Recrea la cocina española del XVIII Fray Ángel Ramón Serrano, el cocinero youtuber de los franciscanos
Sigue el bestseller franciscano gastronómico de Fray Juan de Altamiras “Nuevo arte de cocina: sacado de la escuela de la experiencia económica ” (1745)
Tiene 2.000 suscriptores en su canal de cocina del Monasterio de Santo Espíritu donde enseña a cocinar con productos sencillos y baratos.
| Baltasar Bueno, corresponsal en Valencia
Fray Ángel Ramón Serrano rompe todos los moldes fraileriles, los desborda. De todos los conventos por donde ha pasado, el de Santo Espíritu del Monte en Gilet (Valencia) es donde más a gusto está por su encuentro con la naturaleza. Es la joya de la corona de los Franciscanos de esta parte de la península. Los frailes siempre han tenido buen ojo parta escoger los parajes donde abrir cenobio.
Fray Ángel aquí tiene su huerto, su gallinero, el medio natural para abastecer a la comunidad. Por ello, lo suyo es cocina pura de mercado de lo que hay en la propia casa. Para nada es urbanita, lo suyo es la ruralidad, pero tiene sus extraños picos. De cine sabe montón. Está al día en el cine mundial y en sus huecos de agenda ve cine y hace excelentes críticas cinematográficas. En la 2 se quedarían extasiado de ver cómo domina el tema.
También es músico, organista de la capilla de Santo Espíritu. Puede con todo lo que le echen por ser grande de cuerpo y espíritu. Su llegada al convento lo revitalizó primero en lo gastronómico, lo cual agradecieron los depauperados frailes que faltos de cocineros tuvieron que contratar una empresa de catering que con una furgoneta les subía al monte todos los días comida y cena. Llegó, convenció y venció.
Nacido en Ciudad Real comenzó por lo que conocía, la comida castellana, pero estaba en el Mediterráneo y en un convento y fue adaptándose a las circunstancias. Hizo una gastronomía ad hoc que fue un collage de todas las que había visto y aprendido en los distintos conventos y regiones de España por donde había pasado. Mejoró las dietas y las nutriciones. Es el problema de muchos conventos que no tienen ni para la cocina y comen a salto de mata, ni siquiera ya en comunidad. Las religiosas de un colegio de un pueblo valenciano que han cedido la gestión a una empresa privada le han puesto como cláusula en el contrato de arrendamiento que les faciliten comida y cena todos los días, también en fin de semana.
Los Franciscanos vieron en Fray Ángel su ángel gastronómico salvador. Y bien que lo aprovecharon. Cocina no sólo para la comunidad, también para quienes se alojan en la hospedería –muy buena y económica que tienen en tan feliz paraje- que es la fuente de ingresos y sostén del convento. En su cocina recrea e ingenia, progresa y desarrolla, alimenta, y como uno de sus hobbies es el cine, moderno él, se ha hecho youtuber masterchef –tiene ya 2.000 suscriptores- , en esta época en que tanto predicamento tiene la gastronomía. Cocinando explica sus trucos, secretos, técnicas y reproducciones históricas. Me extraña que ninguna televisión le haya contratado para ello.
Fray Angel sigue a Fray Juan Altamiras, quien en el siglo XVIII escribió un bestseller gastronómico en su época “Nuevo arte de cocina: sacado de la escuela de la experiencia económica ”. Juan Altamiras en realidad fue el pseudónimo que utilizó el fraile aragonés, también franciscano, Raimundo Gómez del Val, nacido en La Almunia de doña Godina –pueblo que le tiene dedicada calle- cocinero del convento de san Diego de Zaragoza. Los ingredientes y los platos que en él se cita corresponden a preparaciones de las clases menos favorecidas de la época. La publicación de este libro permite a los investigadores de la alimentación del siglo XVIII saber los gustos y las formas de alimentación del pueblo. Representa la cocina española poco antes de que se viera influida por la cocina francesa, posteriormente durante el siglo XIX. El libro tuvo 20 ediciones y contiene 200 recetas.
Vicky Hayward, crítica gastronómica británica, hispanista, se enamoró de este libro publicado en 1745, considerado por ella como el primer recetario de comida popular española. Lo estudió e investigó y ha publicado el libro «Nuevo Arte de la Cocina Española de Juan Altamiras», en la editorial Ariel.
Fray Ángel cuida el huerto y los animales, cuida la materia prima que le aquello que le va a servir para cocinar. También él mismo hace el pan. Entiende la cocina como una orfebrería. Y el comer como uno de los momentos más importantes de la vida de la persona. Sus "platos como en el XVIII son baratos, cercanos a la gente, respetuosos con el medio ambiente, ya que utilizamos productos de temporada, y los compramos en el comercio local". Y siguiendo este libro recupera la gastronomía española del XVIII.
Monasterio de Santo Espíritu
En Santo Espíritu hay además una Casa de Ejercicios Espirituales y está el Noviciado de los Franciscanos Menores de toda España.
Se fundó el convento en 1402. La reina Dª María de Luna, consorte de D. Martín el Humano, solicitó del papa Benedicto XIII las licencias de fundación canónica.
En 1690 se convirtió en Colegio de Misioneros Apostólicos. En esta época se amplió el convento con un claustro renacentista y la plazoleta de entrada sombreada de cipreses.
En 1727 se construyó la ermita del huerto. En ese mismo año se donó al convento el lienzo de la Virgen de la Divina Gracia, del pintor italiano Pablo Mathei, que fue convertida en Patrona del Colegio de Misioneros. En 1749 se adquirió para el coro la famosa escultura del Cristo de Ignacio Vergara.
En 1811, en la invasión francesa, el mariscal Suchet ocupó el convento, convirtiéndolo en hospital. Los religiosos volvieron en 1813. En esta época se construyó el cementerio. Siguió una época difícil que vino a desembocar en la exclaustración y desamortización en agosto de 1835. Pero los religiosos no abandonaron Santo Espíritu. El convento fue entregado al Obispado de Valencia como casa de Ejercicios espirituales para el Clero y Colegio de Misioneros.
Con la restauración de la Comunidad, se reanudaron las tareas apostólicas y mejoras del edificio. Se creo el espacio destinado al noviciado y la biblioteca (1888). Se derribó la ermita del huerto y se construyó la actual, gótico florido, bajo la dirección del Hno Mateo Alemany, entonces novicio. Se renovó la fachada de la iglesia y se construyó el campanario.
La horda marxista, en julio del 1936, desvalijó el convento, convirtiéndolo en cuartel de milicianos y Hospital de Sangre. Siete religiosos de esta comunidad ofrecieron sus vidas por Cristo en la revolución.
El 3 de abril del 1939 se volvía a abrir este convento. En noviembre se pudo abrir el noviciado y tomaron el hábito los dos primeros novicios de la postguerra.