No procures experiencias especiales. 52 Año de Oración
Éxtasis
52 Año de preparación para el jubileo 2025
Año de oración
Texto bíblico
Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años —si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre —si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir. De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a mí respecta, solo me gloriaré de mis debilidades. (2Cor 12, 2-5)
Comentario: Experiencia mística
No se debe desear la gracia de la experiencia mística. Santa Teresa recibió de maestros espirituales una consigna: “No rehusar, no desear”. Ella misma describe el favor que recibe, más allá de desearlo: “Vi a la Humanidad sacratísima con más excesiva gloria que jamás la había visto. Representóseme por una noticia admirable y clara estar metido en los pechos del Padre. Esto no sabré yo decir cómo es, porque sin ver me pareció me vi presente de aquella Divinidad. Quedé tan espantada y de tal manera, que me parece pasaron algunos días que no podía tornar en mí; y siempre me parecía traía presente aquella majestad del Hijo de Dios, aunque no era como la primera. Esto bien lo entendía yo, sino que queda tan esculpido en la imaginación, que no lo puede quitar de sí por en breve que haya pasado por algún tiempo, y es harto consuelo y aun aprovechamiento” (Vida 38, 17).
Y en otro momento de su vida, la maestra espiritual narra lo que le aconteció en Sevilla, en la octava de Todo los Santos: “Estando la misma noche en maitines, el mismo Señor, por visión intelectual, tan grande que casi parecía imaginaria, se me puso en los brazos a manera de como se pinta la «Quinta angustia». Hízome temor harto esta visión, porque era muy patente y tan junta a mí, que me hizo pensar si era ilusión. Díjome: «No te espantes de esto, que con mayor unión, sin comparación, está mi Padre con tu ánima» (R 58, 3).
Sin embargo, cabe vivir la mayor sequedad y, sin embargo ser prueba mística, como la que vivió la Madre Teresa de Calcuta: “Hay tanta contradicción en mi alma: un profundo anhelo de Dios, tan profundo que hace daño; un sufrimiento continuo, y con ello el sentimiento de no ser querida por Dios, rechazada, vacía, sin fe, sin amor, sin celo... El cielo no significa nada para mí: ¡me parece un lugar vacío!”
Propuesta
No procures experiencias especiales.