Virtudes públicas en J. Ortega y Gasset



La Bioética en la palestra

(Cont., viene del día 09)

El mismo Juan Masía en otro libro que ha titulado Pensar lo humano. 101 planteamientos de antropología, insiste en la reflexión sobre el ser humano como tarea de actualidad. Pretende así dar una de las muchas respuestas esperadas por la humanidad, que perpleja ante la deshumanización se pregunta ¿qué nos hará más humanos?.

Los avances con que nos sorprenden hoy las ciencias y las tecnologías son un reto a nuestras ideas y creencias establecidas. No es posible permanecer impasibles, es tiempo de "reajustar nuestro modo de pensar y buscar nuevos modos de articulación de lo que pensamos sobre el ser humano y el mundo. Nuestra visión del ser humano condicionará el juicio moral. Y también la ética que tengamos condicionará nuestra visión sobre el ser humano" .

Ahora bien, es preciso tener en cuenta, advierte Juan Masiá en otro momento, que la ética, aunque esté fortalecida por motivaciones religiosas, conserva su autonomía. Esto es importente, porque disipa el error de creer que su papel es frenar cuando las ciencias y las tecnologías aceleran. Y a propósito de los últimos avances de la genética y las biotecnologías señala las actitudes propias de una ética cristiana:
1. La ética humana cristiana ha de saber admirarse ante los nuevos resultados de la ciencia y compartir con ella la satisfacción por sus logros.
2. Ha de sentirse agradecida, porque los descubrimientos científicos ayudan a conocer mejor la realidad y aplicar mejor los beneficios en favor de todos los seres vivientes.
3. La ética cristiana tiene la responsabilidad de apoyar positivamente la investigación para promover y mejorar la vida.
4. Coopera asimismo para que se aprovechen mejor las posibilidades terapéuticas de todo descubrimiento científico en favor de quienes viven ahora y de las futuras generaciones.
5. También tiene la respnsabilidad de que se elaboren regulaciones para proteger a la humanidad de cualquier desviación en el uso de esos descubrimientos, que pueda poner en peligro la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad.

Pero no sólo la ética, también el teólogo admira, agradece y comparte con el científico la satisfacción de conocer mejor la realidad de la vida. Es más, "el teólogo queda abierto a dejarse sorprender continuamente por la realidad, nunca perfectamente captada; queda, por consiguiente, dispuesto a seguir modificando sus paradigmas de pensamiento para interpretarla y seguir maravillándose ante nuevos horizontes y sensibilidades".

El verdadero teólogo ve bien cada descubrimiento que abre nuevas vetanas al conocimiento de la realidad de la vida y a su manejo para beneficio de la realidad misma, de la humanidad y de todos los vivientes. Se siente igualmente responsable de seguir investigando y aplicando el resultado de esa investigación para mejorar la vida, de acuerdo con el mensaje bíblico de "cuidad la tierra". Y apelará a la responsabilidad humana para poner la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de modo que ésta pueda dar "de sí" lo mejor de sí misma desde dentro de sí misma.

Se siente responsable tambián de sacar el mejor partido de los recursos biológicos e incrementar las posibilidades terapéuticas para bien de cada persona enferma y las generaciones futuras en el contexto del mensaje bíblico. Finalmente, frente al optimismo anterior, pone un contrapunto de realismo, sintiendo la responsabilidad de proteger a todos los vivientes de cualquier desviación que pueda darse en el uso de esos conocimientos y tecnologías .

A pesar de la pertinencia de todas estas observaciones ético-morales, nuestro mayor interlocutor en este trabajo, J. Ortega y Gasset, sigue confiando en el científico, como vemos a continucación. También la nueva época que ha inaugurado el Vaticano II en la Iglesia e igualmente su doctrina muy positiva sobre la ciencia es irreversible.

Ver: José Ortega y Gasser: Virtudes Púbicas o Laicas
Por Francisco García-Margallo Bazago

Los interesados en la adquisición del libro de J. Ortega y Gasset pueden llamar al tf. 91 534 27 65. o escribir a:
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