Misionero capuchino entre los waorani, en la Amazonía ecuatoriana Charly Azcona: "El Sínodo nos ayuda a volver otra vez a lo esencial de la misión"
“Siempre me ha llamado mucho la atención el tema de las injusticias, de la corrupción y todo lo relacionado con los derechos humanos”
"Son todas esas cosas que a uno le ayudan a valorar a los otros, a ver que uno no tiene muchas verdades, sino que hay muchas personas que le enseñan a uno el camino del Evangelio"
"(Monseñor Labaka) decía que tenemos que desnudarnos de todo para descubrir con ellos las semillas del Verbo, al Cristo inédito que estaba con ellos, que era muy importante escucharles, respetarles y realmente amarles tal cual son"
"(Monseñor Labaka) decía que tenemos que desnudarnos de todo para descubrir con ellos las semillas del Verbo, al Cristo inédito que estaba con ellos, que era muy importante escucharles, respetarles y realmente amarles tal cual son"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En su tierra natal le toco vivir toda la fuerte religiosidad de España y después, durante su juventud, todo el cambio político y los años de la transición. El misionero reconoce que “siempre me ha llamado mucho la atención el tema de las injusticias, de la corrupción y todo lo relacionado con los derechos humanos”, algo que ha marcado su trabajo como misionero. Junto con eso, a nivel de Iglesia, se ha involucrado en toda la renovación de la vida religiosa, participando en algunas fraternidades de inserción, siempre con esa ilusión de vivir el Evangelio.
Últimamente ha estado trabajando con los indígenas, primero con kichwas y después con los waorani, que son de reciente contacto, de hace más o menos 30 años. En los últimos días, han sido noticia porque han ganado un pleito al gobierno ecuatoriano, que se ha visto obligado a respetar sus tierras, amenazadas por la contaminación del petróleo, una lucha que el Padre Charly ha asumido como propia, luchando por la erradicación de los mecheros de petróleo y todo el tema de la minería.
Lo importante es acompañar, encarnarse, que los propios pueblos sean los protagonistas, insiste el capuchino, poniendo como ejemplo a su hermano de congregación Monseñor Labaka, alguien que se convirtió con los waorani, afirmando que “tenemos que desnudarnos de todo para descubrir con ellos las semillas del Verbo”.
En Ecuador he aprendido, primero, porque uno viene con toda la ilusión de cambiar el mundo, he aprendido que nada de cambiar el mundo, he aprendido un poco a cambiar yo mismo y ver que uno es el que tiene que cambiar, he aprendido a ser más tolerante y los indígenas me han cambiado. Recuerdo que al principio, recién venido, un indígena en la Sierra me dijo, hermano, a Cristo se le sigue despacio.
Son todas esas cosas que a uno le ayudan a valorar a los otros, a ver que uno no tiene muchas verdades, sino que hay muchas personas que le enseñan a uno el camino del Evangelio. He aprendido que Dios es el dueño y uno es un simple colaborador. También, después de muchos golpes, uno aprende que tiene que vivir lo que le toca vivir.
Has hablado de defensa de la Amazonía y uno de los temas del Sínodo para la Amazonía es nuevos caminos para una ecología integral, ¿cuáles son las problemáticas y desafíos que la Amazonía ecuatoriana presenta al Sínodo, a la Iglesia y a la sociedad?
El primer desafío que plantea toda esta realidad tan fuerte de explotación, de saqueo, de contaminación, de no cumplir la consulta previa, de no cumplir lo que la Constitución dice, que tienen que respetar un ambiente sano, la salud de las personas, todo eso. Ahí hay un tema que las ganancias están por encima de las personas, de las comunidades, y eso es lo más grave. El Papa nos ha invitado a que luchemos por todos estos pueblos y luchemos también por los pueblos no contactados, que dice que son los vulnerables entre los vulnerables.
Ahí hay un tema que es muy fuerte, que tenemos unos niveles de cáncer muy altos, en los lugares donde ha estado el petróleo, donde están los mecheros, está muriendo mucha gente con cáncer, y ese es un tema que nos queda. Cuando se explote todo, lo único que va a quedar es enfermedad, cultivos contaminados y una tierra que va a quedar devastada. Otro tema es el de las familias de las comunidades, todo el tema cultural, en estos años se ha hecho un desarrollo desde fuera de las comunidades que dicen que ese desarrollo no va con ellos, no les sirve.
Se trata de pensar en un desarrollo desde las mismas comunidades, donde los pueblos indígenas sean los sujetos, los actores. Como Iglesia también tenemos un desafío que es el de la encarnación, de aprender las lenguas, de acompañar a la gente, de estar ahí, un poquito, en todos estos problemas.
¿Cómo conseguir meter en la cabeza de los misioneros y del clero local esas actitudes que desgraciadamente se ve que todavía no están siendo muy asumidas?
Recuerdo que los primeros misioneros, lo primero era el aprender la lengua, recuperar todos los mitos, todos los símbolos culturales, hicieron incluso las gramáticas. Creo que tenemos una tradición muy grande de que todo este camino se ha hecho. Quizás en estos últimos años no hemos venido con todo ese espíritu de aprender las lenguas y creo que tenemos una tradición muy grande de liberación, de lucha por la vida y por la dignidad, y también de todo lo cultural. Yo creo que ahí las raíces están, aunque nos hace falta darle continuidad a todas las celebraciones, a todo el tema cultural que ha estado tan fuerte.
Quizás los misioneros que nos pide el Papa, porque tenemos la tradición, tenemos muchos ejemplos de que los misioneros dedicaron toda la vida a la defensa de la vida, de todos los temas culturales y a la encarnación del Evangelio en esas culturas. En este momento nos toca un poco hacer una revisión y enfatizar lo que ya estaba.
Uno de esos ejemplos, de alguien que realmente se encarnó fue Monseñor Labaka, que llegó a dar la vida por la Amazonía. ¿Qué es lo que él representa para ti como capuchino y como alguien que continúa su misión en la Amazonía ecuatoriana?
Para mí significa una persona que se fascinó por el pueblo waorani y él realmente tuvo esa conversión, porque él, antes del concilio, tenía una mentalidad quizás de llevar el Evangelio, y él dice que los waorani le renovaron su vocación misionera, decía que tenemos que desnudarnos de todo para descubrir con ellos las semillas del Verbo, al Cristo inédito que estaba con ellos, que era muy importante escucharles, respetarles y realmente amarles tal cual son, porque ellos tenían ese Antiguo Testamento que les iba a llevar a Cristo.
Más que llevar la Biblia, más que llevar el Evangelio, él decía siempre que teníamos que ir desnudos para descubrir con ellos el Evangelio, a Jesucristo. Luego toda la entregue que él tuvo, la forma de misionar, de entregar la vida, es un ejemplo y un legado de un espíritu misionero que para mí siempre es un cuestionamiento. Yo, cuando paso el Río Napo y voy a entrar a las comunidades, me recuerdo de Alejandro, que él tuvo el coraje de desnudarse de toda su cultura, de desnudarse físicamente, y vestirse a lo awá y encarnarse en ese pueblo, y siempre es un prototipo que nos cuestiona la vida y que nos dice un poco como tiene que ser nuestro acercamiento a estos pueblos y como tiene que ser nuestra postura.
Creo que esa parte de humildad, de desnudarse, de dejar mucho de nuestra cultura e ir en este sentido humilde, a aprender, a compartir con ellos, a amarles tal cual son y ahí descubrir ese Cristo inédito, es un tesoro como muy grande. A veces nos cuesta, aunque uno ha leído, pero siempre hay que estar constantemente en ese volver a lo que es esencial.
Escuchar, estar dispuestos a aprender, es una actitud en la que está insistiendo mucho el Papa Francisco, sobre todo en vista del Sínodo para la Amazonía. ¿Realmente se está llevando a cabo ese proceso en la base, en las comunidades, en medio de los pueblos indígenas?
Ese siempre es un reto que tenemos. Creo que hay misioneros que lo han hecho, que lo siguen haciendo, y otros, toda esta parte del Sínodo nos está colocando en una situación donde el espíritu se nos está manifestando. Más allá de la debilidad que podamos tener, hay una oferta del Espíritu que ha empezado un proceso, que ya estaba, pero estaba quizás un poco dormido, un poco olvidado, y yo creo que ese proceso es algo muy grande que el Espíritu nos está moviendo, y después de este Sínodo se ha comenzado un proceso.
Para mí no es tanto el Sínodo, sino lo que está generando, lo que ya se ha comenzado con todas las asambleas pre-sinodales en todos los vicariatos. Creo que esa puesta en marcha, ese volver otra vez a lo esencial de la misión, eso algo como muy importante. Yo creo que tenemos muchos misioneros que son un ejemplo, son como una luz, e ir por ahí. Tenemos que continuar en este proceso que el Papa nos está marcando, pero que muchos misioneros lo han vivido, nos han dejado ese legado. Vinieron a estas tierras, se enamoraron de la gente y dieron la vida por estos pueblos. Ese ejemplo, para nosotros, está vivo y es algo que nosotros también tenemos que aprender.
¿Cuál es el mensaje que nos comunica la Amazonía y sus pueblos?
Quisiera compartir este Dios de la Amazonía, que realmente, más allá de toda esta corrupción, contaminación, saqueo, todos estos problemas que tenemos, hay un Dios que vive en la Amazonía, en los pueblos y que es una fuerza muy grande. Creo que este Dios es el que nos va a ayudar a construir esta familia entre todos los pueblos y a respetar la Amazonía, las culturas. Este Dios está vivo, lo sentimos muy vivo en esta Amazonía y es el que va a dar la alegría y la felicidad a tantas personas, y ojalá, desde aquí se pueda aportar al mundo un cambio en la manera de vivir, del sistema económico, y comenzar a construir este Reino en la fraternidad de todos los pueblos.
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