Un libro homenaje a Fr. Manuel Uña con motivo de su 88 cumpleaños "La sonrisa que no olvidamos, gratitud a un sembrador". Mucho más que palabras bonitas
"Les comparto un artículo que escribió la sobrina de Fr. Manuel Uña, a modo de presentación del libro que le regalaron con motivo de su 88 cumpleaños"
"El libro está compuesto por los testimonios o escritos de 102 personas, conocidos suyos a lo largo de su vida personal y apostólica y lleva por título 'La sonrisa que no olvidamos. Gratitud a un sembrador'"
"Este libro está lleno de verdad. Es la verdad de una vida habitada, recorrida por un sentido vocacional" (Rosa María Martínez Uña)
"Una vida plena y auténtica siempre estimula e irradia más allá de lo previsto. Descubrimos a través de los ciento dos testimonios, que el Bien se propaga y está llamado a perdurar" (Rosa María Martínez Uña)
"Este libro está lleno de verdad. Es la verdad de una vida habitada, recorrida por un sentido vocacional" (Rosa María Martínez Uña)
"Una vida plena y auténtica siempre estimula e irradia más allá de lo previsto. Descubrimos a través de los ciento dos testimonios, que el Bien se propaga y está llamado a perdurar" (Rosa María Martínez Uña)
| Sor Indira González Shoda, S. de M.
Hace unos días, con motivo del aniversario de su ordenación sacerdotal, el Misionero Dominico Fr. Manuel Uña, nos compartía un sencillo artículo titulado: “La flor más bella que brota del alma: la gratitud”, con esa mirada lúcida de alguien que, en el atardecer de la vida, se toma tiempo para interiorizar, reflexionar y revivir. Se toma además el tiempo de ponerlo en palabras y sacarlas a la luz, venciendo seguramente alguna barrera de pudor.
Yo, que formo parte de esa historia, y muchas otras personas, sabemos que lo que cuenta es verdad, y que no hay nada más gratificante que llevar un tesoro en el corazón y compartirlo, con sencillez. Porque no es lo que se dice o se escribe, son los hechos, los que dan fiabilidad y peso a las palabras, y llenan de consistencia las vidas.
Este texto, evocador de una historia que también es la mía, la nuestra, porque la historia familiar se escribe siempre en plural, lo hemos sentido como un soplo de aire fresco y vitalizante. Más allá de los contextos históricos, sobre los que muchas veces parece imposible influir, existen las historias personales sobre la que siempre se ejerce una influencia directa. Es ahí donde cada persona puede dejar su impronta, huellas de vida que no van a perderse y que incluso pueden dar frutos abundantes.
"Creo en la relevancia de las personas, en la influencia beneficiosa del entorno humano … por agradecimiento hacia uno y hacia otros, nació nuestro libro homenaje a Fr. Manuel en su 88 cumpleaños"
Creo en la relevancia de las personas, en la influencia beneficiosa del entorno humano para motivar, alentar, sostener, dar luz y espolear todo aquello que puja por germinar, así sea entre luces y sombras. Por eso, una y otra vez vuelvo la mirada sobre aquello y aquellos que han pasado por la vida dejando algo más bueno que lo que encontraron. Por eso, por agradecimiento hacia uno y hacia otros, nació nuestro libro homenaje a Fr. Manuel en su 88 cumpleaños; su título es evocador: “La sonrisa que no olvidamos. Gratitud a un sembrador”. Al igual que pasa con su último escrito, resultó mucho más que un conjunto de palabras bonitas plasmadas sobre papel.
La experiencia de “encontrarnos” en un libro es algo bello, porque los libros casi siempre son casas para la vida, y más cuando las palabras emergen del deseo de ser testimonio, agradecimiento y homenaje. Nuestro objetivo quedó más que cumplido, al presentarnos ante el homenajeado con un regalo que está llamado a perdurar en su corazón y a ser un buen estímulo para su memoria, si algún día llega a flaquearle. En él se ha encontrado con personas que han pasado por su vida desde los inicios, amigos y familiares que recuerdan sus primeros años en el pueblo que lo vio nacer, también personas de distinta edad y condición que ha seguido encontrando a través de sus largos años de misión, allá por Almería, Sevilla, Córdoba, Candelaria, y por supuesto Cuba, su amada Cuba, que ha sido el punto final a su etapa por el mundo. La Virgen del Camino, León ha pasado a ser la nueva residencia. De regreso a las tierras de su infancia, como un simbólico círculo que representa su ciclo vital completado.
"Este libro está lleno de verdad. Es la verdad de una vida habitada, recorrida por un sentido vocacional"
Este libro está lleno de verdad. Es la verdad de una vida habitada, recorrida por un sentido vocacional. La llamada inicial a la vocación dominica, ha quedado jalonada de pasos, encuentros, decisiones, acontecimientos y, de un modo particular de ser y de hacer, que palpablemente se refleja en los diversos testimonios. Página tras página, encontramos una coherencia que nos estimula y motiva a ser más y a ser mejores.
Este libro está lleno de agradecimiento. Testimonio tras testimonio, se diga de forma explícita o no, encontramos gratitud ante tanto bien recibido y compartido. Hay una mirada agradecida sobre la persona que ha puesto su vida al servicio del Bien y la Verdad. Pero, a su vez, es evidente el perdurable agradecimiento de Fr. Manuel hacia todos aquellos que durante años le han ayudado a ser más humano. Es una vuelta sobre la propia historia, para descubrir cuanto de bueno logramos, gracias a las personas que entrelazan sus vidas a la nuestra.
"Este libro está lleno de agradecimiento. Testimonio tras testimonio, se diga de forma explícita o no, encontramos gratitud ante tanto bien recibido y compartido"
Es un libro lleno de vida. Porque en cada párrafo se habla de lo vivido, lo compartido, lo amado, lo que ha dejado huella y está llamado a germinar. Nos conmueven los testimonios de todos, la vida es vida buena cuando se comparte y se reparte; somos conscientes que gracias a la motivación, al compartir o al acompañar, muchas personas son llamadas a poner su dones a favor del Bien Común. Es significativo el número de jóvenes que han aportado sus testimonios, ellos son la mejor promesa de futuro.
Es una invitación a caminar con talante y con talento. Porque como tantas veces le hemos escuchado a Fr. Manuel, “Hacer es la mejor manera de decir”, y apenas sin darnos cuenta, esta frase se nos ha quedado impregnada también en nuestra manera de afrontar cada día.
Una vida plena y auténtica siempre estimula e irradia más allá de lo previsto. Descubrimos a través de los ciento dos testimonios, que el Bien se propaga y está llamado a perdurar.
Al hojear las páginas de este libro constatamos cómo un ser humano, cuando vive desde la propia verdad, es capaz de traspasar las barreras de la edad, de la condición social, de las ideologías, para lograr una sinergia de encuentro y comunión. Es ese sentimiento de humanidad genuina, el que nos invita a descubrirnos a nosotros mismos y a los otros, como un bien preciado.
Aunque fueran solo palabras bonitas, ya la alegría del regalo merecía la pena. Pero, la presencia de este sembrador fiel que ha llenado sus años de vida no podía quedarse solamente en palabras. Su forma de ser y de hacer nos estimula a seguir caminando, al paso posible de cada día, cada uno en nuestra realidad y en nuestro entorno.
No todos vibramos ante las mismas realidades. Pero no es menos cierto que, cada uno somos responsables de aquello que llena de vida nuestro corazón, y que debemos velar y trabajar para que nada se pierda. Soñar con un mundo mejor es hermoso, sin embargo, lo es mucho más, diseñar pequeñas vías que posibiliten la sinapsis positiva entre los humanos.
Gracias, Fr. Manuel, por darnos esta oportunidad y por ver reflejado en tu vida que vale la pena caminar años arriba, apoyado no solo en el bastón de caña de bambú, sino en todo lo bello que Dios, y las personas, han sembrado en tu corazón.
Rosa María Martínez Uña