Bilocación, premoniciones, gracias… la nueva santa fue una mujer excepcional Revelan sucesos sobrenaturales en la vida de Mama Antula

Mama Antula
Mama Antula

La postuladora de la causa, doctora Silvia Correale, y las biógrafas recopilaron una serie de hechos sorprendentes protagonizados por la primera santa argentina

Desde detener una pandemia, evitar cuchillazos y envenenamientos, hasta anticipar las Invasiones Inglesas

Numerosos hechos sobrenaturales -milagrosos a la luz de la fe- formaron parte de la vida de Mama Antula -la primera mujer que nació, se santificó y murió en lo que sería suelo argentino-, que tras su reciente canonización en el Vaticano por parte del Papa Francisco comienzan a trascender. Acaso el más sorprendente sea la capacidad de bilocación que se le atribuye, es decir, la posibilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. Pero hay otros menos impactantes, pero igualmente llamativos.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

La doctora Silvia Correale, como postuladora, tramitó la última parte de la causa de canonización de Mama Antula, y recopiló una serie de estos hechos en su minuciosa investigación que completó un proceso que se inició allá por 1905. En diálogo con Valores Religiosos contó algunos como el que se produjo una vez ante las resistencias que enfrentaba de las autoridades civiles y eclesiásticas de Buenos Aires para que le autorizaran los ejercicios espirituales jesuitas, de los que fue gran impulsora.

Dr. Silvia Monica Correale, Postulator | Luisa Piccarreta

“Ella -cuenta- iba todos los días, se sentaba y le decían que estaban ocupados, que no la podían atender, que volviera otro día. Pero con el paso de los meses un día perdió la paciencia, se levantó y se fue del fuerte. Al salir le dijo a los dos soldados que hacían guardia que cuando el reloj marcara las 12 se fueran. Uno le hizo caso y el otro no. Es que en el cielo había nubes negras, que se transformaron en una tormenta eléctrica. Uno de los rayos alcanzó el polvorín del Fuerte, y explotó”.

Correale dice que Mama Antula le daba de comer a quienes participaban de los ejercicios espirituales, que duraban varios días y no le faltaba la comida. “En una ocasión, apenas tenía una olla de sopa y terminó dándole de comer a 200 personas”, señala. “Eso sí, en las tertulias que se armaban en los patios de las casas de las familias porteñas ella pasaba con un carrito y recogía la limosna para comprar la comida y todos la ayudaban”, narra.

En una de esas visitas a las tertulias, añade la postuladora, “uno de los señores que se encontraban allí había bebido de más y le hizo una broma subida de tono. Mama Antula, que era muy seria, se ofendió y se fue dando un portazo con tal fuerza que se vino abajo el cielorraso, cayendo sobre la cabeza de todos los presentes. Eso -apunta- contribuyó a su fama de mujer temperamental y reforzó el gran respeto que le tenían”.

Correale considera que una de las cosas más impresionantes que le atribuyen a Mama Antula es haber anticipado las Invasiones Inglesas mucho antes de que ocurrieran. De hecho, ella murió en 1799. “Ella estaba rezando -cuenta- y sintió como si hubiera una guerra, una batalla... Entonces salió a la calle, pero estaba todo tranquilo. Cuando en 1806 y 1807 acontecieron las Invasiones Ingleses, todos interpretaron que había tenido una intuición profética”.

Klaus Gallo analizó los mitos en torno a las invasiones inglesas a Buenos  Aires en el siglo XIX | Universidad Torcuato Di Tella

A Mama Antula se le atribuyen gracias. Por ejemplo, el Virrey de Lima, Manuel de Guirior, había sido citado a comparecer ante el rey y su futuro no era halagüeño. De camino a España, al pasar por Buenos Aires con su esposa, hicieron los ejercicios espirituales ignacianos -la virreina vestida de penitencia y sirviendo la comida- y Mama Antula los contuvo. Ellos le pidieron su bendición. Con el tiempo, el virrey fue sobreseído.

En el libro Mama Antula, la primera santa argentina, Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, suman anécdotas como cuando Mama Antula se encuentra con un vendedor de jabón al que le había solicitado pasas de uva, un alimento que él no vendía. Pero ella insistió, le abrió la bolsa y efectivamente, para sorpresa del hombre, había pasas de uva que él le regaló.

En una ocasión en su casa de ejercicios dos hombres se trenzaron en una pelea con sus cuchillos y Mama Antula intervino para separarlos, sorprendentemente ellos se volvieron mansos ante la santa y terminaron abrazados. En otro momento, uno de los asistentes a los retiros se robó un cuchillo de la cocina. Sin que nadie se lo dijera, Mama Antula lo intuyó y le pidió que lo restituya, cosa que el hombre hizo sin chistar.

Una noche Mama Antula salió de la casa y a oscuras, durante una hora, atravesó tres ríos y llegó hasta la zona del fuerte donde vivía el virrey. Sin anunciarse, se presentó en su aposento para pedirle que revisara la causa de un preso que ella solía visitar porque consideraba que era inocente del delito que se le imputaba. El virrey hizo revisar la causa que arrojó que efectivamente era inocente y recuperó su libertad.

En fin, Mama Antula contaba con el don de la premonición, dicen Locatelli y Suárez. Por ejemplo, recorriendo las casas pidiendo limosna le abrió la puerta una joven y llevándose la mano al cuello donde tenía colgada una medalla con la imagen de Jesús le dijo: "Este viene a pedirte que me des lo que tienes abajo del brazo”. De inmediato, la chica le entregó un frasco de veneno para suicidarse debido a un desengaño amoroso.

Cuál es la probabilidad de que te caiga un rayo? | Clima.com

Entre los hechos milagrosos -que las autoras del libro afirman que están documentados bajo juramento en la causa de canonización- se cuenta que ante una epidemia de piojos que se había desatado que llegó a infectar a muchos huéspedes de la casa, Mama Antula se puso a rezar para que desapareciera y, al finalizar sus oraciones, no quedaban piojos.

Los hechos sorprendentes, sobrenaturales, se acumulan en torno a la vida de Mama Antula, que fue muy respetada y se constituyó en una persona de consulta. Fueron las familias acaudaladas de la sociedad porteña las que financiaron la construcción de la Santa Casa de Ejercicios, hoy el edificio más antiguo de la ciudad de Buenos Aires.

Pero su mayor obra fue haber llevado adelante contra viento y en el norte de lo que sería la Argentina, en Buenos Aires y en Uruguay –en Colonia y Montevideo- los ejercicios ignacianos, que posibilitaron promover la espiritualidad de más de cien mil personas, entre ellos varios de los próceres de la Revolución de Mayo.

Una vida apasionante -no exenta de episodios sorprendentes- de una mujer excepcional para su época que los argentinos están comenzando a descubrir.

Mama Antula
Mama Antula

Etiquetas

Volver arriba