Cada año repetimos una y otra vez: “Ven Señor, ven que te esperamos”, pero es difícil hablar de espera y esperanza en un tiempo en los que la corrupción y el engaño se han apoderado de la vida política y social.
Cada día vemos en nuestros televisores, casi impasibles, los desahucios de personas que no pueden pagar sus casas; recortes; sueldos ridículos; subida del paro… en resumen: la poca conciencia que existe en este país de engaño y perversión.
Sin embargo Jesús no para de recordarnos que no podemos comportarnos con indiferencia ante las lágrimas y el dolor del hermano que sufre, y en medio de tanta contradicción ¡resulta que llega el Adviento! Donde se nos invita a confiar a pesar de todo. A seguir pidiéndole que no se canse de venir, porque este mundo necesita una regeneración. ¡No podemos perder la esperanza que cuesta tanto mantener!
Es un tiempo en el que se nos recuerda que a Dios hay que buscarlo, no solamente esperarlo.
Pidámosle que no se canse de venir, y que a su vez, nosotros seamos capaces de abrir nuestros corazones para a poder recibirle.
¡Feliz tiempo de Adviento para todos!