Demasiados muros

Parece que hemos vuelto a construir muros en lugar de puentes, como parece ser que intenta hacer el Sr. Trump con nuestros hermanos de México.
Lo oímos en los medios de comunicación y nos llevamos las manos a la cabeza, pero eso es también lo que hacemos muchas veces a nivel personal y ahí no nos asustamos tanto.
Nos hemos acostumbrado a vivir de “fachada” porque es lo que vende, a mostrar lo que no soy, pero da igual, porque gano “popularidad” y eso es lo que interesa….
¿Qué se esconde tras una sonrisa forzada? Esa vulnerabilidad que tanto nos cuesta mostrar, esas mociones que siempre nos han enseñado a no mostrar, especialmente los hombres.
Hay personas que cuando les preguntas cómo estás, o que tal te ha ido el día, solo son capaces de decir: “bien, “fenomenal”. Esa es una forma de poner un muro a nuestra vida, de no permitir que los demás se acerquen y nos tiendan su mano, porque entonces dejaríamos de ser “admirados” ¡pero equivocados estamos y donde hemos dejado nuestros valores!…
El ser humano es demasiado complejo. Somos muy dados a dar lecciones a los demás, pero ni siquiera nosotros mismos somos capaces de ponerle nombre a aquello que se mueve en nuestro interior, a aquello que nos hace comportarnos así. Es la pobreza de la persona. Nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad de muros y fachadas propias hacia los demás, de no ser capaces de expresar aquello que siento.
Tal vez sería bueno tomarnos un respiro y preguntarnos: ¿Cómo soy? ¿Qué es lo que me impulsa a ser así? ¿A qué tengo miedo?...
Quizá encontremos unos minutos a lo largo de este día para pensarlo y compartirlo si alguien se atreve…
Volver arriba