedut, de la cual, por tanto, Él era practicante. Puede traducirse como meditación, en su carácter contemplativo, y que, con seguridad, aprendió de su madre y maestra María, quien “guardaba estas cosas meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19).
La espiritualidad como vía para el diálogo interreligioso, entonces, requiere que el dialogante sepa realizar primero un camino de diálogo intra religioso, y que, viviéndolo, dará una perspectiva más clara y abierta para entrar en el diálogo con otras tradiciones. De otra forma, se corre el riesgo de seguir reduciendo los encuentros, y tantos otros esfuerzos del diálogo interreligioso, a otro parlamento más. En mi caso fue con las tradiciones orientales. Que, a propósito, despertaron tal sed que, casi simultáneamente, me adentré en la práctica de ejercitaciones de Qi Gong, chino. Hoy día lo comparto con quienes vienen a .S.A.L.M.O.S.; allí, los conocemos como ‘ejercicios del cuerpo orante’, pues a esta práctica unimos la palabra sagrada propia de la práctica de los Padres del desierto, y que hace que toda la ejercitación se convierta en un momento orante.
Panikkar, quien retomó su tradición hinduista, era practicante de Yoga, lamentablemente muy trivializada hoy. En lo que respecta al Kriya Yoga, por ejemplo, me ha concedido experiencias de despertar a otros aspectos de mi propio ser. A falta de ejercitaciones corporales propias del cristianismo, me han enriquecido estas; y lo puedo hacer con libertad, pues como dijo el entonces cardenal Ratzinger, -luego Benedicto XVI-, en la Carta sobre la Meditación Cristiana (1989), estas prácticas pueden ser tomadas para enriquecer mi propia oración cristiana, y no deben ser despreciadas por el simple hecho de no ser cristianas (no. 16).
Raimon Panikkar, el maestro del diálogo intercultural e interreligioso, dice que este diálogo ha de superar las discusiones doctrinales, porque no se busca homogenizar las creencias, ni menos aún, encontrar un común denominador entre las doctrinas, sino que el diálogo interreligioso ha de llevarnos a un encuentro genuino y transformador entre personas de diferentes tradiciones, en actitud de apertura y respeto. Se trata de un diálogo dialogal, no solo de un diálogo dialógico. Es importante estar dispuestos a aprender y a ser transformados por lo que ha obrado el Espíritu en el otro. Por tanto, partiendo de mi propia experiencia lo veo como una continua aventura vivencial de compartir las experiencias espirituales y prácticas religiosas. ¿De qué otro modo podremos llegar, desde nuestro propio ser, a la promoción del respeto mutuo y la convivencia pacífica? No es solo con ideas ni simpatías. Entendemos, el diálogo interreligioso como un itinerario de compartir espiritual y mutuo aprendizaje, para la experiencia del Misterio.
Para hacer una explicación puntual del proceso vivido, y haciendo un análisis posterior, reconozco que en mí ha acontecido lo que Panikkar ya exponía en su obra: que es necesario vivir los siguientes cinco momentos, -en sentido kairológico, y no cronológico-, como momentos que se compenetran, combinan, generan dinámicas y tensiones en la vida personal, gracias a la experiencia intra religiosa, para un diálogo inter religioso:
1.-El diálogo interreligioso es inevitable. Durante mucho tiempo estuve distante y hermético ante otras tradiciones espirituales, pero descubrí, gracias a un proceso personal, que no es posible vivir aislado en medio de una cultura pluralista, cuando las influencias mutuas son evidentes, ya inevitables, y “nada escapa de la acción omnipresente de las diferentes visiones del mundo”.
2.-Como evangelizador, este diálogo es fundamental. Se ha de reconocer que las religiones son el ‘alma de las culturas’ y que juegan un papel esencial en la intercomunicación; de ellas hacen parte, lo que llamamos hoy espiritualidades, que aspiran a la libre plenitud de vida de las personas. La cultura da palabras a la religión y la religión da horizonte a la cultura; esto es fundamental.
3.-Ante las actuales circunstancias, es urgente. Si entre nuestras tradiciones no forjamos una nueva mentalidad, de todos modos, sucederá indirectamente, por otras vías. La vocación humana a la mística, nos llevará -ya nos está llevando- a afrontar este diálogo. Las nuevas generaciones ya no se conforman con lo recibido de sus pastores, hoy día tienen la posibilidad de conocer más.
4.-Ciertamente su inicio personal es perturbador. No es fácil el diálogo inter religioso, pues crea conflictos en el alma porque hiere las creencias, generando confusión, -más cuando aún se vive en una conciencia etnocéntrica (Ken Wilber)-. Esto siempre ha generado rupturas cuando no hay la suficiente madurez. Sin embargo, quienes hemos aprendido que llega el momento de sospechar del absolutismo de nuestras visiones, y sabemos de la fecundidad de los desafíos, nos lanzamos. A la larga, como dice el mismo Panikkar, la vida se vive en riesgo existencial; de allí el diálogo intra religioso.
5.-Pero siempre es purificador. Descubrir la inacción de la autosuficiencia también ha de ser un motivante del diálogo inter religioso. Es ingenuo, además de errático, esperar que el propio punto de vista sea universal. Descubrir esto purifica el alma, purifica la tradición y purifica la búsqueda de la experiencia de Dios, porque otros corrigen, completan, y hasta limpian lo que muchas veces consideramos intocable. La Maestra Ana María, dice que ‘da una nueva luz’ a la propia tradición cristiana. Mi sacerdocio es más abierto desde que conozco respetuosamente otras tradiciones.
Existe desde hace décadas el DIM (Diálogo Interreligioso Monástico). En el que, monjes de distintas tradiciones, comparten su experiencia espiritual en retiros de varios días. Recuerdo cómo un budista, luego de una sesión de silencio compartió su explicación de unos versículos del Evangelio; lo hizo con la profundidad que no había escuchado a un clérigo católico. Un Maestro Zen, que visitó nuestra Escuela nos explicó cómo la sentada en silencio contemplativo era una experiencia del sacrificio de Cristo en la cruz. Así, para el diálogo interreligioso, la vía de compartir el camino espiritual, la vía del diálogo intra religioso, es fundamental. Sus meditaciones y perspectivas nos permite conocer mejor nuestra propia tradición.
Finalmente, Panikkar presenta algunas consideraciones, tales como la diferenciación entre plural, pluriforme y pluralismo, para comprender mejor el pluralismo de la verdad; el pluralismo de la experiencia de Dios, como el acceso a la Verdad. No se trata de sincretismo. Esto, también mediante el ejercicio de una hermenéutica diatópica, metodología panikkariana, que busca que realicemos el ejercicio de poner en contacto horizontes humanos radicalmente diferentes, y así conectar tradiciones o lugares culturales (tópoi) diferentes, para que se establezca auténticamente un diálogo dialogal, que considera la validez de las diversas culturas. El diálogo dialógico corre el riesgo de quedarse en las ideas, mientras el diálogo dialogal implica toda la existencia.
Cuando Panikkar dice que emprendió su camino como cristiano, se descubrió hinduista, se hizo budhhista, vivió como secular y regresó siendo cristiano, nos damos cuenta de la anchura y profundidad del alma humana, y que, gracias al diálogo intra religioso, se puede vivir y promover el diálogo interreligioso.
Son muchos los que han emprendido este camino, además de mi Maestra Ana María Schlüther, quien la llevó al zen, el jesuita Hugo Lassalle, quien conoció a Thomas Merton, y otros, como, Alan Richard Bede Griffiths, Henri Le Saux, John, Main, Anselm Grün, Willigis Jäger, William Johnston, etc., como los más resonados, sin embargo esta lista hoy día es muy larga, pues incluye a personas corrientes que han asumido el riesgo existencial de diálogo intra religioso, para facilitar el diálogo inter religioso…
Organizado por el profesos Mauricio Quevedo de la Facultad de Teología, con la presencia del Decano Fray Hernán Arciniegas O.P. y la participación de clérigos de la Iglesia Ortodoxa en Colombia, los participantes, que intervinieron como ponentes fueron:
Olga Sierra (budista): Centro de Meditación Yamankata.
Mijaíl García (ortodoxo): Iglesia Ortodoxa Griega.
Loida Sardiñas: Iglesia Episcopal Anglicana - Pontificia Universidad Javeriana.
Vivianne Tesone: Congreso Judío Mundial.
Meryem Poyraz: Movimiento Hizmet – Colombia
Víctor Ricardo Moreno Holguín, Pbro. Director VIVARIUM / .S.A.L.M.O.S.