Viaje por las catedrales españolas (VII) Oviedo: La catedral de “La Regenta”
"Se nos viene al recuerdo el breve puñado de versos que el escritor Pérez de Ayala le regalara a su amigo Azorín, en circunstancias similares a las nuestras:'Te hallas, amigo, ahora en mi amada 'Vetusta',/ la noble, la sarcástica, la devota, la augusta./Acaso sientes que esta ciudad te convida/ en su tácito seno a afincar de por vida'"
"La torre tiene un estrechamiento piramidal desde la base hasta la altura de casi 80 metros. La campana más antigua es la llamada 'Wamba', que data del 1219"
"Para construir el actual claustro gótico del siglo XV, se demolió el anterior románico levantado en el siglo XII"
"Para construir el actual claustro gótico del siglo XV, se demolió el anterior románico levantado en el siglo XII"
Para muchos, “La Muy Noble, Muy Leal, Benemérita, Invicta, Heroica y Buena”, no es otra ciudad que la “Vetusta” descrita con tanta fiabilidad y donosura por Leopoldo Alas, “Clarín”, asturiano “de pro”, en su obra universal “La Regenta”. La historia refiere que la actual población se emplaza a unas dos leguas del antiguo “Lucus Asturum” romano, con procedencia y recuerdo para los pueblos astures que, acostumbrados a medir sus lanzas con enemigos mucho más numerosos, preferían habitar en zonas montaraces, rehuyendo de las llanas y desprotegidas.
No obstante se admite como primeros pobladores de “Oveto” u “Oveta”, a los monjes de San Benito, allá por el año 761, al mando de Fromistano, su sobrino Máximo y 25 monjes más, junto con sus criados, que “se asentaron en esta colina bordeada por la vía romana, después de desmontado el lugar que nadie habitaba porque estaba lleno de maleza”. La iglesia del monasterio fue dedicada a san Vicente “levita y mártir”. El rey cristiano Fruela I, y a favor de los peregrinos santiaguistas, mandó edificar otro templo dedicado a San Salvador.
Ya en la ciudad, en camino hacia su catedral, se nos viene al recuerdo el breve puñado de versos que el escritor Pérez de Ayala le regalara a su amigo Azorín, en circunstancias similares a las nuestras:”Te hallas, amigo, ahora en mi amada “Vetusta”,/ la noble, la sarcástica, la devota, la augusta./Acaso sientes que esta ciudad te convida/ en su tácito seno a afincar de por vida”.
Las obras de la catedral actual de Oviedo las inició el obispo don Gutierre en el siglo XIV. Es de estilo gótico flamígero y algunas de sus partes y multitud de detalles son verdaderas obras de orfebrería. La torre tiene un estrechamiento piramidal desde la base hasta la altura de casi 80 metros. La campana más antigua es la llamada “Wamba”, que data del 1219. El crucero es del siglo XV. La nave central tiene 67 metros de largo, diez de ancho y 20 de altura. En su retablo mayor trabajaron artistas de tanto renombre como Balmaseda, Giráltez de Bruselas, Alonso de Berruguete, Picardo y Binguele, que a su vez lo hicieron en los de las catedrales de Toledo y Sevilla, considerados los tres como los mejores de España.
En uno de los lados del retablo se halla la imagen del Salvador, del siglo XI, esculpida en piedra y en cuya peana pueden verse conchas de peregrinos, por aquello de que “quien va a Santiago y no va a San Salvador, /visita al siervo y deja al Señor”. La sacristía, del siglo XVII, tiene planta de cruz latina y la bóveda del cimborrio está decorada con un fresco de Francisco de Bustamante que representa la Asunción de la Virgen. Sobre la puerta de acceso a la sala capitular, gótica y del siglo XIII, hay dos altorrelieves con las figuras de san Pedro y san Pablo, de estilo románico.
El archivo de la catedral fue en tiempos considerado como “Archivo Nacional” y, entre otros tesoros, conserva un pergamino del año793, el testamento de Alfonso II, del año 812 y diversos códices, como el llamado “Libro de los Testamentos” compuesto entre los años 1126 y 1129. Para construir el actual claustro gótico del siglo XV, se demolió el anterior románico levantado en el siglo XII. El Museo Diocesano posee una buena colección de piezas de estimable valor.
Pero el lugar más importante de la catedral es la Cámara Santa, adosada a uno de los muros de la llamada torre de san Miguel, que posiblemente perteneció al palacio levantado por Fruela I, tal vez “capilla palatina”, depositaria de las reliquias y joyas –que en gran parte aún conserva-, llegadas a Asturias en el Arca Santa. La Cámara Santa es rectangular y tiene dos pisos. El superior es la capilla de san Miguel y el inferior es conocido como cripta o capilla de santa Leocadia, por haber estado enterrada en ella esta santa toledana. Los principales ejemplares de la escultura románica son las imágenes del Apostolado, tres cabezas esculpidas en piedra, una Crucifixión y la cabeza de Salvador, de mérito muy singular, al igual que imágenes de la Virgen y san Juan.
La cruz de los Ángeles es uno de los más preciados tesoros que guarda la Cámara Santa. Donada por Alfonso II es llamada así “por haber sido obra de los propios ángeles”. Es de brazos iguales, de madera de cedro, que se cubre con chapas de oro finísimo y filigrana del mismo mental. Está adornada con diversas piedras preciosas -unas cincuenta- y varios sellos griegos y romanos, y también con camafeos. A los lados de la Cruz hay sendas figuras de ángeles. Esta Cruz es el blasón de la Archidiócesis y del Concejo de Oviedo.
La tradición legendaria de la llamada Cruz de la Victoria, de forma latina y de roble, refiere ser la misma que fuera enarbolada por el rey don Pelayo en la batalla de Covadonga. Fue recubierta de oro finísimo, filigrana del mismo metal y piedras preciosas, por orden de Alonso II el Magno que la ofrendó a la catedral el año 908. Esta Cruz es el blasón del escudo del Principado.
"La Cámara Santa es rectangular y tiene dos pisos. El superior es la capilla de san Miguel y el inferior es conocido como cripta o capilla de santa Leocadia"
La llamada Arca de las Calcedonias fue donada por Fruela II a la catedral, y es de madera de peral recubierta de oro y plata, con 82 piezas de ágata. En la parte central se halla una placa franca del siglo VII y en un tiempo guardó las reliquias y, según algunos, parece que fuera llevada a Asturias procedente de Toledo, cuando esta ciudad fue conquistada por los árabes. El Díptico Bizantino es uno de los llamados “ludi circenses”, único en España de entre los seis del siglo VI que se conservan en el mundo. Es de marfil y, en el siglo XIII fue enviado desde Roma por Ganfrido, que fuera arcediano de Ribadeo. El Díptico Románico, pieza de madera cubierta de plata, es del siglo XII. Otro Díptico en este caso, de procedencia francesa, es de inabarcable valor…
La de Oviedo y por muchas más razones, es una de las catedrales más y mejores “catedrales” de España. Las catedrales las hacen también sus reyes, sus obispos y arzobispos con sus respectivos palacios, templos y obras, universidades, hospitales y colegios. A las catedrales las hacen también, -o las han hecho-, y de modo soberano, los canónigos en su diversidad de “dignidades”, oficios y beneficios y situaciones sociales… La catedral de Oviedo, “la Vetusta” de Leopoldo Alas -“Clarín”-, con sus figuras del canónigo, Magistral en este caso, y otros adyacentes, han contribuido y contribuyen a la información de una buena parte de lo que la institución ha significado y significa todavía en el organigrama pastoral y cívico-social de las ciudades que sean cabezas de diócesis y por las que hemos decido hacer alguna estación del peregrinaje en este serial literario.
Y como punto y aparte, un recuerdo personal cariñoso y especial para uno de su últimos arzobispos, don Gabino Díaz Merchán, hoy emérito, y siempre humilde y renovador emeritísimo, que por elección fue Presidente de la Conferencia Episcopal Española, con quien en más de una ocasión coincidí en el “metro” de Madrid, en su tramo de “Plaza de Castilla” al “Barrio del Pilar”, en casa de uno de cuyos familiares solía a veces comer, dándose después una discreta vueltecita con el perro, apartado de disquisiciones episcopales no siempre pastorales...