“El país se está volviendo insensible ante el dolor” afirma el Secretario General de la CEM 'Abrazos y no balazos' es demagogia y hasta cierto punto complicidad: Obispo de Cuernavaca
La creciente ola de violencia en el estado, y en el país, ha generado en la población incertidumbre y miedo provocando un límite en la movilidad y actividades de la población
Los crímenes contra mujeres han incrementado y la cifra de desaparecidos va en aumento, éstas han sido las motivaciones que han dado lugar a ésta octava marcha por la paz
Jimena Hernández corresponsal en México
La diócesis de Cuernavaca presidida por Monseñor Ramón Castro Castro, realizó éste sábado 2 de julio la octava caminata por la paz, luego de dos años de realizarse de manera virtual a raíz de la pandemia por la Covid-19, bajo el lema “La paz la construimos todos”.
Durante la convocatoria para la asistencia, el obispo de Cuernavaca y también secretario de la Conferencia del Episcopado, Ramón Castro Castro exhortó a quienes deseaban asistir a no politizar el evento y evitar portar prendas con colores partidistas. Afirmó que cada localidad y parroquia sería libre de portar las pancartas y lonas, así como llevar fotografías de sus familiares desaparecidos o víctimas del crimen, con el propósito de hacer eco de la situación que se vive en Morelos, cuidando de no ser ofensivos.
Previo al inicio de la marcha se realizó una jornada de Adoración frente al Santísimo Sacramento, donde fue confiado los frutos y motivos de la misma. Los feligreses iniciaron su camino alrededor de las 10 de la mañana, realizando una caminata por varias avenidas de la ciudad. Durante el programa fueron presentados 3 testimonios que muestran el nivel de violencia e impunidad que vive la entidad y el profundo dolor de las familias que viven.
“Tenemos derecho a la paz, a salir a la calle y no temer lo que nos vaya a pasar” expresó Irma Rosalba, mamá de Diana, quien desapareció en el trayecto a su trabajo .
“A diario Morelos llora sangre desaparecen inocentes, y matan a nuestras hijas …. ¡ya basta! les pedimos a estas personas un alto a su guerra, a las autoridades que nos proporcionen la seguridad que necesitamos…exigimos un Morelos diferente” dijo Alba Fabiola, madre de Susana desaparecida hace 7 meses.
“Hace 13 meses que el estado nos falló.. hace 13 meses que mis hijos fallecieron defendiendo a una chica que estaba siendo atacada a golpes… la paz no sólo tenemos que desear, la tenemos que construir” , expresó el padre de los jóvenes asesinados.
En su mensaje, el obispo de Cuernavaca afirmó que la paz es posible si existen cuatro condiciones: verdad, justicia, amor y libertad, por ello “la Iglesia católica por definición está siempre del lado de lo razonable y la verdad, impulsa la participación ciudadana, promueve la justicia, la solidaridad, el bien común que son ingredientes para construir condiciones de paz”.
Aseguró que la paz es una promesa cumplida pero también una realidad que debe alcanzarse, exhortó a pedir para que se derrita el hielo de los corazones, se enciendan los corazones tibios, se mueva a los indiferentes y se fortalezca a los responsables de la seguridad social, con la premisa de seguir a Cristo que es verdadero camino, verdad y vida.
Mostrando una serie de estadísticas que reflejan la realidad que la sociedad mexicana vive, y confirmando que con la presencia que la Iglesia tiene en todo el país, sostuvo que es posible percibir que éste fenómeno de la violencia se ha generalizado y caracterizado nuestro tiempo. Es ésta presencia eclesial, la que permite reconocer que la violencia que se vive es en parte por las miles de vidas fracturadas, mentes manipuladas, corazones corrompidos, vidas confundidas de sucias complicidades y mucha irresponsabilidad, afirmó.
Monseñor Castro recordó como es que éste reclamo ha sido sustentado por estudios que muestran la radiografía del país, y que varias son las voces que han expresado en un razonable clamorla necesidad de una revisión de la actual estrategia de seguridad, como la del presidente de la junta de coordinación política del Senado y coordinador del Grupo Parlamentario de Morena, Arturo Montiel, clamor al cual, afirma el obispo, se suma la Iglesia.
“El país se está volviendo insensible ante el dolor, se están normalizando conductas y actos abominables … por favor no nos quedemos en un conformismo paralizante como si se tratara de una pesadilla de las que tarde o temprano hemos de despertar”, expresó el obispo de Cuernavaca.
Por ello, el secretario de la Conferencia del Episcopado propuso un decálogo para la construcción de la paz.
1.- Firmes en la esperanza
2.- Nadie enfrente ésta calamidad solos
3.- Urge rescatar a niños y jóvenes
4.- Fortalecer el tejido social
5.- Menos hermanos pobres, más hermanos trabajando
6.- Familia educadora de la paz
7.- La paz es también responsabilidad de educadores y comunicadores
8.- Comunidades parroquiales constructoras de paz
9.- Nunca será lícito ni legal que la autoridad claudique en su responsabilidad en materia de seguridad y paz social
10.- Pedir en oración el don de la paz
Durante la exposición del decálogo, Castro Castro sentenció “abrazos y no balazos es demagogia y hasta cierto punto complicidad, garanticen con hechos la paz”; hizo énfasis en como la autoridad requiere no rendirse ante su responsabilidad y utilizar su recurso legítimo del poder y el uso de la fuerza para conseguir la paz y la seguridad social.
No es politiquería. No pedimos ‘mátenlos’, para nada, eso no es normal, no es humano: Javier Ávila
En entrevista con Joaquín López-Dóriga para su espacio en Radio Fórmula, el padre Javier Ávila de la compañía de Jesús, apuntó que las declaraciones del presidente López Obrador el pasado viernes donde descalifica a los sacerdotes y les llama hipócritas, son desafortunadas y muestra un desconocimiento del trabajo de la Iglesia en general y particularmente del trabajo en la Tarahumara
El padre Ávila hizo un recuento de varias ocasiones, donde por diversas circunstancias de violencia fue necesaria una lucha contra la violencia. Al menos en su caso, afirma que inició en los años 80, apenas un año después de su llegada a la Tarahumara. Como el episodio ocurrido en 2018 en la ciudad de Creel, donde durante cuatro horas protegió los cuerpos de las 13 víctimas de aquella masacre e impidió que fuera alterada la escena del crimen. Es por éste hecho, por denunciar esa masacre y exigir justicia, que su vida se vio amenazada y desde entonces cuenta con protección federal mediante el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Acusó de “muy viscerales” las afirmaciones del presidente López Obrador sobre que la visión de la Iglesia en México está sesgada por su afinidad con los partidos conservadores.
“No es politiquería. No pedimos ‘mátenlos’, para nada, eso no es normal, no es humano. (Pedimos) deténgalos, júzguenlos conforme a derecho, y punto, no se está pidiendo otra cosa”, sentenció.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME