Misionero comboniano en Brasil, una de las 'caras' de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas Darío Bossi: "El Gobierno de Bolsonaro amenazó la existencia de la propia democracia"
Sobre Lula: "Nosotros tenemos mucho optimismo, los pueblos indígenas también. Los movimientos sociales, y también una buena parte de la Igesia, siente que la victoria de Lula, fue un decir Àlto' al riesgo fascista. Del otro lado, la posibilidad de nuevas participaciones. Son dos palabras claves que creo que nos dan optimismo"
"La Amazonía está bien cerca del punto de no retorno, del límite de 20 y 25% de deforestación en el que ya no se mantiene más el equilibrio. Se puede pasar a un proceso de sabanización, de desertificación. Es un momento decisivo"
"El modelo del capitalismo, del extractivismo para exportación es un modelo insostenible y que ahora está tocando en el corazón vital del mundo, que son los biomas como la Amazonía o como la cuenca del río Congo, que el Papa Francisco acaba de visitar"
'Frenar la desigualdad está en tus manos', Campaña Contra el Hambre de Manos Unidas
"El modelo del capitalismo, del extractivismo para exportación es un modelo insostenible y que ahora está tocando en el corazón vital del mundo, que son los biomas como la Amazonía o como la cuenca del río Congo, que el Papa Francisco acaba de visitar"
'Frenar la desigualdad está en tus manos', Campaña Contra el Hambre de Manos Unidas
"O se cambia el sistema, o vamos directos a la muerte". El misionero comboniano italo-brasileño Darío Bossi lleva décadas dejándose la piel en la Amazonía brasileña. Esta semana visita nuestro país para participar en la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, para denunciar los ataques de las grandes industrias, que con su estrategia de extractivismo amenazan con acabar con uno de los pulmones del planeta, denuncia sin ambages la política de Bolsonaro y muestra su esperanza en el Gobierno de Lula, y en el Papa Francisco.
Misionero comboniano, italo-brasileiro, en un Brasil que está inflamado por muchas por muchas razones, ¿cómo estáis viviendo la situación en vuestro en vuestro recuérdanos un poco dónde estáis y cómo y cómo estáis viviendo la situación?
Yo vivo en el norte de Brasil, en la región de la Amazonia oriental, o lo que eraq, porque es la región más devastada. Una región de fuertes proyectos mineros y también de expansión de la agroindustria: todos los proyectos de conquista del territorio, que vienen amenazando las comunidades locales, etcétera...
Esta situación se infiere en un contexto brasileño más amplio, que ha amenazado aún más, en los últimos cuatro años, con el Gobierno Bolsonaro, la propia democracia. Estamos viendo la participación popular frente a la libertad de proyectos en territorio, la reacción a proyectos empresariales de fuera... está todo conectado.
-Yanomami, las minas...¿Esto ya no es Amazonas?
Es impresionante. La Amazonía está bien cerca del punto de no retorno, del límite de 20 y 25% de deforestación en el que ya no se mantiene más el equilibrio. Se puede pasar a un proceso de sabanización, de desertificación. Es un momento decisivo. Si no queremos perder este bioma, significa también un impacto ambiental y climático sobre Brasil, Latinoamérica y también sobre el mundo.
¿Somos conscientes en Brasil, en Latinoamérica y en el mundo de la importancia de ese pulmón, no solo en lo medioambiental sino también en en cuestiones de desigualdad, desarrollo, hambre y alimentación?
Hay una crisis plural en la Amazonía, social y ambiental, una amenaza grande a la pluralidad de culturas a la biodiversidad y al clima, naturalmente. La Amazonia la garantía de todo esto, y la estamos perdiendo por una banalidad, que es la expansión de un modelo que está llegando a su fin. El modelo del capitalismo, del extractivismo para exportación es un modelo insostenible y que ahora está tocando en el corazón vital del mundo, que son los biomas como la Amazonía o como la cuenca del río Congo, que el Papa Francisco acaba de visitar.
-El Papa denunció precisamente eso. La colonización económica, ¿es una nueva forma de esclavitud?
Sí, incluso no se sostiene si no hubiera esa esclavitud, es un sistema que necesita zonas de sacrificio, manos de obra esclava. Necesitan distinguir entre pocos que se desarrollan y otros que se sacrifican . Esto no es un accidente imprevisible, o algo que se puede controlar por parte del propio sistema. Es cada vez más claro: el Papa lo dice en Laudato Si, que o se cambia el sistema con esta revolución cultural o vamos de hecho hasta la muerte.
¿En qué consiste tu trabajo en las comunidades y cómo es la colaboración que tenéis con Manos Unidas?
Es principalmente un trabajo de articulación, hay una resistencia, una denuncia, un sentimiento de dignidad herida por las comunidades, pero muchas veces hay también una percepción de desproporción frente a este ataque. Imagínate: empresas multinacionales, apoyadas por los gobiernos, estatal o federal, la gente se siente muy impotente frente a estas situaciones, así que nuestro trabajo es un trabajo de articulación, conexión, educación popular, organización. Es un trabajo que muestra que la Iglesia necesita estar a su lado.
Manos Unidas nos ayuda exactamente en esto, financiando proyectos de educación popular y también con nosotros piensa estrategias de acción y de cambio, que conectan el sur y el Norte global,. Hay un trabajo también hacer hecho desde acá desde España desde Europa que se corresponden con esta realidad.
¿Crees que la llegada de Lula puede cambiar las cosas o es demasiado optimista pensar esto?
No, nosotros tenemos mucho optimismo, los pueblos indígenas también. Los movimientos sociales, y también una buena parte de la Igesia, siente que la victoria de Lula, fue un decir Àlto' al riesgo fascista. Del otro lado, la posibilidad de nuevas participaciones. Son dos palabras claves que creo que nos dan optimismo.
Participaste en el Sínodo de la Amazonía. Con la mirada puesta en ese sínodo, y en el que se está celebrando a nivel mundial, ¿cómo lo vives? ¿Cómo ves los frenos que, desde algunos sectores, se dice que se han puesto a algunos debates abiertos?
Sentimos mucho en conexión. Nos parece un proceso que ha empezado desde abajo, con las comunidades, ha permitido una Asamblea sinodal. Ahora en Latinoamérica se discute de nuevo la experiencia del Sínodo de la Amazonia: estamos haciendo un ejercicio para captar de nuevo las intuiciones principales del Sínodo para llevarlas al sínodo general. Lo sentimos como una gran oportunidad, con la complejidad de de la dimensión mundial pero con la importancia de un rol nuevo del del pueblo de Dios, que esto sí creo no se puede más interrumpir.