A propósito del concierto "Música de la Luna" en la Catedral de Segovia "El clericalismo también tiene su doble vara de medir"

Como historiadora del arte me gusta seguir las redes sociales de las catedrales españolas porque la labor que hacen algunos cabildos por propagar la Fe es impresionante y me siento reconfortada por ello.

Hace unas semanas me llamó la atención las fotos que publicaba la catedral de Segovia de la inauguración del museo de la luna, un museo no sólo poco apropiado para un lugar sagrado sino estéticamente feo para un templo gótico. Hace unos días me sorprendí aún más cuando vi anunciado un concierto de música de la luna, música profana. Me quedé muy sorprendida y recordaba cuando este verano, visitando a unos amigos de un pueblo de Segovia me contaban que el obispado había suprimido conciertos en las iglesias de los pueblos por ser profanos.

Me he acordado también de la noticia que hace poco nos sorprendía de cómo el obispado de Segovia negaba a unos paisanos participar del sacramento eucarístico por ser homosexuales y vivir en pecado, citando las normas de la iglesia. Por eso, en conciencia recuerdo (como hacen ellos) a los señores curas del cabildo el código referente a lo que hacen en su catedral con esa famosa luna de la que tanto presumen y veneran y por la que deberían hacer penitencia esta Cuaresma.

"En conciencia recuerdo (como hacen ellos) a los señores curas del cabildo el código referente a lo que hacen en su catedral con esa famosa luna de la que tanto presumen y veneran y por la que deberían hacer penitencia esta Cuaresma"

El canon 1364 dice que el apóstata de la fe (en este caso idólatra de la luna), el hereje o el cismático incurre en excomunión latea sententiae, automática. El canon 1371 sanciona a las personas que se apartan de la doctrina de la Iglesia y no se corrigen tras haber sido advertidos. El canon 1376 castiga la profanación de las cosas sagradas. En el caso de la catedral de Segovia es un caso claro de profanación. El canon 1389 dice que un ministro sagrado (en este caso el cabildo) que abuse de su cargo para actuar contra la fe o la disciplina de la iglesia puede ser castigado proporcionalmente a la gravedad del acto.

Me imagino que aquellos que ponían el grito en el cielo con los conciertos en las iglesias y con la comunión de los homosexuales ahora también pondrán el grito en el cielo por la profanación de la catedral. ¿Será así? Seguramente que no porque me imagino que son los mismos. El clericalismo también tiene su doble vara de medir: si eres sacerdote, nos lo pensamos si estás en pecado mortal o no, si eres laico estás excomulgado. Si el concierto es en la catedral no pasa nada, si es en la iglesia de un pueblo, está censurado. 

Recemos por nuestro querido Jesús Vidal, actual obispo de Segovia, que estará lidiando con la herencia del conservador César Franco y sus secuaces.