"Formo parte de esta Iglesia y presbiterio y no quiero que esto se olvide ni se me olvide": Despedida del obispo emérito Manuel Herrero: "He sido feliz, he querido y quiero a esta Iglesia en Palencia"
"Ha llegado la hora de dar paso a otro pastor, a otro obispo, a Mikel. Yo soy consciente de mis años, aunque a veces me parece mentira. Y puedo decir que llegué a esta Diócesis ya mayor, pero lleno de salud. Han pasado los años; puedo decir y lo digo sinceramente hablando de corazón a corazón (J. H Newman) que he sido feliz, he querido y quiero a esta Iglesia en Palencia, os quiero"
"Vosotros sois mis conciudadanos, mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis miembros, mi cuerpo y mi luz, una luz más agradable que esta luz material. Porque para mí ninguna luz es mejor que la de vuestra caridad", subrayó Herrero, quien, a pesar de que anuncio su marcha a Santander, de donde vino, aseguró que "olvveré a Palencia en ocasiones, porque formo parte de esta Iglesia y presbiterio y no quiero que esto se olvide ni se me olvide"
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"Ha llegado la hora de dar paso a otro pastor, a otro obispo, a Mikel. Yo soy consciente de mis años, aunque a veces me parece mentira. Y puedo decir que llegué a esta Diócesis ya mayor, pero lleno de salud. Han pasado los años; puedo decir y lo digo sinceramente hablando de corazón a corazón (J. H Newman) que he sido feliz, he querido y quiero a esta Iglesia en Palencia, os quiero". Embargado por la emoción del momento, así comenzó su homilía de despedida como obispo de Palencia el agustino Manuel Herrero, tras casi ocho años de servicio en la sede castellana.
"A ella me he entregado y he servido. He querido no tanto presidir, como proexistir, servir, como dice san Agustín. No quiero hacer ninguna valoración de mi servicio y estancia aquí, entre vosotros, porque nadie es buen juez en causa propia; que la haga el Señor y vosotros, aunque me acojo a la misericordia de Dios y a la vuestra", señaló el ya obispo emérito el domingo 14 de enero desde la catedral de San Antolín.
"Todo lo que se ha hecho ha sido con la ayuda del Señor y con las oraciones de muchas personas y con muchas ayudas de sacerdotes, colaboradores imprescindibles con su entrega sencilla, generosa, callada y cotidiana, con sus cruces y fidelidad, miembros de vida contemplativa, religiosos y laicos, unos vivos, otros difuntos. Hoy quiero daros las gracias a todos", destacó Herrero.
"Perdonad también mis fallos, mis pecados y errores; son fruto de mi limitación, no de mi mala voluntad", añadió también el pastor quien aseguró que "seguiré para siempre siendo un miembro de esta comunidad diocesana y que deseo que algún día mis huesos reposen en esta Iglesia madre".
"Vosotros sois mis conciudadanos, mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis miembros, mi cuerpo y mi luz, una luz más agradable que esta luz material. Porque para mí ninguna luz es mejor que la de vuestra caridad", subrayó Herrero, quien, a pesar de que anuncio su marcha a Santander, de donde vino, aseguró que "olvveré a Palencia en ocasiones, porque formo parte de esta Iglesia y presbiterio y no quiero que esto se olvide ni se me olvide".
"Permanezcamos unidos"
"Quisiera terminar animándoos a acoger al nuevo obispo como regalo y don del Señor. Permanezcamos unidos y concordes todos en la paz de Cristo y en comunión con él, con humildad, con nuestro servicio de amor corresponsable y sinodal, en comunión y concordia, buscando la unidad en la caridad. Que Dios, que nos lo envía, lo guarde incólume de cuerpo y espíritu, lo guarde santo para gozo común. Caminamos juntos con él, como Iglesia sinodal", señaló ya a modo de despedida el todavía obispo administrador apostólico de Palencia.
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