Tras la masiada la tamayada.

Pero son casos completamente distintos aunque coincidan las opiniones. Tamayo es un señor particular que opina sobre la Iglesia. Y en discordancia con la Iglesia. Aunque se valga de su pasado eclesial para vender su mercancía. No coincido con él pero respeto su posición y su modo de ganarse la vida. No compromete para nada a la Iglesia.

Masiá, sacerdote hasta el momento de la Iglesia y religioso jesuita sí la compromete. Y eso es lo que yo protesto.

De Tamayo sólo me fastidia una cosa. Y no es culpa suya. Su utilización, por supuesto que consentida y encantada, por sectores marginales de la Iglesia. Yo si Zerolo va a Chueca o Tamayo a El País no tengo nada que decir. Me indigna su presencia en Entrevías. Porque hasta que el cardenal diga otra cosa, aunque no sea parroquia ya, da la impresión de que parece, aunque quizá ya no lo sea, un templo católico. Y ¿si así es?, que pintan Zerolo y Tamayo?

Pero repito que él sólo se deja querer. Lo malo son los católicos, o los que se dicen tales, que le quieren.

Y no me refiero al afecto a la persona. Qué ese cabe siempre. Hablo del afecto a lo que esa persona defiende. Que no es eclesial.
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