No criticaba a nadie!Y de muchos fue muy criticado.
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Amaba a todos A nadie dejaba indiferente De muchos era amado Y de no pocos calumniado.
A todos perdonaba Por todos no era perdonado. ¡Y hoy sigue amando y perdonando!
A cualquiera le ofrecía su esperanza Y muchos la tomaron Con todos misericordioso. ¡Hoy sigue siéndolo!
Nos dio de su pan. Y nos enseñó a ganárnoslo
¡Una causa invencible para Vivir nos mostró! Y Nos ofreció el Camino, la Verdad y la Vida ¡Y unos cuantos lo tomaron! ¡Ahora mismo sigue haciéndolo!
¡Nos enseñaste a ser humildes como tu madre lo fue! Cómo ella te enseñó Para que así Viviéramos en la Verdad Y fuéramos libres como tú lo fuiste ¡Para andar en la Verdad!
¡Si necesitabas un consejo, una palabra amiga! A cualquiera que quisiera se lo ofrecías.
¡Él, Te enseñaba a discernir! Mirando lo que tu corazón ansiaba. Para que los demás recogieran los frutos. ¡Todavía lo sigue haciendo!
¡No era de este mundo! Pero Vivió y amo más que ningún hombre ha vivido y amado en este mundo. ¡ Y Continúa!
¡Oraba, estando largos tiempos con su Padre, para no perder su espíritu! Se alegraba con Él ¡¡Qué conversaciones tenía!!
¡Siempre estaba en paz! Era La Paz y transmitía lo que salía de su corazón Para que nosotros lo hiciéramos nuestro.
¡No criticaba a nadie! Y de muchos fue muy criticado.
No era egoísta Ni comilón, ni borracho No era perezoso, ni avaricioso No fue egoísta, ni orgulloso, ni indiferente con el hombre, ni con las causas de la mujer. ¡Sigue siendo igual, no ha cambiado!
¡No le intereso los primeros puestos! ¡A nosotros nos interesa y mucho!
¡Vivió como pensó! Fue coherente en su vida. ¡Nada dejó a la improvisación! Incluso hasta la propia pasión y muerte.
¡Curaba a los enfermos! A los desconsolados les daba el consuelo.
¡Hacía reír a los que no reían! Hablar a los que no podían.
¡Vivir el perdón A todos los que lo necesitaban! Para que fueran misericordia Y bendición para sus hermanos.
Los humildes se le acercaban Los poderosos guardaban la distancia social.
¡Con la Hermana naturaleza respiraba Felicidad! Se recostaba debajo del gran árbol y descansaba como un niño.
¡Sabía acariciar a los animales, besar a las plantas Imitaba los sonidos de las aves, como solo un Ser espiritual sabe hacerlo!
¡Cuando tenía hambre, comía de los frutos de los árboles o de lo que recogían sus discípulos entre las gentes de la comarca!
¡Y a pesar de ser el Creador de todo lo que veo y de lo que no llego a ver, tú te haces pan, muy pequeño, para nosotros!